“No voy a dar mis votos para seguir endeudando el país”: Roberto Ocampo

Por Beatriz Benítez

Por Beatriz Benítez

Roberto Rivera Ocampo es candidato a diputado por el departamento de La Libertad con el partido Vamos.   Para las elecciones de 2018 intentó ser candidato a diputado no partidario, pero declinó al ver imposible la recolección de 12 mil firmas para inscribirse. Para las elecciones presidenciales de 2019, también fue candidato a vicepresidente, junto a Josué Alvarado. Vamos El Salvador es un partido nuevo, constituido en 2017. Las encuestas indican que apenas alcanza un 4 % en intención de votos. A Ocampo no le preocupa tener pocas posibilidades de ganar. Su ideal, según dice, es construir un proyecto político a largo plazo y esperar su momento: cuando Nuevas Ideas caiga.

Antes de entrar a la política partidaria, Ocampo fue directivo de la organización Iniciativa Social para la Democracia (ISD) y fundó Acción Ciudadana. Al hablar de su paso por ISD se muestra satisfecho por haber sido parte de los que tomaron la decisión de ser querellantes en el proceso judicial contra el expresidente de Arena Francisco Flores, acusado por los delitos de peculado y enriquecimiento ilícito. También, emprendieron una campaña en contra de la reelección del exfiscal Luis Martínez, pero fueron callados por gente del FMLN. 

El pasado 15 de enero, Vamos presentó su plataforma legislativa 2021. Tres días antes, en una entrevista con GatoEncarrado, Ocampo habló sobre las principales propuestas que buscarán impulsar si resultan ganadores de escaños en la Asamblea Legislativa y aseguró que en su caso no votaría por aprobar más endeudamiento para cubrir gasto corriente, pero sí considera que el país debería de renegociar la deuda. También, dejó claro que su partido no está a favor ni promoverá la aprobación ni la despenalización del aborto.

Ocampo es emprendedor y dueño de un negocio de frutas y verduras “LapapaLapapa”. Según su perfil, ha sido consultor internacional en materia de desarrollo local y política pública. Con experiencia en identificación de MYPES con potencial, y en mecanismos para lograr su financiamiento.  La muerte de su padre lo empujó a irse por unos años fuera del país.

¿Por qué decidió irse del país?

Durante la ofensiva saquearon nuestra casa, negocios que teníamos. Vivimos en Mejicanos bastante tiempo, desde que yo tenía cuatros años hasta los 19. Justo fue en el 89, que yo recién ingresaba a primer año de bachillerato. Al siguiente año, asaltaron a mi papá, casi que como en la fecha de la ofensiva. Le pegaron un balazo en la cabeza. Quedó vivo, pero durante seis meses estuvo en el hospital, sin moverse. El caso nunca fue investigado; incluso, se sospechaba que era una banda de policías (que lo atacó). En marzo, abril, del 90, mi papá murió. Y desde ahí, yo ya siempre le decía a mi mamá: “mirá, yo me quiero ir, porque a este país no le veo futuro”, aunque ya venía la paz, prácticamente, al año siguiente. Llegó la paz y todavía mi mamá no me dejó ir. Hasta que tuve 19 años me dijo: “vaya, andate, pues”, de tanto insistir me dejó ir. Mi motivación era, básicamente esa; es decir, desencantado del país, y yo sí quería buscarme una vida diferente.  Me fui a España, estuve un año y medio, seis meses con la visa de turista y un año mojado, trabajando en restaurantes, en lo que cayera. De ahí dije: “esta vida quizá no es para mí, me voy a regresar, voy a sentar cabeza”, pero no me adapté. Entonces, dije: “bueno, voy a buscar cómo irme, pero voy a ir a estudiar”. Seis meses después, yo ya tenía 21 años, me fui a Francia, me fui a trabajar y ese trabajo me permitía trabajar y estudiar. Así hice mi licenciatura, mi maestría y tuve una beca para irme a estudiar a Inglaterra. Llegó el momento en que terminé mis estudios, me quería regresar y nadie me sacó eso de la cabeza. Mi mamá me decía que estaba loco, que qué iba a venir hacer. Yo tenía ganas de venir al país con esa ingenuidad o idealismo de querer hacer algo por el país. Y aquí estoy, picando piedra desde que me regresé en el año 2002, tratando de hacer algo, trabajando en oenegés. Durante seis años, estuve en una oenegé que se dedicaba a trabajar temas de desarrollo local y fortalecimiento municipal, trabajé tres años aquí y tres en Costa Rica. Después de eso empecé mi vida como consultor para organismos de cooperación internacional. He trabajado prácticamente para todas las agencias de Naciones Unidas, Cooperación Española y alemana. Luego me interesé en la política en 2017, cuando quise ser candidato independiente, ¿se acuerda que usted me llegó a entrevistar, allá en una oficina?, que empezaba con la recolección de firmas. De ahí para allá creo que conoce la historia con la candidatura a la vicepresidencia de la República.

