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"Un procurador no puede discriminar a LGTBI ni criminalizar mujeres por aborto": Abraham Ábrego

ENTREVISTA

Por Ezequiel Barrera/Fotos Émerson Flores

Abraham Ábrego es uno de los 24 aspirantes a dirigir la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH). Es abogado y notario y ha trabajado en la promoción de derechos humanos desde diferentes espacios, como la Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho (FESPAD). Actualmente es el director de defensa de víctimas en Cristosal.

En esta entrevista con GatoEncerrado habla sobre la propuesta de trabajo que tiene para recuperar la confianza que organizaciones de mujeres y LGBTI han perdido en la PDDH. También habla sobre la poca claridad que existe en el proceso de selección que sigue la Asamblea Legislativa para elegir a los procuradores y cargos similares. En ese proceso, según Ábrego, una de las cosas que debe aclarar la Asamblea es cómo va a tratar el caso de la actual procuradora Raquel Caballero, quien quiere reelegirse con la mancha de una condena por acciones antiéticas e investigaciones abiertas por otros casos.

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Me gustaría comenzar por lo más básico: ¿Por qué decidió participar como candidato a procurador de derechos humanos?

Fíjese que valoré que he tenido más de 20 años de experiencia trabajando en la promoción y defensa de derechos humanos y nos parecía que era importante en esta etapa clave que tiene el país, donde hay varios temas que tienen que ver con derechos humanos, que hay que fortalecer el trabajo de la procuraduría. Sí me preocupa una cierta degradación que se está viendo en la institución y siento que sería una lástima perder una institución que ha sido como de las principales creadas después de los Acuerdos de Paz. Entonces, tomando en cuenta esas valoraciones, decidí participar en este proceso. Tratando de fortalecer la cuestión de la candidaturas y la posibilidad de contribuir en el fortalecimiento de la procuraduría.

Cuando usted dice que ha visto una degradación de la institución… ¿A qué se refiere?

Yo creo que lamentablemente la Procuraduría de Derechos Humanos puede jugar un rol más fuerte de lo que ha hecho. Lamentablemente en la última gestión casi toda la discusión ha estado en el cuestionamiento de la moralidad y de la transparencia de la titular. Pero aparte de eso, haciendo una evaluación del trabajo de la procuraduría, tiene una múltiple función y ha bajado bastante el nivel de aporte en cuanto a informes especiales que son instrumentos importantes que tiene la procuraduría para abordar temas de derechos humanos en el nivel de resoluciones. O sea, por ejemplo, veíamos la memoria de labores del 2017 y 2018 y veíamos que hay un 80% de los casos atendidos que se habían archivados y solo un 4% tenían una resolución con responsabilidad, que es cuando la procuraduría encuentra una responsabilidad a los funcionarios. También vemos que dentro de las denuncias recibidas por la procuraduría hay pocos casos de los sectores más vulnerables. 

Es decir, en esa memoria de 2017-2018 había alrededor de denuncias de 1400 de derechos civiles y políticos, pero en el tema de violaciones a derechos de niños y niñas andaba por 100 denuncias y de población LGBTI había cuatro denuncias en un año. Entonces, me da impresión de que también hay una baja en la confianza que pueda tener la población más vulnerable con la procuraduría. A eso me refiero con degradación. Quizá lo más preocupante es el tema de que la titular clarifique bien o rinda cuentas sobre los señalamientos, porque tiene una condena en el Tribunal de Ética Gubernamental y siendo una institución donde juega mucho el peso moral, tener un candidato que no reúna los requisitos o que no sea lo moralmente suficiente, sí afecta a la procuraduría. Porque no es una institución vinculante, no es un tribunal y sus resoluciones no son estrictamente obligatorias como en un tribunal que tiene capacidad de obligar a cumplirlas, sino que tiene que ver mucho con el peso moral. 

Eso es algo que justamente quería preguntarle. ¿Usted considera que la PDDH debería de tener un mayor peso o algún tipo de condenas que trasciendan a los pronunciamientos y que los condenados sí tengan que cumplir?

