Foto/Emerson Flores

Ambientalistas exigen que países como El Salvador prohíban el plástico de un solo uso

Tras el desplome de los precios del petróleo, la industria petrolera tiene esperanza de recuperación en el aumento de la demanda del plástico. El informe “El Atlas del plástico” señala que entre 1950 y 2017 fue fabricado un total de 9.2 mil millones de toneladas de plástico. La mayor parte de eso  consiste en productos y empaques de un solo uso. Menos del 10% del total del plástico producido se ha reciclado y otra parte llega a contaminar ríos y oceános. Ambientalistas advierten pasividad en políticas ambientales de países como México y el Triángulo Norte de Centroamérica, voracidad en la industria del plástico y altos niveles de consumo de la población debido al marketing y la comodidad. 

La emergencia por COVID-19 ha provocado, entre otras cosas, el desplome de los precios del petróleo. Las cuarentenas, implementadas en los países para evitar la propagación del coronavirus, han provocado que la demanda de petróleo sea poca. Ante ese panorama, la industria petrolera aún tiene una esperanza para sobrevivir: que la demanda del plástico a nivel mundial siga en aumento. Eso, a pesar de que un tercio de los 438 millones de toneladas de plástico producidas anualmente termina contaminando los ecosistemas del mundo, según especialistas ambientales que participaron en el webinario denominado “La crisis del plástico”, que organizó la Red Trinacional por el Rescate del Río Lempa, este 24 de abril.

Los reportes sobre la industria del petróleo indican que, el lunes 20 de abril, el barril llegó a costar la cifra histórica de -$37,63. Un día después, el barril tuvo una leve recuperación del 19 %, según los precios de referencia del West Texas Intermediate (WTI), que determina precios estándares del petróleo bruto.

“Vimos que, durante la pandemia, los precios del barril de petróleo bajaron mucho. Una de las expectativas de la industria petrolera son los plásticos. Es decir, aumentar su producción para que la demanda de petróleo también aumente y así lograr sobrepasar esta crisis de la economía actual”, dijo Ingrid Hausinger, coordinadora del programa de Ecología de la Fundación Heinrich Böll.

Los especialistas explicaron en el webinario que los petroquímicos son la base para fabricación del plástico. De acuerdo con datos del “Atlas del plástico” —un estudio publicado en 2018 por la Fundación Heinrich Böll— entre 1950 y 2017 hubo una producción total de 9.2 mil millones de toneladas de plástico; es decir, más de una tonelada por cada persona que actualmente vive en la tierra. La mayor porción consiste en productos y empaques de un solo uso. El estudio también indica que menos del 10% del total del plástico producido se ha reciclado.

Captura de pantalla del webinar sobre la importancia de la regulación y prohibición de la fabricación del plástico de un solo uso.

El incremento en la demanda de plástico que va a ocurrir después de la emergencia por COVID-19 preocupa a los ambientalistas, según dijeron en el webinar. La producción en aumento de plástico hará que la economía de la industria se recupere, pero el costo real será el impacto en el medio ambiente que ya vive una crisis por la contaminación.

Miguel Rivas, de la organización Green Peace México y uno de los panelistas del webinar, dijo que la producción de plástico está costando al planeta 2.5 billones de dólares. 

“Lo estamos pagando nosotros con el cambio climático y pérdida de la biodiversidad. Estamos perdiendo más biodiversidad que cuando se extinguieron los dinosaurios”, aseguró Rivas.

El Atlas del plástico 2018 menciona que más de 1.13 billones de envoltorios —plásticos, en su mayoría— se usaron para alimentos y bebidas solo en la Unión Europea. Los envoltorios y envases no son el único problema: en agricultura se usan cada año a nivel mundial alrededor de 6.5 millones de toneladas de plástico.

Ese estudio también afirma que el plástico acelera el cambio climático. “Si se mantienen las tendencias, para el 2050 los plásticos habrán causado alrededor de 56 gigatoneladas de emisiones de CO2. En otras palabras: fabricar plástico podría usar del 10 al 13 por ciento del presupuesto restante de carbono para mantener el calentamiento global bajo los 1.5°C”, reza el estudio.

El informe agrega que la creciente demanda de plásticos ha llevado inevitablemente a problemas en cuanto a la gestión de desechos. La investigación detrás del estudio revela que alrededor del 40 % de los productos plásticos son desechados luego de 30 días. Eso, como es lógico, genera una montaña de desechos plásticos que ocasiona serios problemas al medio ambiente.

El documento afirma que, para reducir el impacto de los plásticos en el medio ambiente, reciclar es solo la segunda mejor opción. Para 2025, según el análisis de los especialistas, serán fabricadas unas 600 millones de toneladas de plástico. El sistema de reciclaje actual no puede manejar semejante volumen de desechos. 

“La mejor solución es fácil de enunciar, pero es acaloradamente discutida: sencillamente dejar de fabricar tanto plástico”, dice el Atlas del plástico.

Plástico es marketing y comodidad

En el webinario, los especialistas también analizaron los motivos que llevan a la población actualmente a consumir grandes cantidades de plástico, y más grave aún en medio de una emergencia por un virus que logra vivir hasta tres días en el plástico.

Entre los motivos analizados del uso de plástico están los patrones de comodidad, moda y una supuesta higiene.

“Son símbolos modernos del desarrollo, y esto nos lo han hecho creer campañas de publicidad durante años, y pensamos que es un resultado de la globalización, lo moderno y es limpio”, explica Ingrid Hausinger.