Estuvo mucho tiempo en organizaciones donde promovió el tema de transparencia y anticorrupción…

Sí. En el 2011, entré a la Iniciativa Social para la Democracia (ISD), fui secretario de la junta directiva durante cuatro años y presidente durante dos años. Ahí mi papel básicamente era de secretario de una junta directiva, pero creo que tomamos decisiones muy importantes y quizá la más relevante es cuando pusimos sobre la mesa si íbamos a ser querellantes en el caso del expresidente Francisco Flores (de Arena). Tomamos la decisión de hacerlo y con todo lo que eso implicaba, enfrentarse a un sector económico poderoso del país y creo que fue una de las mejores decisiones, porque uno tiene la solvencia para decir que hicimos algo en lo que creíamos. 

¿Quiénes tomaron la decisión?

La junta directiva. El director ejecutivo (Ramón Villalta), en cada reunión llegaba con propuestas.

¿Usted trabajó en el caso?

Yo no trabajé directamente en el caso, no. Yo nada más asumí la decisión junto con los demás compañeros de la junta directiva. Y lo otro es que intentamos hacer una campaña en contra de la reelección del exfiscal general, que hoy está en la cárcel, Luis Martínez. Sí, recibimos amenazas.

¿De quién?

En el caso de Paco Flores, de los “Escuadroneros de Corazón”, así se autonominaban. Ahí tuvo que haber una investigación e incluso una auditoría informática, porque la IP de donde provenían los correos con amenazas estaban fuera del país. Con ese nombre nos llegaban las amenazas que dejaramos el caso y que ya no siguiéramos.

¿Ustedes denunciaron ante la Fiscalía?

En su momento sí hablamos de esto públicamente. Creo que sí hubo un aviso en la Fiscalía, pero no pasó nada. Y, luego, en la campaña contra la reelección del fiscal Martínez, curiosamente quienes reaccionaron fue gente de izquierda, que nos dijeron: “!¡Ey, shhh! cálmenla, porque nosotros vamos a apoyar la reelección de Luis Martínez”. Se le dio un giro a la campaña, porque tampoco era la intención de buscarse problemas.

Con gente de izquierda se refiere al FMLN ¿Quiénes?

No recuerdo de dónde venía, porque esto fue algo que nos dijo el director ejecutivo (Ramón Villalta), así como que miren: “está pasando esto”. Pero, no recuerdo nombres exactamente de quienes.

El giro que se le dio a la campaña ¿en qué sentido fue?

El giro que se le dio es ya empezar a hablar más bien de los atributos que debían los diputados buscar en un fiscal, y hasta la fecha creo que no tenemos un fiscal independiente. Desde entonces, siguen siendo fiscales que le sirven a uno o a otro y que lo que andan buscando siempre es su reelección.

¿ISD dependía financieramente del FMLN o de la izquierda?