Yo creería que debería aprovechar un titular con las múltiples facultades que tiene la institución. Porque digamos, la recepción de denuncias es una parte de su labor y que está bien, pero también está la investigación de violaciones a derechos humanos, el procurador también tiene posibilidad de proponer medidas de prevención y protección de derechos humanos, de proponer reformas legales en aspectos de derechos humanos, puede establecer diálogos con instituciones privadas y públicas. Entonces, el rol de la procuraduría puede ser muy fuerte tratando de incidir, no solo desde el lado de la amenaza o denuncias, sino que con el diálogo o la incidencia con los actores públicos para el respeto a los derechos humanos. Por ejemplo, ahora con el tema este de la política de seguridad, sobre cómo está desarrollando el gobierno, la procuraduría debería de jugar un rol muy fuerte en insistir en la necesidad de conocer la política de seguridad. También influir en esta dicotomía que suele haber entre combate a la criminalidad y derechos humanos para que no sea percibida en la población que los derechos humanos son un obstáculo para el combate a la criminalidad como suele hacerse. 

Entonces, creo que desde varios flancos, y no solo desde la denuncia y resoluciones, pero se requiere articular muchas funciones y ejercer mucha fuerza. Ahí es donde creo yo que juega mucho la independencia del titular, porque tiene que anteponer su mandato a no quedar bien o tratar de quedar bien con el poder público. O sea, ahí es donde tiene que tener fuerza, para decir las cosas que hay que decir en su momento y también para establecer diálogos. Porque no solo es cuestión de amenaza, sino que la procuraduría debe formar a los funcionarios, tiene la promoción de derechos humanos muy importante. Entonces todos esos roles los puede desarrollar para esa función.

Hablando sobre lo que los procuradores deben hacer… ¿Cuál es la diferencia entre usted y los demás candidatos, incluida la actual procuradora? ¿Cuál es la diferencia que se vería en la PDDH si usted es elegido como procurador?

Yo he identificado como cinco aspectos que considero importantes para el fortalecimiento de la PDDH. Yo no soy del criterio de llegar a botar el trabajo que han hecho anteriormente. Me parece que lo que requiere un procurador es analizar cómo está la institución y reforzar e impulsar los proyectos que tenga, pero hay que reconocer el trabajo anterior en lo que fuere positivo. En ese sentido, un primer aspecto es crear o articular más las diferentes funciones. Hasta ahora la procuraduría creo que se ha centrado mucho solamente en la investigación de violaciones a derechos humanos. Mi planeamiento sería reforzar o tener peso igual de las otras funciones. O sea, establecer un diálogo, medidas propositivas y de intervenir. Entonces, usar las más de 20 funciones o facultades o mandatos que tienen la procuraduría. Mi propuesta sería cómo ejercer las diferentes funciones y articular para la injerencia de derechos humanos. 

Un segundo aspecto que es como un reto, es el tema del presupuesto. Porque ese presupuesto es el menor del ministerio público. Creo que hay que hacer un análisis, y ya se está empezando hacer sobre algunas propuestas para aumentar el 6% a la fiscalía, pero debería discutirse como ministerio público en que la procuraduría de derechos humanos tiene el menor recurso. Tiene alrededor del 8% del presupuesto de este año de esas entidades de justicia. Hay que generar incidencia para reforzar el presupuesto de la procuraduría, pero a la vez mi propuesta sería revisar la eficiencia y la eficacia que pueda tener la institución en el uso de los recurso. Como en otras instituciones, el margen que tiene la procuraduría para invertir es poco, porque la mayoría de los fondos se van en el recurso humano. Alrededor del 76% es para recurso humano, entonces hay que revisar la eficiencia de ese recurso, que es el valor más fuerte que tiene la procuraduría. 

Un tercer elemento que creo yo que es importante, es el tema de la voz moral. Es decir, mi pretensión sería tratar de recuperar el peso moral que puede tener la procuraduría con pronunciamientos, informes y resoluciones que tienen su peso en los estándares ya reconocidos en materia de derechos humanos y con un trabajo técnico fuerte. Asimismo, creo que la procuraduría debe dar el ejemplo en el tema de los derechos humanos, por eso tocaría revisar si tiene bien adecuadas sus políticas de transparencia, género, inclusión, participación e incluso el tema de derechos laborales, el cual ha sido bastante cuestionado a la actual titular. Hay que revisarlo. Finalmente, creo que hay que reforzar el trabajo territorial. Creo que hay que descentralizar y llegar a territorios con más fuerza, no solo a través de las delegaciones departamentales, sino con otros mecanismos de servicios de la PDDH. Hay problemáticas que se están desplazando a los territorios y ahí creo que hay que fortalecer el trabajo comunitario. Entiendo que hay proyectos en esta gestión que van por esa línea.

