Por Marvin Díaz | Agosto 23, 2019
Mercedes cultiva su propia comida, sus medicinas y artículos de higiene personal. Así enfrenta al cambio climático y evita comer alimentados procesados. Además resiste al consumismo y cuida la tierra. Esta es su historia y lo que tiene para decir a El Salvador, donde la Asamblea Legislativa ha retrasado la discusión para tener políticas y una ley que obligue al Estado a garantizar el derecho a la alimentación de calidad.
Mercedes Monge se levanta muy temprano, todas las mañanas desde hace seis años, para caminar entre sus cultivos. La frescura matutina y el cantar de los gallos hacen la combinación perfecta para que su patio trasero sea su lugar favorito en la vida. Se abre paso entre hortalizas, matas de maíz y las hojas verdes de sus árboles frutales. Cada día observa cómo crece el fruto de su trabajo en las tierras de su pequeña vivienda, ubicada en la comunidad Santa María La Esperanza, en el municipio de Santiago Texacuango, San Salvador.
Entrada la mañana, Mercedes siembra con esperanza el fruto que garantizará la seguridad alimentaria para ella y su familia. Más que sembrar y cosechar su propia comida, Mercedes dice que la agroecología es quizá el único estilo de vida viable ante la crisis alimentaria del país.
“La agroecología es base fundamental para nuestra vida y familia, es para poder seguir viviendo con una salud mejor. Tenemos que aprender a cultivar en los pequeños espacios que tenemos en la casa“, recomienda Mercedes.
Mercedes ya no necesita ir al supermercado a comprar verduras ni hortalizas. De hecho, considera que las que venden en los supermercados son dañinas para la salud, por el tratamiento químico que tienen antes de llegar a las salas de venta.
“Esta experiencia es una alternativa para no seguir consumiendo químicos, y yo les puedo asegurar con mi propia vivencia que sí podemos (comer y vivir sin alimentos procesados químicamente)”, dice Mercedes.
Los diputados de la comisión agropecuaria de la Asamblea Legislativa han congelado la discusión y aprobación de la Ley de Seguridad Alimentaria. La normativa, que incluye el tema de la agroecología, no se discute desde mayo 2018. Es decir, desde que inició la nueva legislatura 2018-2021. En otras palabras, a los diputados actuales no les ha interesado garantizar la seguridad alimentaria para los salvadoreños.
Adelmo Rivas, diputado del partido GANA, explicó a GatoEncerrado que el estudio se encuentra ante dos escenarios. Uno, que la nueva legislatura ratifique los 94 artículos consensuados y supere seis puntos del articulado que quedaron sin aprobación en la legislatura pasada. También puede ocurrir que los diputados desechen los artículos aprobados e inicien la discusión desde cero.
GatoEncerrado gestionó una entrevista con el diputado del PDC, Jorge Mazariego, para hablar sobre la propuesta de la ley. Al cierre de la nota, no tuvimo respuesta de su personal de comunicaciones.
Algunas voces de la sociedad civil opinan que todo lo discutido por la legislatura anterior debe revisarse, especialmente los seis artículos que no fueron aprobados. Una de esas voces es Adalberto Blanco, representante de la Federación de Cooperativa de la Reforma Agraria de la Región Central (FECORACEN), quien dijo a GatoEncerrado que los seis artículos “no son negociables” y que esta legislatura debe discutirlos nuevamente.
“La ley se encuentra detenida porque la derecha legislativa no estaba deacuerdo en seis puntos: el nombre de la ley, participación ciudadana, semillas criollas, el carácter especial de la ley, el acceso a la publicidad y etiquetado y el acceso a tierras”, explicó Blanco.
La exclusión de los seis artículos, según el análisis de Blanco, beneficia a la industria de importación de alimentos, a las empresas que exportan productos agrotóxicos, a la industria cañera y a las compañías de producción de semillas. Menos a los salvadoreños que necesitan la garantía del acceso al alimento de calidad.
En 2008, el movimiento Vía Campesina en El Salvador, integrado por cooperativas agrícolas, presentó la primera propuesta de Ley de Soberanía Alimentaria en la Asamblea Legislativa. La propuesta estudiada por los diputados fue, al final, un consolidado de 11 anteproyectos de ley que ingresaron a la comisión agropecuaria.
En la legislatura 2012-2015, los diputados también discutieron una reforma al artículo 69 de la Constitución de la República, que en pocas palabras iba a garantizar el derecho humano al agua y alimentación. Pero en el momento de la votación, la reforma no alcanzó a tener los 56 votos necesarios. Así que la discusión y aprobación fue enviada al archivo.
Las extensiones de tierras sembradas por cultivo de caña no permiten la producción de otros alimentos como el maíz, el frijol, verduras y frutas. Así lo afirma Adela Bonilla, representante de la Red de ambientalistas y de la Mesa por la Soberanía Alimentaria.
La industria azucarera se adueña de las tierras y no permite el cultivo de alimentos básicos para las familias, según Bonilla. Asimismo, la industria de agroquímicos contamina las cosechas de los agricultores.
“Las empresas que explotan la tierra y que obtienen ganancias económicas y mercantilistas son las que mandan en este país. ¿Quienes tienen en sus manos los químicos y los distribuyen? Ellos. Vemos los grandes monocultivos, que son básicamente los que se están adueñando de todo. Ya no hay tierras para cultivar alimentos, porque todo es para los monocultivos, como los cañales”, dijo Bonilla.
La agroecología es la solución a la crisis alimentaria y la adaptación al cambio climático, según organismos internacionales como el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC). En uno de sus informes (AR5-IPCC), el IPCC recomienda que es necesario retomar prácticas agrícolas tradicionales como forma de adaptación de los agricultores a los embates del cambio climático.
En agosto de 2019, el IPCC señaló en su informe sobre el cambio climático y la tierra que es una necesidad hacer un cambio drástico en la producción de alimentos. El informe explica que el sector tierra requiere una transición a la agroecología, protección y restauración de los bosques, pantanos y humedales.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) también aseguró que la erradicación del hambre en Latinoamérica puede combatirse desde las prácticas agroecológicas.
“Agroecología es clave para erradicar el hambre en América Latina y el Caribe
y permite el desarrollo sustentable de la agricultura, el avance hacia sistemas alimentarios
inclusivos y eficientes y promueve la protección de los recursos naturales”, señaló la FAO en el Seminario Regional sobre Agroecología, desarrollado en Brasil.
Mercedes también dice que la agroecología garantiza mucho más que la alimentación de las cuatro personas que conforman su familia. De las plantas saca medicinas y productos para la higiene personal. De tal manera que ya no tiene ninguna necesidad de ir a consumir y gastar en un centro comercial. Basta con salir a su patio trasero para encontrar lo básico y necesario para vivir.
“Yo he aprendido a hacer mis propios jabones, mis propios champús, mis desodorantes, mis propias cremas. Con las mismas plantas se va construyendo y se va haciendo todo lo que necesito para tener mi cuerpo limpio”, afirma Mercedes.
Editado por Ezequiel Barrera