Las parteras de Suchitoto que no quieren quedar en el olvido

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Treinta mujeres dedicadas por más de 30 años a atender partos en casas, se han organizado y buscan mantener la confianza de sus clientas en el trabajo ad honorem que realizan, y ganarse el respeto del Ministerio de Salud quien pese a haberlas capacitado, no recomiendan su trabajo en un municipio cuyo Hospital Nacional queda lejos de algunas comunidades de escasos recursos, y quienes prefieren el buen trato de las parteras.


Por Clanci Rosa

Suchitoto, a 44 kilómetros al norte de San Salvador, en el departamento de Cuscatlán, es un lugar de calles empedradas y casas con estilo colonial. Este municipio, uno de los más atractivos para visitar en El Salvador, esconde una realidad en relación a las sabias mujeres que con conocimiento ancestral y la experiencia de las más artesanales y caseras estrategias, son buscadas por las mujeres embarazadas para dar a luz. Las 84 comunidades rurales alejadas del Hospital Nacional de Suchitoto, no tienen más recurso que acudir a “Las parteras de Suchitoto”.

—Yo empecé a atender partos a los 20 años. Lo hice por la necesidad que había. Nadie me enseñó. No lo hice por que pudiera o quisiera hacerlo, sino porque las mujeres necesitaban alguien que les ayudara a tener sus hijos. Eso fue en 1984. No nos encontrábamos en El Salvador; estábamos en un refugio por la guerra—, afirma Patricia (seudónimo), quien pertenece a la Asociación de Parteras “Rosa Andrade”.

Patricia es una mujer de campo de duras facciones, voz firme y de temperamento fuerte. Así cuenta cómo inició en la labor de atender partos, y ahora forma parte de las 30 mujeres que crearon la Asociación de Parteras de Suchitoto.  —El primer cordón umbilical que corté sin tener capacitación de nada, fue el del hijo de una amiga que dio a luz. Así es como iniciamos todas, sin tener conocimientos, pero después la gente se fue dando cuenta de nuestro trabajo y nos empezaron a buscar—, recuerda Patricia.

Los conocimientos que estas mujeres tenían sobre la atención de un parte únicamente venían de las experiencia, de la práctica, no contaban con ninguna base teórica. —Atendíamos partos sin saber los signos de riesgos de un embarazo, pero a pesar de eso no he tenido ninguna mala experiencia donde se haya muerto el bebe o la madre; tampoco he atendido un parto donde esté en mala posición el bebé, gracias a Dios todo ha salido bien—.

Trabajan en las comunidades, ahí, en las casas, en los cuartos de las mujeres que están a punto de dar a luz. Ellas incluso están desde mucho antes cuando la mujer decide dar a luz con su ayuda. Recomiendan alimentos, brebajes, y realizan todo un control prenatal.

Aunque sus inicios se fundamentaron en la práctica, posteriormente en 1994 fueron capacitadas por el Fondo de Socorro Médico Internacional en coordinación con el Ministerio de Salud (Minsal) —Vinieron enfermeras parteras tituladas, fueron a las comunidades a buscar personas que les gustara ese trabajo, o que fueran promotoras de salud voluntarias, así fue como encontraron 45 mujeres de diferentes lugares de Suchitoto, hablaron con las Asociaciones de Desarrollo Comunitario (ADESCOS), porque estas mujeres debían tener reconocimientos por las comunidades , ser liderezas—, cuenta doña Patricia , quien también fue capacitada .

Para probar los conocimientos adquiridos, las enviaron a atender tres partos bajo supervisión médica en hospitales, como el de Cojutepeque y el de Suchitoto —Pasamos la prueba, demostramos que podíamos la teoría y la práctica,así es como el Ministerios de Salud nos dio un carné , pero en esos tiempos se atendían muchos partos, pues no habían promotores, Ecos de Salud, ni Unidades de Salud aquí en Suchi , solo el hospital y no daba abasto, hoy las cosas han cambiado—, enfatizó Patricia.

De las 45 mujeres que fueron capacitadas hoy en día solo hay 30. Los motivos, explican, se debe a que muchas de ellas decidieron buscar un empleo donde ganaran dinero, pues ser partera es un trabajo totalmente voluntario, depende únicamente de la contribución de las personas a las que le prestan servicios. De estas 30, solo dos reciben un incentivo económico, son las que trabajan a tiempo completo.