No, no necesariamente. Teníamos financiamiento de la Unión Europea, proyectos con AID, no había ningún vínculo, pero el problema es que uno poco a poco se va metiendo y no sabe qué descubrirá. Es como con el tema de los “escuadroneros de corazón”. Nosotros andábamos con una psicosis. O como cuando empezamos con Acción Ciudadana y pedimos la información de los donantes de los partidos. Cuando los partidos accedieron a darnos la información y llegó lo de Arena dijimos: ¿en que nos hemos metido? El solo ver nombres de gente poderosa que para ellos es hacerte así (desaparecer) si quisieran. Pasé varios días que no vivía tranquilo. 

¿Por qué decide salirse de ISD?

Yo cumplí un ciclo. Además, fundé junto con otros colegas Acción Ciudadana y estaba como más acorde a lo que yo quería hacer, realmente incidencia desde la ciudadanía y no tanto la ejecución de proyectos. Desde el 2014, empecé a trabajar en estructurar Acción Ciudadana y hasta abril del 2016 se logró fundar y empezamos con Eduardo (Escobar), con ese tema del financiamiento de los partidos políticos.

¿Qué información encontraron?

Encontramos cosas interesantes. Uno se sorprende de la cantidad de dinero que reciben los partidos. Digamos, es muy dispar, hay unas inequidades entre lo que recibía en aquel tiempo ,Arena y el FMLN y los demás partidos. Lo otro es quiénes financian. Uno lo sabía o se lo imaginaba, pero al verlo por escrito uno dice: o sea que sí es cierto que las grandes familias financian a Arena, pero no eran financistas exclusivos, había empresas que las encontrabas en otros partidos. También, algo interesante era, por ejemplo, en el caso de Gana, empezamos revisar, teníamos un convenio con el periódico El Faro y nos ayudaban a analizar la información, porque esa capacidad no la teníamos nosotros, y nos decían, mirá en Gana casi todos los que están son funcionarios, no eran caras visibles del partido, sino gente que trabajaba en las instituciones. De todo eso, lo que uno concluye es que el financiamiento tiene una gran incidencia en lo que se decide ya en la Asamblea como en el Ejecutivo. Lo otro es que terminás con la triste conclusión de que en El Salvador los partidos empiezan a repartirse cuotas en el Estado, no solo en la Asamblea o en algunas instituciones, sino en instituciones en general, cuotas para meter a sus activistas, amigos, financistas, etc. Ese es el interés de ellos todos los años, de hacer crecer el Estado para mantener eso, y con eso también autofinanciarse. Por eso, nos parecía importante empezar por ese tema que define mucho de la vida de todos nosotros.

El partido Vamos participó por primera vez en la elección presidencial de 2019. Y, hablando del tema de financiamiento, ¿ya pidieron la deuda política?

Entiendo que se pidió, pero como fue tan poco, no recuerdo si fue como 100,000 dólares, porque solo fueron 21 mil votos. Aunque, prácticamente, eso no cubría casi nada de lo que se había gastado en campaña, solo fue como agarrarlo, trasladarlo, no sé si ya se recuperó todo de la deuda política.

¿Cómo se financia Vamos?

Casi que el 99 % de eso y de todo esto que estamos haciendo en campaña, sale de Josué Alvarado, que él es el que ha creado este instituto político y que le ha dado vida.

¿Ustedes tienen la garantía que él no está recibiendo dinero de otros medios y los está canalizando hacia el partido?

Es bien interesante porque aquí tenemos, de hecho, allá abajo están sentados dos auditores que vienen precisamente de la empresa de Josué, porque Josué Alvarado tiene su empresa y a través de ella es que él financia. Es decir, él lo da, pero sus ganancias vienen de su empresa. La empresa está tratando de que todo el dinero que se le da a través de Josué sea bien utilizado. Han hecho auditorías de dónde está cada valla, verificando el costo real de eso, y el apoyo que se le está dando a cada candidato. Aquí se ha definido que a todos los candidatos se les va a apoyar por igual, a pesar de que algunos tengan más posibilidades que otros. Pero, bueno, nunca es perfecto el modelo ni el sistema.

¿Los candidatos pueden recibir fondos de otra empresa o persona natural?

