El agua ¿derecho, mercancía o ambas?

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Por Carlos Díaz Clavel*/Blog Ancapia

El presidente de la ANDA, Marcos Fortín, anuncia una racionalización del agua, porque, según dice, los pozos de almacenamiento han descendido entre 6,10 y 12 metros. Los lugares afectados por la medida de racionalización serían todas las urbanizaciones del Gran San Salvador, incluyendo las zonas exclusivas. Y la medida podría ser tan severa al punto de cortarle a algunos 12 horas el servicio. Daré una reflexión desde un punto de vista no convencional, seguramente impopular, pero tratando de ser realista y pesimista (hay que preveer todas las posibles situaciones).

En lugar de racionar el agua ¿porqué no mejor suben la tarifa al precio verdadero?. La gente tiene que conocer el precio verdadero para apreciar el recurso y no desperdiciarlo. Claro, “es un derecho y no una mercancía” dicen por ahí, un derecho que se les va escasear. Así como las Leyes Físicas, las Leyes de la Economía NO se pueden evadir, cuando un bien es escaso, su precio tiende a aumentar. Un bien escaso como el agua que no refleje su precio verdadero, y peor si es “gratis”, está condenado a desaparecer mucho más rápido. Es un tanto engañoso decir que es “gratis” solo porque nos la provee el Estado, pues esta ya viene financiada con anterioridad por medio de nuestros impuestos.

Y no, no se puede culpar de todo a la La Constancia, ellos, al igual que los ciudadanos, pagamos un precio tan bajo por el agua. Si esta tuviera un precio verdadero y acorde con su nivel de escasez, a lo mejor nuestras latas de Coca-Cola y Pilsener fueran más caras, y nosotros estaríamos menos incentivados a comprarlas, y al comprar menos, significa que bajaría la demanda y los mantos acuíferos se preservarían por más tiempo. Lo mismo podemos decir de la gente de clase media y alta, incluso de muchos “proletarios”, quienes cometen desperdicios tales mojar la acera en vez de barrerla, etc. Con un precio verdadero, no creo sinceramente que sigan dándose ese lujo de gastarse su dinero por culpa de esas comodidades.

El precio que tiene actualmente es político populista, sostenido en gran parte por el lobby de algunas organizaciones que proclaman “nuestro derecho al agua y no su mercantilización”. Yo sé que estas personas creen sinceramente que con sus presiones e intervenciones del Gobierno están tratando de proteger a los más pobres garantizándoles un acceso a este líquido y con ello lograr una “igualdad de acceso para todos”, lo que no imaginan ni visualizan (por sus ideas antimercado) es que estarían cerca lograr una igualdad de escases. El agua no es como la luz solar, la cual sí es abundante e infinita, y por tanto gratuita.

En esta área la opinión pública es bastante sensible ante cualquier subida de precios, tal como las medicinas y el transporte público, cuyo pasaje ha sido mantenido en unos artificiales $0.20 y digo artificiales por que un buen servicio de transporte moderno, eficiente y seguro no basta con esa cantidad, lo cual ha quedado demostrado con el proyecto fascista del SITRAMSS, cuyo pasaje de $0.33 revela el verdadero costo de un servicio como ese. No es de extrañarnos que el Gobierno haya mantenido bloqueda la puesta en marcha de los nuevos autobuses de ACOPATT,  similares en modernidad a los del SITRAMSS, por que cobrarían 35 centavos. Finalmente autorizó su circulación, justo el mismo día que el SITRAMSS comenzara a cobrar. Además, el subsidio que los gobiernos han otorgado a los empresarios de buses para que no incrementen la tarifa, con el objetivo último de evitar un coste político en la opinión pública, demuestra que no puede evadirse por medio de leyes los costos. Eso ha significado grandes cargas para el Estado, todo por evitar el precio real del transporte público, ¿quién no asegura que está sucediendo lo mismo con el servicio de agua?

