Foto/Óscar González
Durante la realización del simulacro de resultados electorales preliminares, el presidente de la República, Nayib Bukele, mantuvo la retórica de que hay indicios de fraude y que hay “emergencia” en el Tribunal Supremo Electoral. Mientras tanto, Julio Olivo, magistrado del ente colegiado, advirtió que ya han comenzado a recibir intentos de ataques al sistema informático del Tribunal que se usará para el escrutinio de las elecciones.
A 14 días de las elecciones, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) realizó un simulacro de resultados electorales preliminares, una jornada que nuevamente estuvo marcada por las críticas del presidente de la República, Nayib Bukele, quien llegó a acusar al TSE de realizar un “simulacro falso” y usar un sistema distinto al que se utilizará el día de las elecciones. Recriminaciones que siguieron la línea que el gobierno ha mantenido durante las últimas semanas en las que las voces que acusan de un posible fraude han aumentado.
“Se está trabajando para que no haya dudas con el sistema de mesa”, expresó la magistrada presidente del TSE, Dora Martínez. Como respuesta a los señalamientos de “fraude” hechos por Bukele, Martínez agregó que si ve “algo irregular” el día de las elecciones, ella misma lo va a denunciar.
Al respecto, el magistrado del TSE, Noel Orellana, dijo que es “injusto que se esté cuestionando al tribunal (…) Hemos actuado con toda la transparencia”, afirmó Orellana, agregando que si alguien, un ciudadano o un funcionario, tienen “pruebas (de fraude) que las presenten a Fiscalía”.
Asimismo, el TSE en su cuenta oficial de Twitter señaló que el contenido del tuit de Bukele, que retoma una nota de un medio digital, es “falso”. “El TSE implementa en el simulacro el mismo sistema de transmisión, procesamiento y divulgación de resultados electorales preliminares que se utilizará en las elecciones del 28 de febrero de 2021”, detalla el mensaje.
Eduardo Lozano, de la comisión informática del TSE, detalló que el software que se utilizó para el simulacro es el mismo que se ocupó en la prueba del domingo 7 de febrero. Sin embargo, señaló que sí hubo una diferencia, ya que se hizo un “cerrado de la máquina”. Esto, dijo, lo que hace es que el disco duro quede cifrado por seguridad. “Es una diferencia importante pero no sustancial en el funcionamiento”, acotó.
“Cualquiera que diga que es otro software u otra cosa lo hace desde el desconocimiento de lo que se está haciendo internamente o tiene información incorrecta”, añadió.
El simulacro se programó para ser realizado, en todo el país, en los 1,595 centros de votación de 4:00 a 6:00 de la tarde. El objetivo era verificar el funcionamiento de los equipos y su capacidad de operación, así como revisar el funcionamiento del sistema informático de digitación, procesamiento, impresión, digitalización, transmisión remota y divulgación de los resultados preliminares.
Las actividades iniciaron desde la mañana del domingo. La primera fue la distribución de los equipos, desde las 25 sedes logísticas, a los 1,595 centros de votación en todo el país. De las 8,451 Juntas Receptoras de Votos (JRV) que serán habilitadas para las elecciones, el simulacro se realizó en 1,595 JRV, una por cada centro de votación.
Unos 20 minutos antes de que iniciara el simulacro, el TSE realizó una conferencia de prensa para exponer cómo funciona el sistema, así como para mostrar el “acto de puesta cero”, en el cual se limpia la base de datos para que pueda ser recibida la información que transmitan las JRV.
Sin embargo, un punto que se criticó es que, en lugar de ser llevado a cabo por personas que serán integrantes de las JRV, fueron técnicos del TSE los que participaron en el simulacro.
Luis Fuentes, técnico del TSE, dijo que no sabía por qué no se convocaron a las personas que estarán en las JRV el propio día de las elecciones. “Deberían de convocarlas porque ellos deberían estar empapados en el sistema que van a utilizar”, dijo Fuentes, quien estará apoyando el día de la elección en el soporte técnico.
Julio Olivo, magistrado del TSE, explicó que “nunca hemos logrado, como en otros países, que todas las JRV con sus integrantes reales logren participar en un simulacro nacional, porque es un operativo bastante grande”.
