El ritmo de la película se desarrolla entre escenas paralelas. Por un lado, vemos a la mano enfrentarse a diversas adversidades mientras recuerda la infancia de su cuerpo y, por otro, cómo Naoufel lidia con el conflicto de su pasado trágico y la necesidad de cambiar para que su vida obtenga otro rumbo.
En el aspecto visual, I Lost My Body juega entre lo onírico y lo real y desarrolla una narrativa utilizando los colores y las sensaciones de sus personajes, por eso cada escenario, entre la mano y Naoufel, se divide en escala de grises y tonalidades cálidas.
Otro rasgo característico de esta cinta animada es el juego con los sentidos (el tacto y la audición), cuando la mano toca superficies que hacen recordar las sensaciones que experimentó en la niñez. También logramos percibir la realidad del protagonista a través de una la leve brisa, que nos puede envolver en diversas sensaciones.
Sin duda alguna, I Lost My Body es, en mi opinión, de las mejores propuestas animadas de los últimos años. Tiene un mensaje claro: hay que arriesgarse y saltar al vacío para poder continuar con nuestra vida.