Cuando hablaba de cómo la PDDH debe dar el ejemplo a las demás instituciones, uno de los principales enfrentamientos que ha tenido la actual procuraduría ha sido con el sindicato por el tema de violaciones a derechos laborales… ¿Cuál es su propuesta de trabajo con un sindicato que, según la actual procuradora, ha sido hostil?

Mi propuesta siempre es el diálogo. En la relación entre sindicatos y trabajadores siempre va a haber algún nivel de tensión o conflictos, en algunas ocasiones entre exigencias o pretensiones que pueden tener los trabajadores y las posibilidades que pueda dar la institución. Yo llevo el enfoque que tiene que dar el ejemplo en cumplir derechos laborales. Si por ejemplo yo he cometido un acto en contra de un trabajador y hay una condena de un tribunal señalando esa violación, yo lo que tengo que hacer es cumplir esa resolución. O sea, que hay que cumplir los derechos laborales, hay un contrato colectivo que regula las relaciones entre la PDDH y el sindicato. Yo trataría promover el respeto y de los trabajadores a esas reglas del juego. Creo que si hay persona que comete actos de corrupción o no desarrolla apropiadamente sus servicios, lo que tiene que hacer es seguir el proceso legal para que haya una investigación adecuada. Yo no ofrezco que voy a resolver todos los problemas o exigencias de los trabajadores, porque no es cierto, sino que mas bien lo importante es mantener el diálogo y hay un marco ya definido de derechos laborales y del contrato colectivo.

Cuando usted decía que quiere recuperar el peso moral de la institución, recuerdo en este momento que uno de los episodios más feos, por ponerle algún calificativo, de la actual gestión fue cuando la procuradora tuvo una especie de enfrentamiento con personas LGBTI, porque no tienen confianza en ella. Sobre todo porque la procuradora ha sido señalada de tener mucho prejuicio religioso con esa población… ¿Cómo pretende, usted, recuperar la confianza que algunos sectores dejaron de tener en esta gestión a la PDDH?

Creo que un procurador no debe anteponer sus creencias religiosas a su mandato. Vivimos en un Estado laico. La Constitución señala un estado laico y por lo tanto los funcionarios, que pueden tener creencias religiosas y es válido, pero al momento de ser funcionarios deben apartarse de esas creencias y su mandato es básicamente la ley, la Constitución y los tratados. Por lo tanto, no pueden anteponer una posición religiosa a temas de derechos humanos. Entonces, yo creo que si uno mantiene una postura de acercamiento, no discriminatorio, porque un procurador no puede discriminar a sectores, no puede discriminar a la población LGBTI, no puede discriminar a las mujeres que están siendo procesadas o criminalizadas por aborto, solo porque se tenga una posición que no comparta el aborto. O sea, yo tengo que atender a las personas que me dicen que son víctimas, aunque estén juzgadas por aborto y tengo que ver si hay violación de derechos humanos. Yo no estoy de acuerdo con la criminalización absoluta del aborto, de hecho es una cuestión que la Comisión y la Corte Interamericana han insistido en que es una violación a derechos humanos. Somos de los pocos países que todavía tiene ese marco legal. Entonces, igual con la población LGBTI, tiene derechos que probablemente no son reconocidos acá. Pero están reconocidos en instrumentos internacionales. 

Entonces, lo primero es la no discriminación. Creo que por la posiciones de creencias religiosas es que se ha dado ese divorcio entre algunos sectores con la actual procuradora. Yo lo que ofrezco es ese nivel de que la procuraduría no puede discriminar a nadie y tiene que ser seria en verificar. Y hay situaciones más sistemáticas que tiene que atender y los grupos vulnerables actualmente son mujeres, la comunidad LGBTI, los niños y niñas, las mujeres en situación de trata y los migrantes. Entonces son temas que necesariamente la PDDH debe reforzar y tiene que educar a la población en estos temas y respetar. 

En su propuesta, para cumplir con esas funciones o mandatos que ha mencionado, va a ser necesario tener un buen equipo de trabajo. ¿Cuál va a ser el perfil de los procuradores adjuntos? ¿Cómo va a seleccionar a estas personas para que sean su equipo de trabajo?