De acuerdo a un informe de labores de 2012 del Ministerio de Salud, el número de partos atendidos por las parteras en El Salvador pasó de 12.8 en 2005 a 1.0 en 2011, en mujeres de 10 a 49 años.

Doña “Berta” nombre ficticio , también es partera miembro de esta asociación, y al igual que Patricia, comparte el mismo recorrido, —En la época que nosotras empezamos no había nada, ni doctores , ni enfermeras ni nada, solo nosotras para este trabajo, pero hoy en día lo que vale es lo “tiorico”(teórico), solo llenar papeles y papeles, y lo práctico no, por eso lado estamos mal, pero hay muchas mujeres que lo necesitan; hay quienes dicen “yo no voy al hospital, mejor lo tengo en la casa” porque las maltratan. Hay promotores que van a las comunidades pero haya en dionde , en cambio nosotras siempre hacemos una visita mensual a la comunidad—.

Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), cada minuto una mujer muere a consecuencia del parto o de complicaciones del embarazo, es decir, 529,000 mujeres mueren cada año, casi todas en países en desarrollo como El Salvador.

En todo el mundo, casi dos terceras partes de las defunciones derivadas de la maternidad se deben a cinco causas directas: hemorragia, retención de la placenta, eclampsia (hipertensión inducida por el embarazo), sepsis y complicaciones de un aborto realizado en malas condiciones.

Con mucha tristeza doña Berta lamenta que hoy en día no se reconozca su labor  —Hay tal vez promotores que les dicen a las mujeres: “no vayan adonde las parteras , que esto y lo otro”, entonces uno quiérase o no, se siente mal; más una que somos las más viejas, duele, después que solo nosotras hemos hecho ese trabajo durante tantísimos años sin ganar un cinco, desvelándonos noche tras noche porque una primeriza, no es que cuando ya le empiecen los dolores ya va a ser, hay que estar con ella, desvelándose, por eso ese rechazo hoy  duele, la verdad duele y mucho—, explica con una expresión muy triste en su rostro de 80 años.

Aunque estas mujeres han prestado servicio a la vida desde 1994, ningún gobierno les ha reconocido económicamente; aun en la actualidad, esta asociación no cuenta con ningún apoyo gubernamental, funcionan con ayuda de organizaciones extranjeras.

Otra área que atienden en esta asociación es la educación sexual y reproductiva. Ellas asesoran a las jóvenes para cuidarse de un embarazo, pues consideran que hoy en día es mejor que una niña de 15 años planifique, a que salga embarazado, aunque claro, insisten en que lo mejor es la abstención.

En esta área no todas las mujeres de la asociación trabajan, pues muchas por su religión no lo ven bien, aseguran que ese no es motivo para molestarse, todas respetan las creencias de cada una.

El trabajo de las parteras no puede ocultarse, muchos de las generaciones pasadas, en décadas anteriores, fueron atendidos por una partera. —A veces cuando voy por la calle y miro esa juventud pienso a esos jóvenes que yo los ayudé a nacer, algunos ya son padres y yo los he visto nacer , me admiro, porque desde e 1992 que atiendo partos aquí , estos ya son hombres y señoritas—, describe esa sensación doña Berta, quien originalmente es de Cabañas, pero por la guerra, terminó viviendo en Suchitoto.

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Parte de la Asociación de Parteras de Suchitoto, con el entonces candidato presidencial, y actual presidente de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén. Foto/Flikr de Salvador Sánchez Cerén

 

Fertilidad de la mujer ha disminuido

En los años 80 y 90´s los partos se daban en un gran número, una de las razones es el hecho de que los métodos de planificación familiar no eran tan comunes o conocidos. Acudir a una partera era lo más normal. Antes una mujer tenía hasta 15 o 20 hijos, incluso más; ahora es menos, así lo afirman los datos del Fondo de Población que detalla que la fecundidad de las salvadoreñas ha bajado hasta 2005 a un 2.4 cuando en años anteriores a estado en 6.3.