No se les ha limitado, pero sí se les ha condicionado a que ese dinero tiene que ser reportado al partido, esto es por ley. El control de eso es complejo. Somos alrededor de 50 candidatos para la diputación, más los candidatos a alcaldes. Esperamos que ellos estén cumpliendo con este mandato. 

Cuando hizo el anuncio de que iba a correr por una diputación, también escribió que le pasó por la cabeza no participar, ¿por qué tenía la duda y por qué al final decidió correr por la diputación?

Yo me decidí en tiempo de pandemia y era un poquito complicado pensar en una campaña como tradicionalmente uno ha visto que se hacen. A parte de que siempre hay como cierta resistencia de la familia en volver a pasar por lo que ya pasé, digamos que dos veces, es el oficio mal pagado en el sentido en que uno se expone públicamente, expone a la familia, entonces eso era un tema.

¿Su familia no estaba muy de acuerdo en que participara?

Siempre me apoyan, lo que pasa es que siempre me cuestionan si estoy seguro o si realmente quiero volver a exponerme, porque ustedes saben cómo reacciona la gente en las redes sociales. El deseo de servir quizá es más grande que eso y creo que uno poco a poco va aprendiendo a manejar ese tipo de cosas. Lo otro es que yo tengo un negocio y, pues sí, “el que tiene tienda que la atienda”, dicen, porque cuando está bien que fue en el momento de la pandemia, se fue para arriba, lo de lapapa lapapa, y entonces había que estar y yo dije: “puchica, no me puedo despegar de esto”, porque uno con su micromanager que no tiene esa visión empresarial todavía bien desarrollada, pero era un momento en que todos los días había que tomar decisiones y no podés despegarte 24 horas. Y, cuando baja obviamente también tenés que estar allí echando el hombro. Entonces, eso también me hacía dudar. Porque, esto creo no es ningún secreto, uno se mete en política y el negocio puede salir afectado. A mí me pasó y yo creo que hay clientes que ya no me compran porque ando en política y quizás no coincidimos en muchas cosas y me ven como conservador o como me dijeron una vez que era un ultra conservador; pero creo que es una visión un poco limitada, un poco por el estigma que se le dio al partido, pero en realidad no hay nada más falso que eso. Entonces, sí hay una afectación de tu vida personal, de tu vida de negocios. Pero, al final dije: “hay que ir hasta el final y haber que pasa”.

Pero, ¿qué lo impulsó a competir?

Yo creo que tenemos un buen proyecto político y sería una lástima no formar parte de ese proyecto político cuando has estado al inicio o casi al inicio. Yo no soy fundador de Vamos. Además, como le digo, creo que me preparé y he vivido pensado en que hay que hacerlo, por una razón: que yo siempre le he echado en cara a mi generación que cuando vivimos los Acuerdos de Paz como que los jóvenes de esa etapa pensamos que quizá ya estuvo, se acabaron los problemas del país y ya va haber desarrollo y, bueno, como que nos desentendimos de la política, se lo dejamos a los políticos y ahí está el resultado. Entonces, lo siento como una responsabilidad. Yo le he insistido a mis hijos que luchen, que peleen por sus sueños, en el buen sentido. Entonces, no iba a dejar yo a mitad, quién sabe qué pase el 28 de febrero, pero sí creo que la perseverancia y la coherencia es una de las cosas en las que me gusta insistir y por eso creo que estoy aquí. 

Las derrotas electorales por las que ha pasado… (sonríe) donde no logró obtener firmas para una diputación, tampoco el partido logró ganar las pasadas elecciones y el panorama para las siguientes elecciones tampoco es tan favorable para Vamos. Según la encuesta de la Uca, les da entre el 3 % y el 4 % en intención de voto. A pesar de eso ¿usted quería insistir?