 

El tema que hay que revisar es que ya hay personal nombrado en esas adjuntas y creo que hay revisar. Inicialmente lo que nos tocaría es revisar el perfil que tiene cada persona que está en el puesto y los objetivos que se pretenderían para cada adjunta. También evaluar si los temas, así como están distribuidos, responden a lo que debemos. Hasta ahora creo que no hay que hacer muchos cambios, porque están, digamos, los temas principales de sectores vulnerables. Entonces, yo partiría de una evaluación de los actuales adjuntos. Hay que recordar que no todos son puestos de confianza y algunos tienen tiempo de estar en la institución, entonces ahí comienza por no violentar procesos legales laborales. Tendría que revisar esa parte, pero el perfil que deberían de tener son personas que estarían dispuestas a un trabajo comprometido con los derechos humanos y en particular con los usuarios de la PDDH y que sepan impulsar dentro de sus áreas de trabajo esta mística. Yo creo que en la procuraduría debe haber mística y los primeros que deben generar ese espíritu son los adjuntos, que son la base que tiene un procurador para impulsar sus áreas de trabajo.

Antes de finalizar, me gustaría saber: ¿Cómo ve usted el proceso de la Asamblea Legislativa para elegir a los procuradores? ¿Es adecuado?

Yo siempre he participado, desde afuera, en varios procesos de elección desde el lado de fiscalización de los procesos. En sociedad civil he tenido experiencia en fiscalizar estos procesos de elección de anteriores procuradores o fiscales o magistrados de la Corte. Siempre he sido crítico del proceso y sobre todo porque el proceso no está suficientemente regulado. Entonces, las reglas del juego no están definidas en publicidad, debate, participación de sociedad civil… Es que solo hay alrededor de seis artículos que regulan todos los procedimientos. Lo que ha habido son algunas reglas que ha desarrollando la Sala de lo Constitucional y algunas de ellas la Asamblea las ha ido adoptando. Pero creo yo que no es forma suficiente. Si bien tenemos un procedimiento bastante general, no se sabe con certeza cuáles van a ser las reglas del proceso actual. Yo por eso, cuando presenté los requisitos y solvencia, también le pedí a la Asamblea que proporcione a todos los candidatos cuáles van a ser las reglas del juego. Esas reglas son: mire cómo voy a desarrollar las etapas del proceso, el calendario, cuáles son las reglas que la subcomisión va a utilizar para investigar a los candidatos, cuáles son las reglas para seleccionar a los que sean mejor evaluados y proponerlos a la comisión política y en base a qué la comisión política va a decidir sobre cuál es el mejor candidato. 

La Asamblea, supongo, no los ha entregado esas reglas del juego para que ustedes tengan conocimiento…

¡No! No suelen hacerlo. O sea, lo que hacen es que simplemente crean la subcomisión, que a veces tiene un acuerdo para crearla, pero no le establecen la metodología. Pero eso ha variado. A lo sumo tienen algún mecanismo de evaluación, pero no está muy definido. Entonces es ahí donde es necesario, porque luego vienen este tipo de dudas que la población tiene sobre la Asamblea de cómo elige. Ya si son acuerdos de distribución de las instituciones, entonces yo igual que ahora que soy candidato, siempre he estado exigiendo que las reglas sean claras y transparentes. Y sobre todo que la sociedad civil pueda participar.

En el caso de que usted detecte alguna irregularidad en el proceso: ¿Cuál sería su forma de proceder?

Yo tendría que señalarlo. Hasta ahorita, digamos, el proceso ha ido bien. En el tema de inscripción de candidatos no detecté ninguna irregularidad. Todos los candidatos se inscribieron con los requisitos que se pidieron. Está más que todo en las reglas y luego tenemos que esperar en el proceso para revisarlo. Pero yo siempre me he caracterizado por hablar del tema si detecto alguna irregularidad. El tema que hay que aclarar es cómo la Asamblea va a evaluar a una procuradora que se quiere reelegir. Es que son dos situaciones diferentes: los demás candidatos que no hemos estado en la procuraduría y la actual procuradora. Cómo va a manejar la Asamblea el hecho de que la procuradora tenga una condena del tribunal de Ética y si eso le resta algún nivel en la evaluación, de su idoneidad, debe ser descartada o no, cuál va a ser el criterio respecto de los procesos que tiene abiertos, si va a tomar como que si no están cerrados no son suficientes elementos para valorar. Es decir, ahorita son más dudas.

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