Revista Gato Encerrado publica en exclusiva un poema del poeta salvadoreño Alfonso Quijada Urías (Kijadurías) quien recientemente lanzó su nuevo poemario titulado "Nada", con el que busca hacer denuncia desde la poesía. A continuación un poema que desnuda de forma poética de la corrupción que podría vivir en algunos funcionarios del país.
La Plaga
Corrupción, corrupción, corrupción, la plaga, la plaga, ratas
transmisoras de la peste moderna.
Corrupción en las cortes, los ministerios públicos y en todas
Si Dios volviera mañana, ante tanta ignominia, se volvería
Ratas, millones de ratas del vientre hinchado del Leviatán
En el deporte, ese otro opio del pueblo, la peste, la peste
bajo la mesa del cobrador de impuestos y el empresario que
construye en terrenos de alto riesgo bajo la vista gorda del
ministro de turno.
En la mansión del magistrado que inventa nuevas leyes para
evadir la ley.
La peste en las tinieblas de la diestra y la siniestra: la izquierda
y la derecha (el centro ya no está en medio).
La vida es luz, la luz es vida, tarde o temprano penetra las
tinieblas, aunque la oscuridad nada comprenda.
La peste, la peste en los medios de alienación masiva.
las iglesias consagradas a Mammón.
La peste vestida de acuerdo con la moda de la hipocresía
moderna. En el consultorio del médico que sabe todo de la
muerte y nada de la vida.
La peste, Señor, la peste, ese hedor milenario que da la vuelta
al mundo. El látigo señor, los mercaderes, el templo, el
templo que es tu cuerpo y el cuerpo de aquellos que no se han
doblegado a los caprichos de la peste y su abanico de ofertas y
demandas. El espectáculo masivo. Millones de ratas saltando
del Titánic del naufragio global.
Apaga ese aparato muchacho, razón de tu ceguera. No
permitas que te lleve la corriente, abre los ojos bien, mira las
ratas, el vientre de la peste. La peste que doblega voluntades.
En los virus de la pantalla gigante. En galerías y museos, la
peste de este siglo.
Grandioso, espectacular, fantástico mundo cubiertos de
moscas asesinas.
Oh redactor de actas en las oscuras horas de la noche. Oh relator
de informes y chismes callejeros.
Ah, perverso tinterillo convertido en juez supremo, hay otra
ley que no te absolverá.
Una rata convertida en moneda de cambio, millones de
moscas anunciando el profético horror. La peste, la peste, el
signo abominable, la cifra de la bestia apocalíptica. La peste.
El asfixiante hedor que despide la historia, sus símbolos
sagrados, el nombre de Dios en bocas putrefactas, las trampas
de la fe.
La vida es luz, la luz es vida, y la luz penetra las tinieblas
aunque la oscuridad nada comprenda.
Alfonso Quijada Urías “Kijadurías”, nació en Quezaltepeque, departamento de La Libertad, El Salvador, el 8 de diciembre de 1940. Reconocido poeta salvadoreño. Pintor autodidacta. En 2009 le fue concedido el Premio Nacional de Cultura en Poesía.