Sí. Lo que pasa es que creo que aquel que quiere subirse en caballos ganadores muy probablemente lo que busca es un puesto. Yo a pesar de todo esto que usted dice sí creo en que se debe construir poco a poco un proyecto político. Porque lo que vemos ahora con este partido (Nuevas Ideas) es una llamarada de tusa. Allí no hay proyecto político, eso es el proyecto de una persona que está siendo seguido por gente que quiere aprovecharse de esta coyuntura. Yo le doy hasta el 2024 para que a la gente se le acabe un poco el entusiasmo y se dé cuenta de lo que realmente es eso y nosotros vamos a ir despacio, gradualmente, construyendo este proyecto político, con principios, con valores, hablando de uno en uno, pequeños grupos, para que se den cuenta que estamos aquí no por un puesto, sino por una transformación.  Que va a ser más difícil, que va a ser más lenta, eso sí. No sé si yo apostaría por algo fugaz que de la noche a la mañana somos la primera fuerza política, porque eso (Nuevas Ideas) así como va de rápido, así va a caer. Entonces, eso no me preocupa que tengamos muy pocas posibilidades en las encuestas. Obviamente, nos gustaría estar mejor, pero yo siempre lo he dicho: nosotros tenemos que estar viendo 2024, 2027, 2029, porque creo que el que no tiene planes a futuro, pues, ya vemos las consecuencias, es una cosa de ir haciendo lo que le salga y así va el país.

¿Considera que a Nuevas Ideas le va a pasar lo mismo que al FMLN y a Arena?

Sí, solo que más rápido. Primero, porque están llevando al país a un punto de no retorno en temas económicos, en el tema de la división. Y así como ha subido o ha mantenido una popularidad, hay un momento en que va a empezar a bajar. Hay mucha gente que me dice: “mirá, yo voté por él (Nayib Bukele) pero por lo que está haciendo ahora ya ni loco volvería a votar por él o por quien esté a favor de él”. Creo que es cuestión de tiempo y le va a pasar lo mismo. 

¿Cree que llegará el momento de Vamos?

Sí, llegará. Yo estoy apostando dentro del partido por la formación de una nueva generación de políticos. Dentro de toda la cantidad de gente que puede interesarse en la política habrá un porcentaje pequeño que está decidido a liderar, esos son lo que queremos captar, obviamente, mucha gente que crea en el proyecto, pero necesitamos nuevos líderes. Entonces, esa es mi apuesta: la formación de esos nuevos líderes, de identificarlos y de atraerlos para que se arriesguen y que asuman una responsabilidad que todos los ciudadanos tenemos y que muchos no quieren, que es exponerse, tener que ir a debatir con gente que quizá no…Yo tengo que ir el jueves a un espacio, a un medio de comunicación, con Rodolfo Parker, no es la persona con la que más agrade compartir, pero creo que él y otros encarnan la vieja política, esa vieja política que se sienta ahí y que está defendiendo determinados sectores poderosos del país y que si ellos siguen ahí sentados nunca vamos a ver ni una ley de agua, ni un sistema de transporte público diferente, ni se va a aprobar la ley de la función pública. Y así una gran cantidad de cosas que esta gente se ha dado la tarea de detener cualquier cosa que signifique un cambio trascendental para la vida de la gente, no de nosotros que tenemos ciertos privilegios. 

¿Qué tipo de “nueva política” quiere construir en Vamos?

Aunque parezca un discurso trillado, nosotros sí creemos en la meritocracia y de hecho ese fue el proceso que iniciamos aquí en Vamos que le llamamos “vamos por los mejores”. Empezamos una serie de entrevistas, de prueba, un proceso de selección, tal como debería de ser para aspirar a un cargo de elección popular en todos los partidos políticos. Entonces, con eso dimos un gran paso, no es perfecto, está lejos de serlo, pero creo que es un precedente, vamos a irlo perfeccionando y siendo más rigurosos en la selección. En la medida en que haya más gente interesada en la política, vamos a poder encontrar gente con mejor perfil. Lo otro es que hay que empezar a darle un rumbo a este país y con eso a lo que me refiero es que este país no tiene la cultura de planificación. Ningún gobierno ni ninguna Asamblea se debería de permitir estar trabajando sin un rumbo claro. En la campaña pasada, nosotros decíamos que queríamos proponer un plan de por lo menos 20 años que obligue a las fuerzas políticas a sentarse, a dialogar, y a buscar acuerdos. Yo oigo mucho eso: “buscar acuerdos y dialogar”, pero ¿sobre qué?

