Ser hippie

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Por Tania Primavera* Blog/Fotos Françoise Devaud Beseme, lago de Coatepeque

Las edades no importan. Vengo quizás de otra edad, de otra época.  Mi look creo, adopta las flores, los colores y los reflejos de cómo voy y me siento. El día a día, ese momento, sin planes. Tengo amigos y amigas de diversas edades. Un zanate azabache me mira y yo a él desde la ventana, come mango, la tierra está fresca.  Salgo descalza al patio sin que me note, me enlodo los pies y sale volando.

Buscando información encontré el articulo “El Salvador necesita más hippies”, ¡wow! Me sorprende el título, lo busco, y siguiendo su punto tal vez algo tenga razón en decir que los hippies tienen más conciencia, me pareció curioso.

Esa manera es cada día, es Sentir y Ser.  Si no siento y no sé, no soy. No me descubro, no lo sabré. No experimento.  Pero los hippies fueron mal vistos, en los sesentas del San Salvador de Ricky Aguilar (Humano) y Miriam Interiano. En  las casas de la Flor Blanca, en Los Planes, las fiestas de Amor y Paz vibraron.

Humano, quien se auto nombro así  por Vallejo, apareció en el 67 por San Salvador, con pantalones de manta, chanclas, pelo largo  y barba, regresando de San Francisco, California.  En ese tiempo eso era… ¡uuy!. Ya venia de lejos él como para ponerle coco a los chambres, por que su libertad es su camino. Ya le había dado un susto la guardia en el 64  cuando capturan frente a él a Roque Dalton, después de que él recibiera de los obreros los cinco colones de ofrenda en el bar. Ya se había ido con Rolando Costa, por Guatemala y México.  Y solito, trabajando, dibujando, observando, con sed y hambre de ver el mundo sofisticado y bello, no había prisa. Mar testigo, mar en calma, el parque fue oasis en la ciudad. Intenta seguir dibujando, pintando y llega a una bodega abandonada cerca de Haight-Ashbury, donde ve por primera vez a Jack Kerouac, Allen Ginsberg y Bob Dylan, pioneros del movimiento beat. Unos años más tarde vendría el hipismo. Otro tiempo, otro espacio.

hippie2 De repente me doy cuenta que estoy escuchando música de hace 50 años,  pero la edad no importa. Asimismo, más tarde escucho a Chopin o algo mas. La verdad creo que fue un tiempo iluminado y cruel a la vez, la guerra en Vietnam arrasó todo, la represión de las dictaduras en El Salvador igual,  hasta las flores imaginarias y aromáticas se llevó.

De repente, la situación en San Francisco se volvió monótona para Humano, era el 67.  Hasta que dijo “This is not the trip”, no era un hippie de boutique, porque ese nombre no se lo dieron ellos, mas bien los otros,  lo dio su luz y tomando cada quien lo que le correspondía.

Después de temporadas en Cusco, ya de nuevo en San Salvador, surge un viaje fuera, al campo. Un grupo la siguió, a la hippie mayor, bellísima, valiente y adinerada Myrsha (Miriam Interiano), entre la vegetación, reunidos en Siete Joyas, en la soledad de la finca, entre jóvenes,  solo querían oír música, comer frutas, pensar en cambiar el mundo con el pacifismo, el silencio y con cannabis. Compartiendo viviendo el hippismo, la fraternidad, la solidaridad, la poesía, la pintura, el tiempo no pasaba.

La amistad siguió, vinieron los setentas, cada quien fue tomando rumbos distintos. Miriam murió hace unos años, la conocí, una vez la ví. Vestía una camiseta con el rostro de Jim Morrison, se lo dije, que me gustaba su ropa, -Al fin alguien interesante en este museo- le dijo a Santiago. No entendí por qué, después me contaron quién era ella. En 2003, llegó un hombre al MUPI, a la entrega del legado de Salarrué, se llamaba Humano. Desde ahí somos amigos. Ya me ha contado muchas historias. ¿Será? Pero, es un compromiso ser hippie, es algo espiritual.

Las edades no importan. Vengo quizás de otra edad, de otra época. Te tocaba. Hoy quise compartir algo oculto, que fue amistad pura. Vivencias como témpanos o soles, a veces secretos a veces públicos. Pero voces al fin,que parece que encontraron la juventud eterna. El lago, todos los chuchos a través de los años, Lira, Apu, Noche, Gurú, he visto pasar. Andas ahí, seguís pintando, solo siendo.


Tania PrimTania Preza2avera Preza: Integrante del Consejo Editor de la Revista Trasmallo. Ha participado en jornadas lúdicas con jóvenes utilizando el “Juego Los Izalcos” sobre cultura ancestral indígena, la edición de exposiciones museográficas, producción de cápsulas radiales, publicaciones y talleres con jóvenes sobre derechos humanos y memoria histórica. Actualmente es responsable del Área de Comunicaciones del Museo de la Palabra y la Imagen, y conduce junto a un equipo del MUPI la  Red de Jóvenes en Defensa de los Derechos Humanos.  Desde agosto de 2014, es autora del audio espacio Entrevistas EN OFF en www.contrapunto.com.sv

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