Estado vs Libre empresa

Reza una peculiar frase de Milton Friedman: “Pon a un político a cargo del desierto del Sahara y en 5 años habrá escasez de arena“, esta frase podríamos adaptarla a nuestro caso en El Salvador “pon a un político a cargo del agua en El Salvador y en 5 años habrá escasez”. Ese es la misma historia de cualquier empresa cuya financiación y supervivencia no dependa en absoluto del buen trato y calidad que ofrezca a sus clientes.

Es bien sabido que un capitalismo de mercado liberado (no me refiero al capitalismo corporativista que impera en gran parte del mundo, hasta nuestro país, al que muchos identifican peyorativamente como “neoliberalismo”), aquellas empresas y negocios que no cumplan con las cambiantes expectativas y demandas de los consumidores, están condenadas a tener pérdidas y en el corto plazo a la bancarrota, por tanto, las opciones para mantenerse a flote se limitan a unas pocas: Se mejora el servicio, se ofrece mejor trato, se hace el esfuerzo por abaratar costos o se innova.

Sin embargo, así como en los monopolios privados, eso no se cumple en el caso de los servicios públicos, los cuales no son otra forma de monopolio pero financiado con dinero extraído coactivamente de los contribuyentes. Si el funcionario es ineficiente, incapaz, corrupto, clientelista y nepotista y su cartera de Estado deja mucho que desear ¿cómo lo arregla? ¡Pedir más dinero! ¡Más préstamos! ¡Más plata! Es la respuesta habitual. ¿y lo podemos cambiar por otra empresa? Lamentablemente no, todos lo pagamos involuntariamente y sin consetimiento con nuestros impuestos. Estoy plenamente convendido que si ANDA compitiese en un libre mercado proveyendo servicios de agua y compitiendo con otras empresas, iría a la quiebra. Y cabe añadir que entras todas las carteras de Estado, ANDA es de las más cuestionadas en los últimos sondeos de opinión.

El pensador anarcocapitalista Murray Rothbard más claro no podía decirlo: “la respuesta de los burócratas políticos a las crecientes quejas sobre el servicio malo e ineficiente es siempre la misma: “¡Los contribuyentes deben aportar más dinero!”. En nuestro país, el problema se agrava mucho más sabiendo que tenemos una cultura de la corrupción casi omnipresente, por lo que es mucho menos probable esperar buenos servicios del Estado, por más dinero, préstamos, impuestos, deuda que contraigan. El gobierno del FMLN ha sido el que más ingresos ha tenido en la historia del país (casi $5 mil millones en el último presupuesto) y el que más deuda ha contraído ($7 mil millones en solo 6 años, mientras ARENA la dejó en $10 mil millones en 20 años).

Por último, un problema de escases artificial creado por el Gobierno con sus precios artificialmente bajos no se resuelve con más intervencionismo (racionamiento). Desde ya pueden preveerse algunos comportamientos de los usuarios: Mucha gente, con menos horas donde salga agua de sus grifos, aprovechará al máximo aquellas donde si esté saliendo para gastar mucha más agua de lo que gasta ahorita, muchos comprarán cisternas, barriles o pilas más grandes para almacenar. Por lo que el consumo podría mantenerse igual o hasta mayor. La gente con más ingresos ni siquiera podría verse amedrentada y seguiría con sus lujos, a pesar que salgan unos cuantas moneditas más de sus billeteras, las cuales, estarán dispuestas a pagar con estos actuales precios bajos.

Con una primera medida intervencionista de racionamiento, cuando el gobierno no vea realizado su objetivo, se verá obligado a dar un paso adelante en su aventura, posiblemente nos imponga multas, severas sanciones, tal como ya ocurre en partes de Estados Unidos como California.

Ante este panorama desolador a mediano plazo con respecto al agua parece ser que el gobierno del FMLN ha optado por más intervencionismo. Sin embargo, como decía Mises, todos los métodos de intervencionismo están condenados a generar situaciones contrarias a sus propósitos.


carlos*Carlos Díaz Clavel es un estudiante, y se ha unido a la comunidad de blogueros de GatoEncerrado. Si tú quieres unirte a nuestra comunidad, sin importar tu ideología, puedes hacerlo escribiéndonos a gatoencerradosv@gmail.com

 

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