Ese plan, ¿qué cambio debe incluir ? ¿Un cambio de un sistema económico y social?

Lo que nosotros tendríamos que saber es qué estándar de calidad queremos los salvadoreños de los servicios públicos básicos que nos da el Estado. Ok. Yo quiero escuelas como en Finlandia o quiero escuelas como en Costa Rica. Bueno, empecemos como el nivel de Costa Rica. ¿Cuánto cuesta eso? Llevarlo a todo el país, son 21 mil kilómetros, tampoco es Brasil ni México ni Guatemala. Es El Salvador, es pequeñito. Pero, ¿cuánto cuesta alcanzar ese estándar? No solo en educación sino en salud, en agua, saneamiento. Ok. Cuesta 100 mil millones de dólares. No sé, estoy poniendo un número al azar, bueno, 100 mil millones de dólares tampoco es, o sea son 20 años, a 5 mil millones cada año. Ok. Bueno, y ¿quién es el más idóneo para prestar estos servicios con ese nivel de calidad? ¿es el gobierno central o son las municipalidades o es una combinación de ambos? A parte de eso, tenemos que tener claro las inversiones estratégicas que hay que hacer, tanto en infraestructura vial, infraestructura en las redes tecnológicas y sí tiene que haber un cambio en cuanto, yo no diría el modelo económico, yo diría en cómo nos imaginamos este país. Nos imaginamos este país vendiendo todavía materia prima, todavía trabajando en industrias que son altamente contaminantes de extracción como la caña, sacándole todo a los ríos para material de construcción. O imaginamos una economía de conocimiento. Yo me voy por la segunda; es decir, cómo hacemos una apuesta por este país para que vendamos conocimiento. Y vendamos conocimiento en investigación, innovación. Eso sí requiere modificar, no solo basta ponerlo en un papel, sino reformar el sistema educativo, no para que incluya clases de programación o de sistemas, sino para que desarrolle las habilidades que los niños y los jóvenes necesitan a la hora de empezar una vida laboral. Poco a poco lo que tenemos también que construir a la par de todo esto es saber en donde queremos invertir. También tenemos que empezar a construir en este país un verdadero sistema de protección social. 

¿Usted ya tiene sus propuestas?

