Daniel alternaba su oficio con soñar en convertirse en un chef profesional. Su frustrado sueño se vio entorpecido al saber que donde impartían los cursos de cocina era una zona de pandillas contraria a donde él vive. Su hermana dice que por escasos recursos no continuó el bachillerato. Ahora la Policía le acusa de tenencia de marihuana para su venta.
Por Redacción Gato Encerrado
Seis días después de la captura de su hermano, Tatiana Alemán fue notificada que a su lugar de trabajo cayó una llamada telefónica de parte del área de Comunicaciones de la Policía Nacional Civil (PNC) para solicitar a su jefe que le ordenara no continuar denunciando las irregularidades que ella consideraba en la detención de su hermano menor, la tarde del 10 de enero de 2017, acusado de posesión y tenencia de droga con fines de tráfico.
—Habló a mi trabajo para decir que dejara de hacer bulla porque mi hermano tiene antecedentes y es un terrorista. Pero él jamás había estado en la cárcel, por eso vamos a pedir sus antecedente a través de la Fiscalía General de la República—, dice Tatiana, pero lo dice con rabia, con melancolía y mientras un nudo se le atora en la garganta al recordar a su hermano.
Daniel Alemán fue detenido el 10 de enero de 2017 a las 5:00 de la tarde por policías de la Subdelegación Altavista, residencial del municipio de Ilopango, mientras el joven de 22 años jugaba un partido de fútbol usando un suéter gris en la cancha de dicha localidad.
Familiares de Daniel relatan que los agentes llegaron a la cancha y detienen alrededor de 30 jóvenes a quienes hicieron una inspección pero apartan a Daniel, dejan libre a todos, y a él lo capturan, lo esposan y lo llevan en una patrulla como quien pasa en un momento del cielo al infierno con más preguntas que respuestas.
Un día antes de su captura, a las 6:30 de la tarde, le detienen junto a otros jóvenes para una revisión. La madre de Daniel al ser informada, llega al lugar y pregunta a los policías qué es lo que sucede; les informan que ya lo dejarán libre. Cuando lo dejan, los agentes ejercen violencia verbal, contra él y también con su mamá, relata Tatiana.
Lo extraño de la captura, según su familia, es que Daniel fue arrestado en la cancha de fútbol de la localidad, pero un comunicado de prensa de la PNC publicado el 15 de enero tras la presión mediática de la denuncia de su hermana, asegura que fue detenido “en el parqueo del Block G” de la residencial Altavista.
Daniel corría, jugaba fútbol y se emocionaba en público. Metió goles tal vez he hizo un par de reclamos por jugadas fuertes. La PNC asegura que le fue encontrado bajo su suéter aproximadamente una libra de marihuana valorada en $517.56 dólares aproximadamente.
—Resulta tan ilógico que alguien ande tamaño bulto como si nada. Si los policías de acá pasan a cada rato verguiando y jodiendo—, señala Tatiana.
El joven a quien la PNC acusa de narco, se dedicaba hasta antes de su captura a ayudar en una panadería local propiedad de su madre, una mujer de 54 años, madre soltera que se dedica a ese oficio para llevar ingresos a su hogar. Daniel era el encargado de hacer y repartir el pan en las tiendas cercanas.
Daniel alternaba su oficio con soñar en convertirse en un chef profesional. —Daniel solo hizo un año de bachillerato porque no podíamos pagar colegio. Iba sacar cursos al Instituto Salvadoreño de Formación Profesional (Insaforp), pero donde está ubicado es zona contraria de pandillas a la de donde nosotros vivimos y mi mamá tuvo miedo—, dice Tatiana.
Tatiana Alemán es periodista, desde la captura de su hermano, ha montado una guardia digital en la que a través de las redes sociales y el uso de la prensa, ha hecho presión para contarle al país que la PNC ha realizado una nueva captura arbitraria, de esas que fácilmente pueden esconderse en uno de los países más violentos del mundo en donde la Policía tiene licencia (no oficial pero la tiene )para matar y capturar arbitrariamente y preguntar después a todo joven que parezca pandillero o que simplemente no les caiga bien.
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—La casa ahora es puro silencio. Él era el del relajo. Ni la tele encendemos. Él miraba ESPN, FOX para ver fútbol o lucha libre. Es muy triste. Solo hablamos de todo lo que nos hace falta—, recuerda Tatiana.
Daniel para el estudio era malo, según su hermana, por su déficit de atención e hiperactividad. Sus calificaciones rondaban siempre el cinco y el seis pero siempre le hacía frente. Su lucha era empañada a veces porque lo regañaban por hablar mucho.
La PNC asegura en su comunicado de prensa tras la captura, que Daniel “presuntamente pertenece a grupos delictivos que operan en la zona, al tiempo que está siendo investigado por la División Antiextorisiones”.
No obstante, este medio hizo una pregunta válida a su hermana:
— ¿Cómo puede estar segura que tu hermano no estaba involucrado en algo ilícito? —
—Mi mamá le tenía mucho cuidado, muy cerca. Con esto me refiero a que sabía dónde y con quién estaba. Mi hermano siempre le decía a dónde iba. Y ella lo iba a buscar a ese lugar para confirmar. Los vecinos te pueden dar fe de eso.
El caso, gracias a la guardia de su hermana, ha tomado relevancia en la opinión pública. Tanto así, que el pasado jueves 9 de febrero, mientras diputados en la Asamblea Legislativa discutía sobre si prorrogar un año más las medidas extraordinarias de seguridad, es decir, continuar con la estricta represión en cárceles y en las calles de las colonias, criminalizando algunas a veces a inocentes, el diputado del partido Arena, Johnny Wright se refirió al caso.
“Y también han creado a nuevas víctimas, jóvenes que han sido encarcelados sin razones algunas y así sumar un número más a sus supuestos logros como resultados de las medidas extraordinarias, como es el caso de Daniel Alemán, un joven tratado como delincuente sin pruebas de ello, y así existen muchos casos más, ¿qué ejemplo le estamos dando a nuestros jóvenes?, ¿qué oportunidades estamos generando para ellos?”, cuestionó el parlamentario quien negó su votó a la prórroga que al final se logró con 74 votos a favor.

Foto exclusiva del momento en que Daniel fue llevado a las bartolinas policiales. Familiares aseguran que fue esposado a una pesa y ahí debía hacer sus necesidades fisiológicas. Foto/Cortesía
El mismo día que Tatiana recibió una llamada en su trabajo para que dejara de “hacer bulla”, el Juzgado de Paz de Ilopango ordenó que Daniel fuese trasladado a un centro penal a la espera de la etapa de Instrucción donde su abogado asegura demostrará su inocencia. Su caso será conocido por el Juzgado de Instrucción de Ilopango.
Su familia aún no ha podido verlo ni comunicarse con él pero tienen noticias “desde adentro”. Aseguran que no come, únicamente cuenta con una cobija y pasa largos ratos llorando.
No obstante su familia confía y la esperanza no se desvanece. Dicen que aunque desconfían de la justicia salvadoreña, mantienen su confianza en Dios y en la inocencia del joven panadero de Altavista.