La mujer de 76 años que se volvió un semáforo humano en San Salvador

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Se pasea entre buses, humo y bocinas de carros. Su valentía es inquebrantable. Foto/Marielos Flores

El ideario de una buena vejez es descansar y disfrutar de la pensión que con tanto esfuerzo se acumuló por años. Esta historia desbarata ese ideario. GatoEncerrado le comparte el estilo de vida de una mujer de 76 años que ha evitado más accidentes que cualquier dispositivo electrónico puesto por el Gobierno en las calles de San Salvador, donde se tiene un censo  promedio de 349,934 vehículos según el Viceministerio de Transporte (VMT). Esta crónica es parte del especial “Yo también aporto”, por enero, mes de la Tercera Edad.


Por Marielos Flores

La cruz calle de la 10 Avenida Norte y 11 Calle Oriente en las cercanías de la Alcaldía de San Salvador, no da abasto no solo para la cantidad de vehículos que pasan antes de las seis de la mañana, sino también para la voluntad de acero y el corazón de oro de un auténtico ángel vial. Aún el sol no estaba dispuesto a salir, el reloj apenas marcaba las 5:45 de la mañana, el día amaneció un poco nublado, sin querer mostrar su luz. Para muchos aún esta hora es demasiado temprano para levantarse e iniciar su rutina cotidiana, para otros ya es muy tarde.

Sobre la intersección de ambas calles en el centro de San Salvador, se observa a paso lento en su caminar a la niña “Tila”, conocida popularmente en la zona. Una mujer de baja estatura, de piel blanca, cabellera larga y a la vista sus canas que la identifican como una adulta mayor, vestida con un chaleco color anaranjado, con una gorra sobre su cabeza; además lleva consigo una señal de tránsito y un silbato que cuelga sobre su cuello. Los años ya pesan, su columna lo confirma.

Tiene 76 años de edad, llamada María Bertila Menjívar de Pérez, originaria del departamento de Chalatenango, al norte salvadoreño, y que actualmente reside en San Salvador, específicamente a unas cuadras de donde ella por voluntad propia, da vía y el paso a muchos automovilistas que transitan sobre esta artería de la capital salvadoreña.

Comenta la niña Tila que sus inicios fueron cuando ella hacía desayunos y salía a entregarlos a un motel cerca de la zona, y siempre tenía que circular por esa arteria; lo que observaba a menudo era que los conductores manejaban a excesiva velocidad y no respetaban la señal de alto que se encuentra sobre intersección. Menciona que un día venía de entregar los desayunos que habitualmente le encargaban, y observó que un vehículo venía muy rápido, ella comenzó a hacerles el alto a los otros conductores para que no pasara un accidente en el lugar, y luego dio el paso para que continuaran circulando los vehículos.

—Un señor me regaló dos señales de tránsito que decían ALTO, para que todo fuera más vistoso y que respetaran los motoristas cuando les pusiera  la señal, pero una de ellas me la pasaron llevando y la otra que tenía, un hombre que iba en un pick up me la arrebató de las manos, incluso una vez me bañaron toda de lejía, pero todo eso no fue motivo para no dejar de dar mi ayuda a otras personas, yo insistí y dije un día que de ahí nadie me iba a quitar, y hasta la fecha aún sigo ahí ayudando con lo poco que se  puede —, comenta la niña Tila.

Menciona que han transcurrido hasta la fecha 12 años de poder brindar su ayuda a muchos conductores, tanto de vehículos particulares, como del transporte colectivo, además algunos conductores les agradecen por dar su tiempo y estar desde tempranas horas; algunos lo hacen retribuyéndole con algunas monedas para su desayuno, esto como agradecimiento  por estar desempeñando la labor que debería de ejecutar un agente de tránsito de la Policía Nacional Civil, y no una adulta mayor. Pero al mismo tiempo hay personas que como dice la niña Tila, “no entienden eso”,  y algunos no colaboran ni ponen de su parte para evitar un accidente.