Estos números han minimizado el trabajo de las parteras, pero también han influido otros factores explica doña Patricia. —Cuando nosotras iniciamos era una gran demanda, hasta para sobar nos buscaban, pero hoy con las políticas del Gobierno y Objetivos del Milenio, quieren partos institucionales, ven sin importancia a las parteras; no todas las gentes pero la mayoría de la gente que tiene su título, ve de menos a las parteras, la ven como una palabra indígena, nos ven como mujeres de rincones que no tenemos conocimientos—.

Y argumenta: —Nosotras que tenemos la experticia como de 20 años, sabemos que un parto sin riesgo es un parto natural, pero sabemos también que hay partos de riesgo, ahora que ya conocemos la teoría. Aún así, ni los partos sin riesgo quieren que atendamos—.

Sin embargo, doña Patricia dice que hay ocasiones en que la partera atiende a la mujer, pero al complicarse el parto corre al hospital. —Nosotras sabemos cuándo un niño viene en mala posición; con solo tocar ya lo sabemos, y sugerimos que vayan al hospital—, dice Patricia.

Situación diferente pasa con la gente a la que atienden, ya que se muestran muy agradecidas, pues la mayoría son de escasos recursos; ir aun hospital implica un gasto sobre todo de transporte pues las comunidades son muy retiradas, y entonces lo más cercano es una partera que realiza su trabajo ad honorem.

—Nosotras hemos servido hasta de psicólogas no profesionales, pero si como mujeres sufridas que somos también, muchas mujeres en su primer parto no han tenido ni desgarre, porque les hemos puesto lienzos de agua tibia, las hemos cuidado hasta reponerse, entonces esta gente ve ese trabajo con mucho beneficio, que es nuestra satisfacción—, aseguró doña Patricia.

Empero, persiste el miedo a atender un parto por el temor de que algo salga mal y sean procesadas judicialmente —Tenemos miedo, yo personalmente tengo miedo no porque no lo pueda hacer en un caso de emergencia, pero con tantas normas que el gobierno ha puesto, a una ya le da miedo—, indicó Patricia.

La desnaturalización del parto.

—La mayoría de veces las cesarías son innecesarias— considera Patricia, y añade: —Dura lo más una hora, si es complicada, pero un parto no. A la fuerza no se hace que un bebé salga, tiene su término, usted verá hasta la segunda etapa del parto, va a ver cómo va y entonces va a decirle a la mujer: sí, ahora si es tiempo de que pujemos y lo expulsemos—.

—Si se cuida a las mujeres desde el momento que se inician las labores de parto, se les trata como seres humanos, diciéndoles que no se preocupen que es normal, no diciéndole que cuando lo estaba haciendo no decía nada, como nos han contado que dicen en algunos hospitales, las mujeres vuelven su cuerpo frágil, los músculos se ponen suaves todo es más fácil, poniendo lienzos de agua fría, animándolas, el cuerpo naturalmente llega a su punto y todo se da como debe ser—.

Dice además que en los hospitales hacen una cesaría para “irse a costar más temprano”, —El medico se va temprano y la enfermera se queda viendo a la mujer.  Con la partera no pasa eso, se respeta el tiempo, siempre que el embarazo no represente riesgos—, dice.

Como asociación han logrado obtener los materiales necesarios para atender un parto. —La gente que nos capacitó nos dio algunos implementos y con gestiones tenemos tensiómetro, estetoscopio, perilla para succionar flema del bebé, tenemos pinzas, tijeras, olla de esterilización, todo para eso—, indicó doña Patricia.

En Suchitoto, la Asociación de Parteras esta ubicada en la Casa de la Salud. En este espacio ellas dan una cuota cada mes, pues tienen una pequeña oficina. —Aquí venimos solo a sacar la papelería, nuestro trabajo es del campo, visitamos 400 comunidades una vez por mes donde tenemos mujer capacitada—, explica Patricia.

Sus reuniones se llevan a cabo el primer miércoles del mes, desde 1994. Si hay necesidad de cambiarla lo hace en sesión, pues las distancias son grandes entre comunidades para avisar de un cambio y no todas cuentan con un teléfono celular. Su estructura organizativa consta de una directiva de la Asociación y tres coordinadoras, de éstas, dos son de campo.

Por casualidad ¿Su nacimiento no lo atendió una partera?

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