Buscando la cueva de Radio Venceremos

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Fotografías: Archivo Radio Venceremos, Museo de la Palabra y la Imagen, y archivo Tania Primavera.

Por Tania Primavera

 

Un día dijeron ¡vamos a Morazán! Era el 1 de mayo de 2003. Llovía. Salimos. Sintiendo el aroma de los bosques. Los pinares cargados de pájaros. El viento en mi rostro. Con Santiago dirigiendo el grupo, llegamos a la casa de Dina, cerca de Perquín. Sonreía siempre. Vi su compost cerca de sus matas de plátano. Jugué con sus perros. Dormimos en su casita olorosa con aceites esenciales, el baño con jabón de aceituno. Sus chistes y humor negro, ella es alguien que contagia esa alegría.

Eran amigos Dina y Santiago desde Radio Venceremos, fundada por la guerrilla durante el conflicto armado, y fue ahí en Morazán desde donde transmitía sus mensajes toda la guerra, por 11 años hasta 1992. Yuca… Radio perseguida. Pero ya estábamos en otros tiempos. Pasamos esa vez una velada entrañable. Reímos a carcajadas, hablamos de muchas cosas. Nunca mas he vuelto a regresar ahí.

Al siguiente día, el momento era propicio y dijimos ¡vamos a desayunar por ahí! Pero ese desayuno se convirtió en un viaje de aventura todo el día. Nos adentramos por los caminos, pasamos por Arambala, luego llegamos a El Mozote, donde hubo la terrible masacre en diciembre de 1981, pasamos y seguimos, lo que buscábamos era la cueva de La Guacamaya, donde estuvo la Venceremos. Fue mi primera y única vez ahí.

Llegamos entre los caminos de lodo. Estaba un señor que se alegró al vernos. La cueva era preciosa, y pequeña. Una gran roca como techo, olía a barro, imaginé las mesas, las velas, o un candil.  Imaginé la bandera roja puesta del grupo guerrillero, el fmln. Esa gente tenia su valor de haber hecho ese periodismo, pensé.

Entre la roca de la cueva, emanaba una venita de agua, un chorrito. Ahí estuvo esa gente, con sus voces, en el peligro, sin miedo, denunciando, mujeres y hombres, su voz ante la opresión del Estado. Ellos creían en lo que hacían. Como en toda guerra, cada bando cree en lo que hace, y hay guerra. La radio  comenzaba sus emisiones con esta frase: “Transmite Radio Venceremos, emisora del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, emitiendo su señal de libertad desde Morazán,  territorio en combate contra la opresión y el imperialismo…” y retumbaba todo!

Impensable en otros tiempos andar ahí turisteando.  Solo dos compañeros siguen trabajando en el museo, de los que andaban esa vez, yo realizaba mis horas sociales. Al querer salir, de la cueva me di cuenta que estaba medio alto, había subido con las manos en el paredón, pero para salir di un brinco para no caer en un hoyo. Al salir todos de la cueva, notamos que Santiago se quedó atrás, alguien dijo, se quedó dándose un baño en el ojo de agua. Caminé en silencio.

La salida a desayunar se iba alargando. Salimos por esos caminos lodosos, y se nos atascó el pick-up donde andábamos. Ahí nos tardamos. Yo no sé, pero yo andaba otro vestido de repuesto en mi morral, me cambié ni sé donde, otros se pusieron otra camiseta. Pero ya era de tarde y no regresamos a descansar sino que nos dirigimos hacia la frontera con Honduras, solo pasamos la pluma. Era como otra dimensión. Bosques y montañas más altas. Y de repente una parte como engramada, pero siempre entre lo salvaje, ahí nos salieron una decena de niñas y niños. Vendían moras, frutillas silvestres, y se nos unieron por un momento. Comimos moras. Llenos los labios de color ocre. El aire más puro. El agua más fresca.

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