Sepultar a seis víctimas de la masacre de El Calabozo tras 38 años de impunidad

En agosto de 1982, seis miembros de la familia Realegeño Bonilla fueron asesinados por el ejército salvadoreño en una masacre conocida como de El Calabozo, en San Vicente. Las seis víctimas de la familia Realegeño fueron asesinadas en el caserío Las Guayabillas. Los restos de las seis víctimas fueron exhumados gracias al testimonio de los sobrevivientes de la masacre. El Centro para la Promoción de los Derechos Humanos “Madeleine Lagadec” y Cristosal, apoderados legales del caso, señalan a los altos mandos del ejército como los culpables de la matanza. Estas son algunas imágenes de la entrega de los restos a los familiares y la sepultura, 38 años después.

Miembros de Medicina Legal entregan las osamentas de la familia Realegeño Bonilla. Los familiares y sobrevivientes las recibieron en pequeñas cajas, pintadas de blanco.
María Berta Realegeño limpia los féretros que resguardan los restos de sus familiares, mientras sobrevivientes de la masacre y familiares se preparan para sepultarlos, 38 años después.
El 23 de enero, Juana de Jesús y María Berta Realegeño, recibieron en Medicina Legal los restos de sus familiares: José Bonilla (padre), Lorenza Realegeño (madre), Santos Marta Bonilla Realegeño (hija), María Alicia Bonilla Realegeño (hija), Santos Jaime Bonilla Realegeño (hijo, de ocho años) y Lorena Ayala. Fueron asesinados durante la masacre El Calabozo por miembros del ejército salvadoreño.
Juana de Jesús Realegeño acompañaba a su familia el día de la masacre, pero regresó a su casa. Así fue cómo se salvó. Ahora pide justicia para su familia, a la que califica como "gente pobre e inocente".
María Berta Realegeño Bonilla fue acompañada por familiares y miembros de la comunidad en la misa para enterrar a sus familiares. "Las heridas no se cierran, porque cuando uno pierde a su familia es difícil", mencionó.
Familiares y miembros de la comunidad acompañaron a la familia, para dar sepultura a las víctimas. Muchos de ellos también perdieron a sus seres queridos, pero no pudieron localizar sus cuerpos: "Se los llevó la corriente o se los comieron los animales", dijo Florentina Orellana, una sobreviviente.
Joaquín Portillo sobrevivió cuando, después de recibir un balazo, se hizo el muerto. La bala atravesó su hombro izquierdo. Acompañaba a la familia Realegeño el día de la masacre.
Joaquín muestra la cicatriz de la bala que recibió. Su testimonio fue clave para identificar el lugar donde yacía la familia y para exhumar sus cuerpos.
Los testigos apuntan a que la autoría de la matanza es de los batallones Atlacatl y Ramón Belloso, el Destacamento Militar No. 2 (Cabañas) y la 5° Brigada de Infantería de San Vicente, durante la guerra civil (1980-1992). La masacre ocurrió durante el operativo militar "Teniente Coronel Mario Azenón Palma", realizado entre el 17 y el 25 de agosto de 1982, en los municipios San Esteban Catarina, San Lorenzo, Santa Clara y otros del departamento de San Vicente.
María Berta Realegeño durante el entierro de sus familiares. Pide justicia al gobierno salvadoreño, no solo para ella, sino para todas las víctimas del conflicto armado.
Del 28 de octubtre al 1 de noviembre de 2018 fueron exhumados los cuerpos, como parte del proceso que señala como autores de la masacre El Calabozo al coronel Sigifredo Ochoa Pérez, comandante del operativo y comandante del Destacamento Militar No. 2 en 1982; el coronel José Antonio Méndez, comandante del Batallón Ramón Belloso; Domingo Monterrosa, ya fallecido; el exministro de la Defensa Guillermo García; y el exjefe del Estado Mayor David Flores Lima.