Yorito, el pueblo hondureño que expulsó a una minera

Por Karla Rodas*| Enero 9, 2020

Esta es la historia, contada desde la experiencia de una lideresa ambiental, de cómo un pueblo pacífico de Honduras tuvo que levantarse, resistir y hasta incendiar tractores para evitar que la minería irrumpa y contamine en su territorio.

La empresa minera, de origen canadiense, Comercializadora de Agregados de Honduras S.A. de C.V (CEAHSA) había llevado cuatro tractores hacia su mina en Yorito, Honduras. Los habitantes, indignados por la intromisión, hicieron que la maquinaria bajara al centro del pueblo. El 15 de agosto de 2019, mientras los pobladores protestaban, policías y antimotines llegaron para disuadirlos. El enfrentamiento terminó con varias personas heridas y los cuatro tractores incendiados, según informaron los periódicos.

Para entender las razones de lo ocurrido ese día, encontramos a la bibliotecaria municipal, Aura Mirtilia Torres, de 30 años, quien es una lideresa ambiental y una de las voces jóvenes de Yorito con los detalles del caso.

Entrada a Yorito. Foto/Foundation Adelante

Aura describe a Yorito como un paraíso de paz. Rodeado de montañas, praderas verdes y con una gran riqueza cultural por mantener a su población indígena de las tribus Tolupanes. Yorito colinda al norte con el municipio de Yoro, al sur con Sulaco, al este con Marale y al oeste con el municipio de Victoria; todos del departamento de Yoro.

La población, según detalla Aura, en su mayoría son campesinos que se abastecen del agua del Río Aguán, que se origina en las tierras montañosas centrales del oeste del municipio y baja hasta el Río Tepemechín.

“Yorito tiene una gente muy amable, quienes brindan ayuda ya sea a personas extranjeras o del mismo pueblo, somos muy unidos”, dijo Aura, cuando platicó con GatoEncerrado.

La paz, el agua y los recursos naturales de Yorito, según comentó Aura, fueron amenazados cuando la minera CEAHSA irrumpió en el territorio para extraer oro y un mineral llamado baritina o barita, utilizado para diferentes fines, principalmente por la industria del petróleo. 

El problema comenzó, según recuerda Aura, en 2014. Las autoridades municipales anunciaron a la población que por una falla tectónica tenían que abandonar sus hogares, para evitar la muerte por los inminentes terremotos que se preveían. 

Aura, y otros líderes ambientalistas de la zona, coinciden y están convencidos de que había gatoencerrado en el anuncio. Así que indagaron y llegaron a la conclusión de que la minera CEAHSA quería explotar la zona y le estorbaba la población. 

Tras la conjetura de que el desalojo era en realidad una forma de abrirle paso a la minería en la zona, las tribus Tolupanes fueron las primeras en levantarse y resistir. 

La poca información que llegaba a los habitantes indicaba que la empresa tenía permisos para realizar actividad minera con palas y carretas, pero utilizaba maquinaria pesada. La determinación de las comunidades y las tribus era plantarse en contra de la actividad minera que amenazaba los recursos naturales. Aunque eso significara una lucha frontal con la empresa y con los policías de Honduras.

Para 2018, los habitantes se levantaron y comenzaron a protestar con más energía y a denunciar públicamente que la actividad minera era una amenaza al medio ambiente y a la salud de las comunidades y las tribus.

“Las fotografías de las maquinas en el municipio fueron una bomba, una alarma que despertó la molestia de la gente. La alcaldesa llamó a los regidores y tres comunidades de la zona a un cabildo abierto para hablar sobre la empresa minera”, recordó Aura.

De las tres comunidades convocadas, pocas lideresas y líderes se atrevían a dar su opinión sobre los daños de la empresa minera. La gente comentaba entre sí, pero no en la plenaria, por temor.

Aura, por su lado, recuerda que tomó el micrófono y expuso valientemente que las excavaciones de CEAHSA estaban afectando la fauna, flora y el entorno donde habita la población.

A pesar de que la alcaldesa daba señales de parar con el cabildo, Aura seguía insistiendo. De repente, hombres y mujeres se contagiaron con la valentía de Aura y comenzaron a hablar sobre sus realidades y las afectaciones en Yorito.

Después de ese cabildo y de que nada ocurría en favor de la población, sino solo de la minera, los habitantes se cansaron y, según Aura, se vieron en la necesidad de hacer algo realmente escandaloso para llamar la atención y mostrar su descontento con la actividad minera. Así es como llegó el 15 de agosto de 2019, cuando incendiaron los cuatro tractores.

Pedro Landa sobre situación de los habitantes, tiempo después de la quema de los tractores.

“Hay un engaño que vienen hacer las empresas a las comunidades. Dicen que traen desarrollo, pero es todo lo contrario, este tipo de empresas traen pobreza a la comunidad. Prometen carreteras y hospitales a la gente humilde, vienen a jugar con la dignidad de la gente. Así que ese día (15 de agosto) fue necesario levantarse con fuerza”, dijo Aura.

Parte del levantamiento fue que la población buscó obtener la documentación y permisos que tenía la mina. Para acceder a esos documentos, hicieron plantones frente a la alcaldía y el Comité de Defensa del Medio Ambiente de Yorito viajó a Tegucigalpa. Fue en ese momento, el 20 de agosto, cuando la tensión se hizo más fuerte en Yorito. 

“Un grupo de cuerpos paramilitares-antimotines llegaron a desalojar la toma de las personas en la alcaldía y empezó una batalla campal”, rememoró Aura.

Ese día, las armas de fuego de los policías, según Aura, se alzaron en contra de los palos y piedras de la población. Los policías y antimotines golpearon y rociaron con gas lacrimógeno a los protestantes.

Pedro Landa, parte del equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC, una organización que nació en enero de 1980 como un Centro de Investigación y Acción Social, apegado a la problemática rural hondureña), dijo a GatoEncerrado que ese día, en Yorito, los cuerpos de seguridad quedaron custodiados por las poblaciones indígenas y por campesinos.

“La policía y el Ejército desalojó a la gente de la alcaldía. Las comunidades se dan cuenta y cientos de indígenas empiezan a bajar de las montañas. Las calles estaban llenas. No podía pasar ningún vehículo, ni una persona más. Llegó un contingente de la policía y comenzaron a disparar. Cuatro compañeros quedaron heridos de bala. Pero era demasiado tarde, la población los tenía rodeados, los antimotines y policías se rindieron inmediatamente”, dijo Landa.

Aura agregó que “ese día, Yorito defendió su tierra, defendió su gente. Hubo dos menores de edad que fueron apresados, pero la presión de la gente del municipio y de representantes de derechos humanos velaron para que fueran liberados y permitió la salida de los jóvenes. La gente dijo que si no los liberaban, iban a quemar los puestos policiales”.

Yorito libre de minería

Después de estos incidentes, la alcaldesa de Yorito, Maryin González, convocó a un cabildo abierto en septiembre de 2019. El acuerdo al que llegó la población con la municipalidad fue declarar el territorio como libre de minería. Esa declaración dejaba únicamente la posibilidad de extraer piedra y arena con fines domésticos. En ese momento, la alcaldesa también se comprometió a acompañar a las organizaciones para presionar a que el Congreso de Honduras declare oficialmente a Yorito como un territorio libre de minería.

*Karla Rodas es una periodista invitada por GatoEncerrado para escribir sobre el caso.

Foto principal Radio Progreso