Agregó que “estamos teniendo problemas incluso con los permisos que dan las empresas, porque como el sistema se ha complejizado tanto, que ahora ya no es solo de ir a cuidar una mesa, como otros países con listas cerradas, sino que aquí necesitan varias capacitaciones. Y hoy se necesita una capacitación tecnológica. No les están dando permiso”.
A esto se suma que, por la pandemia, “los ciudadanos se están excusando masivamente”, dijo Olivo.
Además, para el simulacro realizado este 14 de febrero, solo se contaron votos enteros, sin ejecutar las pruebas con otras formas de votación como el voto cruzado. Sobre este punto, Fuentes expresó que “esas fueron las indicaciones”. Agregó que espera que, de hacerse un nuevo simulacro, se tomen en cuenta.
A diferencia del domingo 7 de febrero, esta vez no se señalaron las fallas que hubo en esa ocasión. Entre las dificultades que acontecieron ese día, hubo problemas con algunas rutas para entregar el equipo. Además, hubo motoristas que se confundieron de paquete y entregaron uno equivocado. También hubo un problema con el acceso al sistema por contraseñas inválidas.
Sobre el desarrollo del simulacro de este 14 de febrero, Giovanny Lozano, de la comisión informática, señaló que se dieron “por satisfechos”. Olivo mientras tanto dijo que “fue bastante exitoso”.
Explicó, durante la segunda conferencia del día, que, a las 7:26 de la noche, de las 4,785 actas esperadas (1,595 para diputaciones, 1,595 para consejos municipales y 1,595 para Parlamento Centroamericano), habían recibido hasta ese momento 4,063, de las cuales ya habían procesado 839.
“¿Cuándo nos van a dejar auditar el sistema?”, increpó un director de Junta de Vigilancia Electoral (JVE), quien optó por ser identificado de esta manera, a los magistrados del TSE.
La discusión de miembros de la JVE con los magistrados, particularmente con el magistrado Olivo, fue uno de los momentos más tensos que hubo durante la segunda conferencia. Las JVE exigían el acceso para auditar el sistema. “La Junta de Vigilancia por ley tiene derecho a auditar el sistema. Lo dice el Código Electoral”, manifestó uno de ellos.
Olivo tomó la palabra y les dijo que “el derecho de vigilancia electoral dice que no pueden obstaculizar las labores del Tribunal Supremo Electoral”.
Finalmente, para zanjar la discusión entre los JVE y Olivo, la presidenta del tribunal dijo que han emitido un acuerdo para que las JVE hagan la auditoría. Olivo aseguró que está de acuerdo con la auditoría, pero con límites.
Reveló que el sistema informático del TSE ya comenzó a recibir ataques, pero que hasta el momento no han logrado penetrar ni siquiera al primer anillo de seguridad del sistema. “Hemos contratado a una empresa de seguridad, además vamos a tener al Centro Criptógico Españo monitoreando. Vamos a saber lo que la gente está haciendo desde adentro, quién está penetrando en nuestro sistema”, dijo.
Olivo le hizo una advertencia a la Fiscalía para que esté atenta, “Entre más gente penetre a nuestro sistema y les demos acceso, vamos a tener más problemas de seguridad”, señaló.
No obstante, Lozano previno a los miembros de la JVE que, de ninguna forma, se puede entregar el código, pese a que hay algunos de ellos que lo han solicitado. “Si revelamos ese código prácticamente no les podría decir yo que hay seguridad”.
El lunes 8 de febrero, durante una reunión de los magistrados del TSE con los miembros de la Comisión de Reformas Electorales y Constitucionales de la Asamblea Legislativa, surgió la propuesta de que las papeletas para el Parlamento Centroamericano sean embaladas para luego ser contadas en el escrutinio final.
Esto quiere decir que no se realizaría un conteo en el escrutinio preliminar, como se haría con las de diputados (los primeros votos que se cuentan) y las de consejos municipales (los últimas). Esto, explicó el TSE, ahorraría tiempo a las JRV. Sin embargo, aún no se ha establecido esta disposición transitoria.