Sí, básicamente mi agenda tiene un fuerte componente de temas políticos-institucionales. Es decir, como llegar a la Asamblea Legislativa a hacer uno dentro de la oposición. Yo esperaría que lleguemos a liderar esa oposición que garantice la separación de poderes; pero, estoy claro en que muchos de los partidos de oposición no van a tener interés en que, por ejemplo, empecemos a despartidizar ciertas instituciones, como el Tribunal Supremo Electoral, en que hagamos elecciones de segundo grado de manera diferente y que garanticemos que no estén esos magistrados o el fiscal con nexos políticos. En ese mismo pilar, está la Ley de la Función Pública, que es un tema que he trabajado y que puede llegar a cerrar ciertos portillos de la corrupción y, además, porque tenemos que profesionalizar la función pública. Y el resto de mi agenda está muy centrada en el tema social, pero también en lo económico. En el tema económico hay varias medidas que quiero proponer, sobre todo por los efectos que ha tenido la pandemia. Yo creo que hay que cerrarle el chorro al despilfarro y hay que replantearse para qué se va a endeudar el país en los siguientes años y yo definitivamente no voy a dar mis votos para seguir endeudando al país para gasto corriente. Creo que la deuda debe de utilizarse para inversión social o económicamente rentable. Pero, además, estoy proponiendo que al cerrar el chorro del despilfarro y al renegociar la deuda podamos encontrar al menos 500 millones de dólares que pudiésemos dedicar a promover y levantar sectores que son estratégicos para el país, que ya nos demostraron que con o sin pandemia estos van a tener que seguir funcionando y nos van a ayudar a soportar las futuras crisis, porque esta no creo que sea la última. Y, ¿qué sectores son? Agua, salud, educación. Ellos son de carácter más público, pero de ahí tenés agricultura, logística, tecnología y la industria. Pero, hay que hacer una apuesta real por los emprendedores. Quiero promover una reforma a la Ley MYPES y ahí hay varias cosas que hacer: primero, transformar el rol de la CONAMYPE para que se convierta en una verdadera incubadora de negocios. Del lado de lo social, yo sí quiero quiero hacer una apuesta por el tema de protección social. En ese tema me he desarrollado casi en los últimos tres años, trabajando con organismos de cooperación internacional. El último trabajo lo hice para el programa mundial de alimentos y cómo adaptar el programa de protección social universal para situaciones de emergencia. Ese fue mi último trabajo y creo que hay bastante qué hacer sobre todo para entender cómo esos dos pilares no pueden estar desconectados. Por último, quizá es el más importante, es el tema medio ambiental y ahí nuestra principal lucha es porque el tema del agua por fin se trabaje para que haya una cobertura total del servicio. Tenemos estudios que hemos revisado que nos dicen que con 200 millones de dólares se pueden aplicar diferentes medidas para cubrir el déficit de agua que hay, y con otros 200 millones se puede cubrir el déficit de saneamiento, yo creo que puede ser un poco más de plata que se necesite. Nuestro deber como legislador es, no para obligar a que las demás bancadas no se levanten de la mesa hasta que esté aprobada la ley, pero mientras eso sucede porque pueda que la alarguen por los intereses que hay detrás, tenemos una propuesta de cómo empezar a avanzar en cerrar ese déficit a través de intervenciones, porque mucha del agua que maneja ANDA se pierde por fugas, hay una necesidad de trasladar ciertos sistemas a municipalidades que tienen una mayor capacidad, construir microsistemas para captación de aguas lluvias para poblaciones que están más alejadas. 

La ley de Agua por varios años ha estado entrampada y uno de los puntos en discordia ha sido la inclusión del sector privado al ente rector. A su criterio, ¿debe de estar el sector privado en el ente rector?

No, yo creo que debe ser totalmente público. Cuando estaba el FMLN nos imaginábamos al FMLN haciendo fiesta con el agua, ahora que está Gana y Nuevas Ideas nos imaginamos haciendo lo mismo con el agua; entonces, lo que tenemos que evitar es que tenga un criterio político. Yo soy del criterio que debe de ser público, pero público no debe de significar que tiene un criterio político para la distribución del agua o para el otorgamiento del permiso para la explotación del agua, porque si ese va a ser el criterio pudiera estar también el sector privado y va a ser igual o peor.  El reto es tener a gente profesional, experta en recurso hídrico, porque no es solo de cómo abrir más pozos, se trata de que tenés que recuperar cuencas, tenes que proteger las cuencas, proteger los sitios donde se capta el agua, los mantos acuíferos, porque sino no va haber agua dentro de algunos años.

De llegar a la Asamblea Legislativa, ¿qué temas no son negociables para usted y por los cuales no votaría? 

Primero, más impuestos, no votaría; segundo, más deuda no votaría. 

Pero, algunos proyectos, de los que propone,  necesitarían de aprobación de deuda o buscar financiamiento.

El problema de los legisladores y del Ejecutivo es que se van por la vía fácil, creo que hay muchísimo despilfarro y nuestra administración pública es poco eficiente. Entonces, sí creo que hay dinero, incluso hay que renegociar la deuda para que se tenga un margen mayor y que no te esté ahogando, porque tenés que pagar mil millones de deuda todos los años. Renegociarla, eso tiene sus implicaciones, o algunas condiciones que van a necesitar que el Estado se soque la pita, siempre los ciudadanos son quienes nos socamos la pita, ¿y los políticos, cuándo? ¿Y los funcionarios, cuándo? A muchos les asusta el acuerdo con el FMI, porque implica probablemente recortar gastos dentro de la burocracia, ¿puede ser que signifique recortar de instituciones que invierten en lo social? no creo. Creo que hay suficiente espacio y eso es lo que no le ha gustado al gobierno de Bukele, que le quiten la inversión en publicidad. 