Según datos del Viceministerio de Transporte (VMT), un promedio de 42 mil vehículos circulan en la alameda Juan Pablo II, una de las arterioas principales que alimenta de flujo vehicular la cruz calle donde trabaja la niña Tila. El VMT afirma que al menos para el año 2014, 349,934 vehículos están censados en el departamento de San Salvador, es decir, el 42 % del parque vehicular nacional corresponde a este departamento.

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Uno de las pocas ocasiones que la Policía de Tránsito ha estado junto a Niña Tila, ha sido en este pequeño accidente. Foto/Marielos Flores.

—Actualmente vivo con mi esposo, ya llevamos 40 años de matrimonio, de ello tenemos dos hijos, una vez, cuando inicié a dar vía, mi esposo llegó,  me  haló  del brazo y me dijo “tome estos 20 pesos y vámonos para la casa”, la gente se me quedaba viendo que él me traía halada, porque a él no le gustaba que me estuviera exponiendo a que algo me pasara. Ahora ya se acostumbró y respeta lo que me gusta hacer; que gracias a Dios hasta la fecha no me  ha pasado nada—, expresa la niña Tila.

Comenta que conoció a su esposo a los 35 años de edad, — recuerdo que él iba bajando la rampa de ANTEL y yo me detuve, en ese momento comenzó la caballerosidad y me dijo “pase”, yo le respondí “pase usted”, y él me dijo nuevamente “pase usted”, jamás lo había visto, pero fue un golpe tan agradable—, expresa sonriendo con una mirada que irradia tanta alegría al contarlo. Menciona que ella continuó con su camino, tomó un bus de la ruta 11 y él se subió a su motocicleta y siguió el bus,  la siguió para averiguar dónde vivía, llegó a la colonia y le preguntó a una vecina que si sabía a dónde vivía una muchacha que llevaba unas bolsas, —entonces yo escuché el sonido de una motocicleta que se estacionó fuera de la casa y él me dijo “ya ve que no me perdió de vista”—, dice la niña Tila.

Niña Tila es una ama de casa, que además de ver por los quehaceres de su hogar, también se dedica a lavar y a planchar ropa a personas que viven cerca de la zona o que lleguen de otros lugares, y así es como se gana un poco de dinero para pagar el alquiler de donde vive.

Ella inicia su rutina levantándose a las 3:50 de la mañana todos los días, y sale de su casa a la 5:50 am a dar vía a la intersección de la 10 Avenida Norte y 11 Calle Oriente de San Salvador, en las cercanías de la Alcaldía Municipal de esta capital, y termina de hacer su labor social hasta las 8:00 a 8:30 am, luego se dirige a su casa a descansar, y su esposo ya le tiene preparado su desayuno, ve su novela favorita, luego sale de su casa a entregar ropa que ha lavado y planchado, cuando regresa comienza a lavar tanto ropa y posteriormente a las 11:30 inicia a preparar el almuerzo.

Niña Tila realiza la labor de brindar vía de lunes a sábado, siempre en ese horario a menos que tenga que asistir a algún chequeo médico o que tenga alguna consulta. Ella menciona que por una caída que tuvo, se encuentra en control con un especialista, y que tiene un problema del corazón con el cual se encuentra bajo cuidado médico, y toma su medicamento.

Ella es un ejemplo de vida, es una adulta mayor que tiene un carisma único, es querida y tiene el respeto de muchas personas por demostrar el altruismo hacia el prójimo sin esperar nada a cambio. La niña Tila lo único que desea es que no haya accidentes en la zona donde reside actualmente; expresa que desea que el Todopoderoso que le dé muchos años más vida y energía para poder ayudar a los demás sin importar lo que otros piensen.

Por decreto Legislativo en El Salvador, ha sido declarado enero de cada año, el Mes de la Tercera Edad. Gato Encerrado le presentará una serie de crónicas de personas de este sector social que pese a su edad, demuestra la voluntad y la fuerza para aportar su sabiduría y sus sueños para un mejor país.

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