Por Tania Primavera
Les vi a través de los prismas jugando con arcoiris con el movimiento de la fuente con el viento del atardecer. Eran tres. Caminaban alrededor de la fuente. Los rayos del sol aun alumbraban. La fuente dedicada al mar.
Fuente con valor, entre la calle que vio los hechos pasar por décadas de historia, fuente para descanso originalmente, para admirarla, fuente para. Todos los días. El paso por la ciudad. El volcán siempre viéndote.
Tenían cara joven. Algo pegado en la boca. Entre el tráfico del atardecer vi sus ojos tristes cafés. Me vio. Yo la vi. Huelen pega de zapato.
¿Qué viaje será? ¿Cuántos años tendrán? Se van a la fuente. Oda al Mar. El escultor Benjamín Saúl no las imaginó asi, ahí, pero ahí están. Piensan que nadie las ve. Pero se ven. Pasan los miles de carros. Y es ya “normal”. Una mariposa se asoma, me salpican las gotas de la fuente.