Vivir del arte en El Salvador, y no morir en el intento

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Esta familia colombo-salvadoreña demuestra que se puede vivir de las artes en El Salvador, un país cuyo presupuesto para Cultura es de $18,741,948 dólares asignados para 2015. Son fundadores de la I-rreal Compañía de Teatro y Clown, y hacen reír a El Salvador desde 2010. Esta es su historia.


Por Mario Beltrán/@mariitobeltran

No se sabe exactamente la época o fecha en donde la cultura salvadoreña se traspapeló entre tantos quehaceres de los gobiernos que han dirigido a El Salvador. Lo único cierto es que desde ese quiebre en la historia, toda persona que se dedique a las artes en cualquiera de sus expresiones, tiene la condena social a morir de hambre, o al menos eso se rumorea en las familias de salvadoreños y salvadoreñas artistas que decidieron esa vocación por pasión.

Muchos aseguran que para poder triunfar en las artes en El Salvador, debes abandonar el país y quizá perseguir el sueño Hollywoodezco para tal vez algún día vivir y ser reconocido gracias a tu arte.

Sentando, un poco ansioso porque estaba a pocos días de presentar una varieté de espectáculos en el Teatro Nacional de San Salvador. Vestía una camisa tipo polo color celeste; una gelatina en su mano que no comió hasta el final de la entrevista. Es Yasser Ballestas, un colombiano originario de Cartagena de Indias. En 2007 a través de una oenegé que buscaba un maestro de clown en su ciudad natal, conoció a la salvadoreña Helen Villalta quien le robó el corazón.

El trascurso del tiempo fue testigo del amor colombo-salvadoreño de dos actores teatrales que buscaban en la cultura y el arte una manera de subsistencia, y vivir de lo que les apasiona; El Salvador hubiese sido quizá el último país en el que eso pasaría, no obstante…

En 2009 y tras varias ideas y nombres con otros actores, formaron la I-rreal compañía de Teatro y Clown. Bajo este concepto, viajaron a distintos países de América del sur como Argentina, Perú, Ecuador, Bolivia, entre otros. “Al principio no teníamos nombre, solo nos presentábamos independientes hasta que nos hicieron ver la necesidad de bautizar esta asociación porque las giras eran bastantes” expresa Yasser.

Tras varias giras, viajaron a El Salvador en septiembre de 2010. “Entre tantas cosas nos quedamos porque queríamos que el niño (hijo) naciera acá, y luego pensamos tantas cosas que se pueden hacer aquí en El Salvador a nivel cultural, y a nivel del teatro clown que es lo que nos gusta” nos cuenta.

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El arte clown es una técnica de teatro donde actualmente se usan narices rojas, narices de colores (la más común es la roja), vestimentas de colores, mucho humor negro y espontaneidad. Acá es posible interactuar con el público y básicamente ser uno mismo.

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“Al venir a El Salvador pocos artista hacían clown pero no existía ese interés tanto del actor para hacerlo, como del público para disfrutarlo como sucede en Argentina, Perú o algunos países europeos. Nosotros acá comenzamos a trabajar para que la gente apreciara el clown y que no pensaran que se trata de un payasito o alguien que cuenta chistes y ya” dice Yasser.

Esta técnica teatral según Yasser, atraviesa todos los estadios emocionales de la persona, y son pocos los actores o actrices que no les gustaría hacerlo.

Dice además que en 2010 que vino con una familia y una maleta llena de sueños e ideas, se encontró con una extraña cultura salvadoreña, ansiosa de ver arte y de disfrutar nuevas ideas en este rubro. “Lo complejo es que las entidades públicas y privadas no le prestan atención al arte en cuanto a políticas culturales. Creo que no están apoyando el arte en el país como lo pregonan”.

Sin embargo, Yasser es enfático al decir que no todo es culpa del gobierno y la empresa privada, pues asegura que estas instancias han quedado “desencantadas” por el trabajo o profesionalismo de algunos artistas que al momento de extenderles la mano y apoyarles no supieron valorar ese respaldo.

