Francisco Flores vivió el último año y medio perseguido por la justicia, acusado de graves actos de corrupción. Flores murió la noche del sábado 30 de enero tras una semana internado a causa de una obstrucción arterial. A continuación la biografía del expresidente Flores.
Por Redacción Gato Encerrado
(Santa Ana, 1959-San Salvador, 2016) Político salvadoreño que fue presidente de El Salvador entre 1999 y 2004. Realizó estudios primarios en la Escuela Americana de El Salvador y cursó sus estudios superiores en las universidades de Harvard, Massachussetts y Oxford (Reino Unido), donde se licenció en leyes, filosofía y desarrollo económico. Ejerció luego como profesor en la Universidad José Matías Delgado y en la UCA.
Miembro de la formación política conservadora Alianza Republicana Nacional (ARENA), desempeñó importantes cargos en los gobiernos de Alfredo Cristiani y Armando Calderón, entre otros el de secretario de Información de la Casa Presidencial, viceministro de la Presidencia, viceministro de Planificación y presidente de la Asamblea Legislativa.
Las elecciones presidenciales del 7 de marzo de 1999 significaron un paso fundamental en la superación del trauma causado por largos años de guerra civil. Como candidato de ARENA, Francisco Flores obtuvo la mayoría absoluta en las elecciones presidenciales con el 52 % de los votos. El gran perdedor fue el exguerrillero Facundo Guardado, del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Sin embargo, el FMLN recuperaría en el año 2000 buena parte del terreno perdido: la fuerza gubernamental, ARENA, perdió de forma clara las legislativas y municipales celebradas en marzo. A mediados de año, la formación guerrillera transformada en partido protestó con fuerza la medida adoptada por la Asamblea Nacional de instalar una base antidroga norteamericana (y su correspondiente contingente de tropas) en la población de Comalapa, por considerar que violaba la soberanía nacional.
Poco después de la toma de posesión, Francisco Flores hizo públicos dos importantes planes, uno encaminado a mejorar la seguridad ciudadana, que requería $11,5 millones de dólares y 21.000 policías, y otro económico que incluía medidas para reactivar el sector agrícola (apoyando la producción nacional frente a las importaciones) y para combatir el contrabando y la evasión fiscal. Flores negó la existencia de una crisis económica, pero anunció la congelación de los salarios públicos por no contar con los fondos necesarios para hacer frente a las demandas salariales, por lo que tuvo que soportar innumerables huelgas de la sanidad, que pedía además la paralización del proyecto de privatización del sector.
Para fortalecer las exportaciones firmó tratados de libre comercio con México y Chile, y alcanzó un pacto con Nicaragua y Guatemala (Acuerdo del Triángulo del Pacífico). En 2002 firmó con la presidenta panameña, Mireya Moscoso, un tratado de libre comercio para impulsar la integración comercial de Centroamérica, y, en 2004, El Salvador y otros países centroamericanos establecieron un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos.
El gobierno de Francisco Flores aplicó a partir de 2001 una política económica basada en la dolarización: en enero entró en vigor la ley de Integración Monetaria, que daba curso legal al dólar. Se trataba de reactivar el sistema financiero en un proceso de sustitución monetaria que arrinconaba progresivamente el colón en beneficio de la divisa estadounidense y que, según los partidarios de las doctrinas neoliberales, iba a ser mano de santo para la maltrecha economía nacional.
El 13 de enero de 2001, un seísmo de 7,6 grados en la escala de Richter sacudió Centroamérica y se centró especialmente en El Salvador, donde dejaría 827 muertos y desaparecidos y causó importantísimas pérdidas materiales. El 13 de febrero, otro terremoto de 6,1 grados Richter sumó 274 muertos, abundando así en las peores secuelas del huracán Mitch (diciembre de 1998) y recordando que El Salvador es una tierra lacerada en la que la economía debe pagar su obligado tributo a la naturaleza, aun a costa del desarrollo. El gabinete de Flores hubo de hacer frente a la multitud de problemas surgidos en las zonas más afectadas.
Al igual que hiciera su homólogo hondureño Ricardo Maduro, en 2003 puso en marcha una operación denominada “Mano dura” para combatir a las pandillas juveniles violentas (maras), acusadas de cometer un centenar de asesinatos al mes, y consiguió que el Parlamento aprobara, en septiembre de 2003, una modificación del Código Penal que establecía como delito la pertenencia a tales bandas, y, en octubre del mismo año, una “Ley Antimaras” que fue duramente criticada por jueces y organizaciones de derechos humanos por contravenir la Constitución. Flores redobló sus esfuerzos contra las maras al firmar en los primeros meses de 2004 acuerdos para su persecución extraterritorial con los presidentes de Honduras y Panamá.
El triunfo de la izquierda en las legislativas de 2003 fue interpretado (pese a la debilidad latente de haberse conseguido en medio de una abstención del 59 % que encerraba muchas incógnitas) como el final del ciclo político salvadoreño favorable a la derecha. Una conclusión precipitada, como se demostró al año siguiente: en las elecciones presidenciales del 21 de marzo de 2004 triunfó de nuevo el candidato de ARENA, Elías Antonio Saca González, empresario y ex presidente de la Asociación Salvadoreña de Radiodifusores que rubricó así la cuarta victoria consecutiva de la derecha arenista en las presidenciales. Tras el traspaso de poderes a Elías Antonio Saca, Francisco Flores se retiró de la primera línea política para pasar a presidir el Instituto América Libre, con sede en Washington.
No fue sino hasta en octubre de 2013 que el expresidente Mauricio Funes, reveló lo que significaría uno de las mayores acusaciones de corrupción en la presidencia salvadoreña. Funes reveló que al menos $10 millones de dólares provenientes de la Cooperación Taiwanesa y dirigidos a beneficiar a las familias de la Residencial Las Colinas en Santa Tecla afectados por los terremotos de 2001, habrían ido a parar a las cuentas de Flores a través de una seguidilla de acciones que configuraban el delito de Lavado de dinero y activos, teniendo como cómplice a su mismo partido, ARENA.
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