La ambientalista agregó que la población se ha visto expuesta por años a mensajes y millonarias campañas de comunicación de multinacionales de la industria del plástico, que responsabilizan a los consumidores por no saber gestionar los residuos y el uso del plástico.

Douglas Montalvo, de la organización “Let´s Do It” radicada en El Salvador, dijo que las telas sintéticas son otros productos derivados de los petroquímicos, y que, de igual forma, son de un solo uso por modas, generando residuos contaminantes.

“La moda rápida nos va creando patrones individuales de consumo que se convierten en patrones colectivos. Cada vez compramos más ropa, la vamos cambiando, la vamos desechando”, afirmó Montalvo.

El Atlas del plástico también menciona que vestimos plástico. El poliéster y otras fibras sintéticas se fabrican a partir del petróleo o del gas natural. La fabricación de una camisa de poliéster puede emitir entre 3.8 Y 7.1 kilogramos de CO2.

Miguel Rivas, de Green Peace México, dijo que “el envase es una herramienta de marketing, es atractivo a la vista” y agregó que una sociedad con conciencia sobre el uso del plástico, puede ser parte de la solución, modificando patrones de uso como bolsas de tela o mochilas.

¿Qué hacer con tanto plástico?

Durante el webinario, los especialistas coincidieron en que el reciclaje no es la única y mejor solución para el manejo de grandes cantidades de desechos sólidos. De hecho, el reciclaje lo calificaron como “la segunda opción”.

“Reciclar es bueno, pero es solo la segunda mejor opción para este problema. De los 438 millones de toneladas de plástico que se producen anualmente, un tercio llega a nuestros ecosistemas, no desaparece cuando se recicla”, explicó Ingrid Hausinger.

El representante de Green Peace México también dijo que la solución debe ser integral, conformada por consumidores, la gran industria del plástico y los gobiernos. Aunque la industria petrolera consigue leyes o funcionarios que le favorecen, eso debe cambiar para no solo prohibir el plástico, sino dejar de producirlo.

Rivas explicó que en México, Green Peace se ha dado a la tarea de cabildear con gobernadores locales y mostrarles la realidad de las afectaciones en cifras.

“Lo que hemos hecho es generar núcleos de participación ciudadana en los diferentes Estados de México. Hemos dicho que vamos a comenzar con pequeñas batallas que podamos ganar como ciudadanos. Vamos a pequeños municipios o Estados, conversamos con legisladores y les planteamos el problema”, relató Rivas.

Para iniciar una tarea similar en El Salvador, Rivas recomendó presentar datos y cifras locales para que los tomadores de decisión impulsen políticas a partir de las afectaciones de la población que los ha elegido. “No necesariamente tiene que ver con pérdida de empleos o daños en la economía, porque lo que hay que hacer es repensar el modelo económico para ofrecer alternativas”, subrayó.

RIvas explicó que países como China, México, Argentina y Costa Rica, han comenzado a legislar en contra del plástico de un solo uso. En 2018, China prohibió la importación de residuos plásticos. En la actualidad también hay otros países que se niegan a ser el basurero del mundo, y están enviando de regreso los deshechos. Los cuatro grandes exportadores son Estados Unidos, Japón, Alemania y el Reino Unido.

En el caso de El Salvador, a inicios de este año, y en el marco de la crisis hídrica que dejó sin agua al área metropolitana de San Salvador, el Gobierno decidió abastecer a la población con agua embotellada. Posteriormente, Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), Fernando López, lanzó el “Reto Recicla”, una iniciativa que buscaba recuperar tres millones de botellas plásticas por medio del reciclaje, pagando $0.5 centavos por botella.

Hausinger aseveró que lamenta la poca comprensión que tiene el Gobierno sobre el reciclaje, ya que no resuelve el problema.

“Para mí fue un poco decepcionante de parte del MARN, e incluso de Nayib Bukele, cuando decía que se entregaron tantas botellas de plástico y se recogieron tantas y que la balanza queda igual. La balanza no queda igual, desde la energía que se utilizó para producirlas, las que no se van a lograr recoger, pero al final siempre van a terminar en el mar. Es un enfoque muy reduccionista que no trata de ver todos los efectos que se tienen en los ecosistemas y en la salud humana”, dijo Hausinger.

La ambientalista agregó que a pesar de la emergencia por coronavirus que ha obligado al gobierno a utilizar más plástico para víveres y productos clínicos, es necesario que el discurso comience a cambiar para asumir compromisos a favor del medio ambiente y en contra de los plásticos.

En diciembre de 2019, la Asamblea Legislativa salvadoreña aprobó la “Ley de Reciclaje”, un compendio de 67 artículos que, entre otras cosas, regula el tratamiento de los residuos, otorga autoridad a las alcaldías para tal fin y busca incluir en la currícula educativa y en políticas económicas la capacitación a microempresas. 

El representante de Green Peace dijo que una de las políticas que está comenzando a ser una solución en otros países es el apoyo a micro y pequeños emprendimientos amigables con el medio ambiente. 

“Desde Green Peace lo que proponemos es que aprovechemos la situación del COVID-19, construyendo un futuro más verde y justo. Entendamos que la preservación de la naturaleza es importante porque eso ha promovido que en los últimos 40 años haya aumentado hasta un 70 % los brotes epidémicos, producto de enfermedades zoonótica. Lo que estamos viviendo es un brote que se volvió pandemia de una enfermedad zoonótica”, dijo Rivas.

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