Una Navidad sin techo de cristal (confesiones de la Nochebuena de una mujer)

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Foto referencia

Por Lu Zamora

Montse Buxan en su libro “Y tú, ¿te apuntas a romper con el machismo?”, expresa que techo de cristal es una barrera que se encuentran las mujeres para acceder a muchos trabajos y a determinadas posiciones de poder.

Estamos cegadas, ensordecidas, inclusive parece que nos hemos quedado sin habla… actuando como por impulso, como por instinto dicen.

Quédate callada, la Navidad es así. La disfrutan ellos, los ricos. Vos y yo, tal vez, si es la voluntad de Dios, nos conformamos con un regalito o nos rebuscamos. Buscamos en la basura tal vez sale un trapito, ya lavadito ni se le nota.

Lo importante es que con los últimos cinco clientes le compré el estreno a los niños. ¡Mierda!, ya no hallo que decirles para poder salir en las noches… al final, ojalá y me entiendan, yo hago esto porque no estudié, me embaracé y mejor de puta y con Navidad y comida en el año, que los niños sin comida y los tres de indigentes.

Queremos probarlo todo. Queremos comprarlo y gastarnos lo prestado, lo de la rebusca pues; pero no, eso no es suficiente. Se debe adelgazar (porque las cosas no tallan, no quedan bien), ir a la iglesia, hacer las paces con todas las personas, ser hija ejemplo, madre, novia, esposa o lo que una haya “decidido” ser para el 24 de diciembre, para recibir halagos por doquier… ¡Puff! Como que si eso nos va a dar de comer.

El párrafo anterior es solo un pequeño ejemplo de las ideas que muchos y muchas tenemos sobre la Navidad. Y es que el sistema socioeconómico en el que vivimos, el sistema capitalista y su aparataje, nos bombardea día a día la manera correcta de vivir: consumiendo cada artículo producido que a ellos les genera riqueza, y a nosotras, nos deja sin el pan.

Lo malo de estas fechas es que Jaime siempre se pone a riata y pasadas las doce, ya tengo que tener a las niñas dormidas para que no se den cuenta si a él le agarra de pijiarme.

Las niñas en la casa y los niños a jugar. ¡Púchica!, como siempre no puedo salir. Tengo amigas y ellas salen y juegan en el pasaje. Mi papá a mí no me deja salir porque las niñas deben estar en la casa, con la familia en la Nochebuena como niña buena.

Pero ¿Qué quiero yo para Navidad?, ¿Cuál debería de ser la meta de nosotras las mujeres para el 2016?

Para qué hablar de mí si puedo hablar de nosotras. Sí, nosotras. A las que tenemos que complacer todo el tiempo, a las que históricamente se nos ha asignado roles, características o estereotipos de cómo se es una mujer.

Pendejo. Sí, Cristian como siempre de pendejo. O ¿seré yo? Todas las navidades es igual: me visto para él, me arreglo, me hago las manos, los pies, me depilo y él, él ni lo nota. Lo único que quiere es beber y pasadas las doce coger.

Bueno, la Navidad en nuestra familia es genial. Vamos a la iglesia, luego cenamos en familia, vemos películas, comemos de nuevo, jugamos, nos dormimos a la hora que queremos. Al día siguiente, comemos recalentado.

La Navidad pasada yo… bueno, mi prima y yo estábamos reventando cuetes, me dormí y me estalló un mortero en las manos, todavía tengo la cicatriz, así que esta Navidad no creo salir.

Lo chivo de estos días es que hay algunas buenas gentes que vienen a regalarnos comida, y no es pan y chocolatico, sino que a veces nos traen pan con pollo. Al parecer, en Navidad, se les vuelve lo cristianos.

Estos tiempos en los que el discurso de las mayorías pregona paz, amor, felicidad y no sé cuánta cosa más; Estos tiempos, en los que los cristianos y las cristianas celebran el natalicio del Cristo, y donde parece que todo es superficial, nosotras vamos profundizar.

Nosotras necesitamos, deseamos, queremos y exigimos ¡Una Navidad Sin Techo De Cristal! Una Navidad que traiga consigo una vida sin el puto techo de cristal que tanto daño nos ha hecho. Y no nos queremos limitar al ámbito laboral. Queremos que el cristal del patriarcado completo, ese que nos robó la autonomía, sea roto con la fuerza de una mujer empoderada que se da a la tarea de compartir con su género la necesidad de un cambio real.

¿Cómo? A través de la educación, pero no la educación sexista y machista que se conoce hasta estos días, sino una diferente, una que se haga desde la coeducación. Que esta propuesta nos permita descubrirnos a hombres y mujeres como iguales, como seres con las mismas oportunidades y responsabilidades. Que la Navidad no sea “estrenar” y cenar. Que estos tiempos nos inspiren a más, que nos desafíen a romper las maneras heredadas para poder construir una sociedad dónde la igualdad no sea solo un concepto sino una realidad.

Esta es mi primera fecha como mamá, Roberto nos abandonó. No soy la primera ni la última así que así, sin pisto, sin estreno y sin pavo, yo si voy a disfrutar con mi niña. Lo único que quiero para ella es que no le toque vivir lo que a mí.

Cumbias ¡ay como me gustan las cumbias! La Navidad para mí es eso… pura cumbia.


lu  Luisa Zamora: Estudiante, feminista. Defensora de Derechos Humanos.

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