Los 86 años de la masacre del 32

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Desde temprano, mujeres preparaban la sopa de chilayo, un ancestral caldo, picante, con verduras y carne. Unas jóvenes preparaban los comales de barro para hacer tortillas, otros repartían en un cántaro de barro “chicha”.  Sonidos de pito, tambor, caracol, y chilindrón


Por Tania Primavera

Con una nutrida asistencia se realizó la conmemoración del 86 aniversario de la insurrección indígena y campesina, acto denominado “Genocidio 1932: Ama en el corazón de Los Izalcos”, evento realizado el pasado 27 de enero en Los Llanitos, en Izalco. Contó con la exposición “Memoria de Los Izalcos” del Museo de la Palabra y la Imagen, y participación de las comunidades de diferentes regiones del país.

Desde temprano, mujeres preparaban la sopa de chilayo, un ancestral caldo, picante, con verduras y carne. Unas jóvenes preparaban los comales de barro para hacer tortillas, otros repartían en un cántaro de barro “chicha”.  Sonidos de pito, tambor, caracol, y chilindrón.

El acto inició al amanecer con la ceremonia del fuego sagrado en Los Llanitos, un espacio ubicado al costado de la iglesia La Asunción, donde existen vestigios en ruinas la iglesia colonial  destruida por terremotos ocurridos. En ese lugar, se encuentra una fosa común con los restos de personas que murieron a consecuencia de la represión gubernamental de 1932.

Juliana Ama, sobrina de Feliciano Ama, y organizadora del evento, realizó las presentaciones de las ponencias del antropólogo Carlos Lara Martínez; de la Procuradora para la Defensa de los Derechos Humanos Raquel Caballero; y Carlos Henríquez Consalvi, director del Museo de la Palabra y la Imagen, quien abordó los esfuerzos que lleva a cabo el MUPI para promover la identidad y la memoria, a través publicaciones, audiovisuales, charlas y exposiciones, como el Juego Didáctico Los Izalcos, además el documental “1932, Cicatriz de la Memoria”.

Se leyó poesía, participaron los danzantes del sol, acompañados con música. Y al final, un grupo de estudiantes de Guazapa representó la obra de teatro “Balsamera” capítulo del libro “Catleya Luna” de Salarrué, en el cual  reseña la represión del 32. Sus atuendos blancos, descalzos, con utensilios campesinos, y la intensidad  en la actuación fue bien recibido por el público, .

En Los Llanitos se puede observar una placa de cemento que lee “En conmemoración de los sucesos de 1932 y de sus víctimas, que nuestra memoria se niega a olvidar, mantenemos la esperanza por la justicia, la reparación moral  y el reconocimiento de nuestra identidad cultural”.

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