¿Qué otros temas no son negociables para usted?

Hay mucho, pero (sonríe) por ejemplo, una de las cosas que yo quiero hacer es llegar a cuestionar y a poner sobre la mesa nuestra participación en el Parlacen; es decir, yo no entiendo cómo podemos seguir participando en un organismo que no es vinculante y que solo sirve para darle inmunidad a ciertos funcionarios.

¿No llevan candidatos al Parlacen?

No, no le veo ningún sentido participar en un organismo que no aporta nada. 

¿Usted promovería que El Salvador se saliera del Parlacen? 

Yo promovería, primero, una reforma al Parlacen, digamos que vamos a ser conservadores y les vamos a dar una oportunidad, pero a condición de que se le quite el fuero a los parlamentarios del Parlacen, también que se reduzca el número de diputados y luego que sus decisiones sean vinculantes, sino no sirve para nada. !Ah! y hay otro tema que nosotros hemos estado promoviendo, nosotros no vamos a ceder en nuestra propuesta de que todo partido que haya negociado con pandillas sea cancelado y o funcionarios, miembros de los partidos que se les compruebe que hayan negociado con pandillas sean inhabilitados. 

El Salvador tiene temas pendientes en cuanto a género y diversidad sexual ¿Cuál es su postura sobre la despenalización del aborto? 

Nosotros no estamos a favor ni vamos a promover la aprobación ni la despenalización del aborto. Obviamente, creo que hay que revisar las penas, pero creo que hay que hacer una reflexión como país y como sociedad sobre el aborto, porque para muchos países, creo que, aprobar el aborto ha sido la salida más fácil, entre comillas. ¿Por qué digo esto? Y es que la situación que viven muchas mujeres sobre todo en el área rural o en los sectores más pobres es compleja; es decir, el aborto no viene a resolver una situación de pobreza, de vulnerabilidad, en la que viven las mujeres. Nosotros creemos y hacemos una apuesta real por intentar resolver los problemas que tienen las mujeres para que no lleguen a esa decisión difícil de tener que abortar porque han sido violadas dentro de sus casas por un padrastro, por un familiar, sino que tengan las condiciones para desarrollarse. Nada más un ejemplo bien claro, en el área rural cuando no hay agua en la casa ¿quiénes son los que van a traer agua? Niñas o mujeres que se exponen cuando van a la quebrada o al río a ser violentadas. Entonces, si nosotros hiciéramos apuestas como país en temas bien básicos como el agua, la vivienda, el trabajo, nuestra sociedad empezaría a cambiar y estas situaciones podrían desaparecer. 

¿No está de acuerdo aún cuando la vida de la madre está en riesgo y el feto no tiene posibilidades de vivir?

La prioridad debe ser salvar las dos vidas. 

Pero, hay casos que no se puede.

No, claro, pero esa ya es una decisión que los médicos tendrán que tomar con base al diagnóstico que hagan. Nosotros no podemos adelantar a decir que eso tiene que ser penalizado o no, o despenalizado.

¿Cuál es su postura sobre el matrimonio igualitario?

Hemos conversado con la comunidad LGTBI y, por lo menos, con la gente con la que hemos hablado nos dice que su prioridad no necesariamente es el matrimonio como tal, como institución, sino porque lo que están luchando es por derechos, por acceder a todos los derechos que todos los salvadoreños tenemos. Entonces, en ese sentido de todos los derechos que otorga la Constitución, en Vamos encontrarán un aliado para defenderlos y que nadie en este país se vea afectado porque no se le reconoce un derecho como a todos los demás salvadoreños. 

Dentro de sus derechos, también demandan una la Ley de identidad de género ¿está de acuerdo?

Nosotros vamos a defender todos los derechos que están dentro de la Constitución y en ese sentido, como repito, en Vamos encontrarán un aliado y, bueno, la Constitución reconoce ya la persona humana como hombre-mujer, que luego hay preferencias diferentes eso ya es otro tema. 

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