Foto/Emerson Flores

RELATO

 

“Atrás vienen unos militares que no los van a perdonar”

José Amparo Martínez, de 69 años, relató a GatoEncerrado cómo sobrevivió a la masacre de El Mozote y sitios aledaños, en el departamento de Morazán, ocurrida en 1981. La pérdida de su madre y su hermana a manos de la Fuerza Armada dejó en su vida “heridas que nunca cerrarán sino hasta que muera”, como él mismo expresa. Desde la tragedia, lucha junto con organizaciones defensoras de derechos humanos por encontrar justicia y la verdad sobre uno de los hechos más crueles de la historia reciente de la región latinoamericana. Resiente que el presidente Nayib Bukele y comandante general de la Fuerza Armada no haya cumplido aún su promesa de abrir los archivos militares y favorecer la impunidad.

 

 

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Por Karen Moreno

Soy José Amparo Martínez. Yo iba a tener 30 años cuando ocurrió la masacre en La Joya, que es un caserío aledaño a El Mozote, en Morazán. Recuerdo que nos sacaron de la casa a bombardeos. Eso fue el día 10 de diciembre de 1981, por la tarde. Para intentar sobrevivir, algunos nos fuimos a los montes y no volvimos a llegar a la casa. Pasamos esa noche entre balaceras. Los militares tenían todititos los cerros tomados y tiraban a las casas directamente. Esa misma noche, nos trasladamos con cuatro señoritas y mi esposa a un lugar que le dicen Cerro Brujo. Ahí estuvimos hasta el siguiente día. 

En la tarde volvieron a bombardear. Al oscurecer, bajamos de ese cerro y pasamos por La Joya, y ya estaba la masacre, ya habían matado a bastante gente y pasamos encima de ellas, entre lo oscuro. Me salí de ahí, porque ya  todos no soportábamos el zumo a muerto y ya habían matado a mi mamá y a mi hermana con cuatro niños.  

Teníamos mucho miedo. Andábamos en lo oscuro, porque si los militares veían una luz tiraban morterazos. Yo andaba una niña pequeña, de seis años.  A ella le reventaron los oídos y quedó sorda. Se golpeó un bracito y le quedó pandito. Nosotros sufrimos todo eso. Nos dimos cuenta quiénes murieron y quiénes sufrieron esa masacre y también quiénes la cometieron: que fueron los del Batallón Atlacatl. Dejaban escrito en las paredes de las casas y ahí identificaban que eran del batallón.

Había militares buena gente, nos decían “váyanse, que atrás vienen unos militares que no los van a perdonar. Los van a matar, váyanse”. El que venía atrás era el Batallón Atlacatl y cabal, la gente que no quiso salir, la mataron. Mi hermana estaba embarazada, el diagnóstico decía que en enero iba a nacer el bebé, pero fueron asesinados en diciembre.

 

José Amparo lee los nombres de las víctimas de la masacre, en la que asesinaron a su mamá, su hermana embarazada y cuatro sobrinos. En el memorial aparece el nombre de su madre, Felipa Martínez. Foto/Emerson Flores.

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