Una huelga de hambre para no recoger muertos seis horas al día

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Raymundo Flores descansa sobre su colchoneta. Su huelga de hambre es indefinida. Foto/Cortesía SITTOJ

 Raymundo Flores es uno de los auxiliares de autopsia del Instituto de Medicina Legal que por más de 23 años ha trabajado en escenas del crimen y autopsias de cadáveres. Normalmente sus horarios de trabajo son: trabajar 24 horas y descansar 72 por aquello de la recuperación emocional. La Corte Suprema de Justicia decidió cambiar ese horario, y obligarlos a trabajar turnos diurnos de 6 horas y nocturnos de 12, horarios sin margen de recuperación emocional, y que según ellos, en la práctica no se pueden cumplir.


 Por Mario Beltrán

 

Una huelga de hambre para no recoger muertos seis horas al díaAuxiliares de autopsias del Instituto de Medicina Legal de El Salvador, se han ido a huelga de hambre debido al descontento que ha ocasionado un cambio de horarios de trabajo. Han venido trabajando 24 horas y descansando 72 para el descanso emocional. Ahora autoridades exigen que trabajen todos los días turnos de 6 horas, algo que según ellos, no se cumple en la realidad, y tiene un alto desgaste emocional por pasar en contacto permanente con cadáveres.

Posted by Revista Gato Encerrado on martes, 23 de febrero de 2016

 

Bebió un sorbo de agua y se quitó el suéter azul que mantenía desde la madrugada anterior donde durmió por primera vez afuera de la fachada del lugar donde ha trabajado por más de 23 años. Eran las nueve de la mañana, y el seco y cálido ambiente de un martes de febrero, se tornaba más agudo sobre una delgada colchoneta de rayas multicolores que lo separaba del asfalto de la entrada principal del Instituto de Medicina Legal (IML) en San Salvador.

Tras 24 horas de no comer, su aspecto era pálido, su boca reseca, y el brillo de sus ojos era a causa de las lágrimas y la irritación de una mala noche y todo un día sin alimentarse. Era Raymundo Flores, un auxiliar de autopsia del IML, a quien no le quedó de otra que irse a huelga de hambre en una manifestación silenciosa en contra de lo que él y sus demás colegas, consideran un injusto cambio en los horarios de trabajo para los responsables de recoger, abrir, analizar y entregar los cadáveres que a diario caen por montones en El Salvador a causa de la violencia, y quizás una que otra muerte natural.

—Cuando Juan Matéu Llort fundó la Sala de Autopsias de Medicina Legal hace más de 20 años, dejó bien claro que nuestro trabajo es extremadamente peligroso. Él observó que se adaptaba mejor trabajar 24 horas y descansar 72 para reponernos por la salud mental. Así hemos venido trabajando durante todos estos años desde que se creó el Instituto. Hoy, con la nueva disposición de los nuevos magistrados y el Consejo, quieren imponernos un nuevo horario de venir todos los días. Se oye bonito trabajar seis horas, pero eso significa estar en permanente contacto con los cadáveres, y se reduce nuestras horas de descanso, y con la situación de violencia, el trabajo se ha incrementado—, denuncia Raymundo.

El ajuste de horarios que ha ocasionado la disconformidad en Raymundo y sus colegas, consiste en que desde hace un par de meses, se viene manejando la versión al interior de IML, que los auxiliares de autopsia ya no trabajen 24 horas y descansen 72 horas como se había venido haciendo, y que trabajen turnos de seis horas todos los días.

“El horario que quieren no funciona. Por ejemplo si un auxiliar de autopsia va a campo a recoger un cadáver a Panchimalco, ya lleva dos horas dentro de su turno, pero en la escena no solo depende del auxiliar recoger el cadáver de inmediato, sino que depende de otras instituciones como Fiscalía General de la República (FGR), Policía, científicos, y si no han llegado, el auxiliar debe esperar y ahí se van las seis horas ¿se va para su casa desde ahí?, no, porque es abandono de trabajo entonces ¿A dónde están las seis horas?”, cuestiona José Garay, secretario primero de conflictos del Sindicato de Trabajadores y Trabajadoras del Órgano Judicial (Sittoj).

José es de los pocos y de los primeros que acompaña a Raymundo desde temprano. José es secretario del único sindicato de trabajadores que decidió apoyar la causa de Raymundo, y otra persona más que decidieron irse a huelga de hambre como medida de presión. El Sindicato de Empleados Judiciales (Sinejus), gremio al que pertenece Raymundo, decidió no apoyarlo en tan aventada decisión, algo que Raymundo lamentó.