“Yo vengo de un país donde el Ministerio de Cultura recibe millones al año y hay concursos de todo tipo; existen becas para artistas y hay muchas salas de teatro independiente en cada ciudad, pero acá es raro porque de poco a poco han ido desapareciendo ciertas actividades o caravanas de teatro que antes se hacían, y que se dejaron de hacer. No te puedo detallar de otras áreas, pero en el arte escénico salvadoreño hay un cierto desinterés por el Estado” lamenta el colombiano.

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Uno de los ejes y promesas de campaña del entonces candidato a la presidencia de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, fue la creación de un Ministerio de Cultura, en donde habría políticas que beneficiarían a los y las artista, y una Ley General de Artes. Además se prometió –siempre dentro del tema cultural-, un Instituto Superior de Artes, y un Fondo para la Cultura y La Artes, promesas que desde el 1 de junio de 2014 que Cerén asumió las riendas de la presidencia, aún descansan sobre un débil y escaso presupuesto de apenas $18, 741, 948 dólares asignados a la aún Secretaría de Cultura para funcionar este 2015.

El artículo 52 del anteproyecto de la Ley de Cultura que aún se discute, define que el Ministerio de Cultura (aún no creado) deberá recibir al menos el 0.60 % del presupuesto general de la Nación, lo que equivaldría para este 2015, recibir casi 29 millones de dólares, esto, en conflicto por las políticas de austeridad del Gobierno salvadoreño.

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Esta familia de artistas se dedica a tiempo completo a planificar espectáculos, temporadas y eventos artísticos, aunque la gran pregunta no deja de ser si ¿se puede o no vivir de esto en El Salvador? “La forma de financiamiento es de nuestro propio bolsillo, pero no es por tener dinero, sino que guardamos de lo que hacemos en el año, aunque a veces si nos ha tocado poner de nuestro bolsillo, o recibir solo comida como pago. Hemos salido a delante pero es complicado porque nos dedicamos a esto” comenta Yasser.

Trabajan con instituciones educativas, empresas, temporadas en teatro, y espectáculos de calle que en más de una ocasión ha distraído a grandes y chicos de los agobiantes inconvenientes de este país.

El menor de cinco hermanos colombianos que crecieron cerca de las playas de Cartagena de Indias en Colombia, nunca se imaginó su destino aunque si bien pensó en algún momento en convertirse en comunicador, nunca previó vivir del arte en El Salvador, y mucho menos su familia.

“Siempre me apoyaron pero no dejaron las preocupaciones que genera el arte como las preguntas ¿de qué vas a vivir? Te vas a morir de hambre, etcétera”

Afirma que las circunstancias varían, y que sería muy apresurado decir que ha cumplido un su sueño en El Salvador. “Hablando de cumplir sueño, nos sentimos satisfechos que de un tiempo para acá hemos visto más interés en la población por ver y conocer del clown. No es gracias a nosotros, porque también muchos artistas han aportado, aunque como grupo hemos alcanzado por ejemplo llegar a más público”.

La I-rreal organizó el Primer Festival de clown escénico en El Salvador en 2014, llegando a un público de cerca de 20 mil espectadores durante todo el festival. Yasser, de voz calmada y de inquietante personalidad, tiene un augurio para las artes escénicas y la cultura en general para este país centroamericano “El arte tiene posibilidades y esperanzas, además puede ser esa herramienta del engranaje social para acabar con la violencia y la desigualdad” expresa.

Como Yasser, Helen, y ahora su hijo Matías de 3 años, viven miles de familias de artistas en este El Salvador que aún despega en el tema cultural, y en donde las artes son la última opción para vivir de ello.

La I-rreal y Yasser continuan presentándose, haciendo reír a la gente, distrayéndola un momento de la vida real de este país, siguen porque quizá algún día haya una mejor retribución a lo que hacen, aunque por momentos parezca solo un sueño irreal.

A lo mejor uno de estos días el trabajo de la familia I-rreal se vuelva más real por el bien de El Salvador.

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