Pero ¿Qué hace un auxiliar de autopsias del IML? Según Raymundo Flores, su labor es asistir a los peritos investigadores en una escena de crimen, y son quienes recuperan evidencias en el cuerpo de la persona, retiran balas, colocan viñetas, hacen el trámite y luego inician el proceso en sala de autopsias. Dice Raymundo que hay días en donde manejan hasta tres casos al mismo tiempo.

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Comunicado de la Corte Suprema de Justicia sobre la entrada en vigencia de los nuevos horarios.

 

“El cambio de horario lo quieren hacer según ellos, por mejorar el servicio a la población, pero ya hay un buen servicio. Ellos reforzaron la unidad con médicos y auxiliares de autopsia, y lo vemos bien; además dijeron que iban a hacer autopsias de noche para que no se detuvieran, pero es mentira, por la inseguridad del país, la gente no viene de noche a traer cadáveres. A raíz de eso, dicen que 24 horas trabajando y las 72 de descanso, es mucho tiempo a fuera y mucho estrés adentro. La gente lo ve como si pasaran mucho tiempo afuera. Por salud mental a ellos les conviene el horario antiguo porque pasar todos los días durante seis horas viendo cadáveres, les afecta emocionalmente, en cambio se van tres días a descansar, despejan la mente”, afirmó José Garay.

Pareciera que una persona que ha entregado más de dos décadas en cotidiano contacto con los muertos, ya habría superado el temor infundado a la muerte; se corre el mito que los forenses son capaces hasta de ingerir alimentos al lado de un cadáver. —Dice mi esposa que yo salto cuando estoy dormido y digo cosas de los cadáveres, pero esa es la afectación que uno tiene en la psiquis. Ya tenemos varios compañeros afectados. Yo tengo una hernia en mi espalda, otro compañero tiene parálisis en un brazo por el mismo estrés. Ver muertos todos los días, y además abrirlos, no es fácil—, argumenta Raymundo.

Por su parte, dice José Garay, el miembro de Sittoj que acompaña a Raymundo, que apoyan su causa porque es un derecho adquirido por 23 años de tener este horario. “Ellos dicen que lo hacen por la población, y por beneficio de los trabajadores, pero aquí los agentes de Seguridad tienen esos mismos turnos, los médicos tienen los mismo turnos. Estos horarios no son antojadizos. Hay un reglamento interno, y lo que estaban haciendo ellos es ilegal. Quien impulsa estos cambios es el director interino de Medicina Legal, aunque esto lo dejó como un plan, el exdirector, José Fotín Magaña”, señala.

Raymundo no esconde su tristeza. Se sienta en la colchoneta, otro sorbo de agua interrumpe su conversación con nosotros, y luego de acomodar un tronco de árbol que hace las veces de una almohada, se recuesta para lamentar: —Mi familia está preocupada porque esto atenta contra la estabilidad familiar. Todos los fines de semana nos toca estar con los muertos en Medicina Legal. Esos cambios no se adaptan a la realidad del trabajo que hacemos. Quieren que vengamos grupos de 1 a 7 p.m, y de 7:00 p.m. a 7:00 a.m. Hay compañeros nuevos que bajo amenazas, los han hecho trabajar esas seis horas diarias. Las amenazas son que no les renovarán contrato, que habrá suspensiones, que ya tienen curriculum de gente que sí quiere trabajar. Los jóvenes han sido adiestrados por nosotros mismo los antiguos—.

—¿Lo ha venido a ver su familia?

—Sí, temprano vino mi hijo y un sobrino . Me trajeron agua, y algo de ropa. Yo le he dicho a mi esposa que ore. Mire, en redes sociales y en Internet la gente nos ataca, pero yo les digo que se pongan en nuestros zapatos, y se imaginen por un momento a ellos recogiendo y tratando con cadáveres producto de la violencia, durante todos los días—, responde Raymundo, quien al finalizar esta respuesta, el silencio lo invade, y lágrimas brotan de sus ojos haciendo su firme voz, muy quebradiza por algunos instantes.

Los sindicalistas han colgado pancartas a la entrada del IML con la firme convicción de no renunciar hasta que sus derechos laborales sean respetados. “La intransigencia de la Corte en pleno. Los 15 magistrados han negado escuchar a la clase trabajadora porque no teníamos necesidad de llegar a estos extremos si se hubiese hecho el cambio de horario sociabilizándolo con ellos, viendo en qué podía perjudicarles a ellos y al funcionamiento de la institución”, agrega José.

El sindicalista concluye que han optado por este tipo de medidas, para no afectar a la población, pues prefieren buscar el diálogo y no la confrontación ni la violencia.

Raymundo se despide. Un apretón de sus ásperas manos, indica que debe reposar, no gastar energías innecesariamente para soportar su épica misión de hacerse escuchar no ingiriendo alimentos.


igader

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