“No ven vallas de mi campaña por presión del Consejo Superior de la Publicidad”: Erick Iván Ortiz

Por Gabriela Villarroel

Por Gabriela Villarroel

Erick Iván Ortiz es el primer hombre abiertamente gay que compite por llegar a la Asamblea Legislativa de El Salvador en las elecciones del próximo 28 de febrero. Fue el quinto rostro más votado en el proceso interno de Nuestro Tiempo, un partido que se autodenomina de “centro”, pero que nace de la ruptura del partido de derecha Arena. En medio del conservadurismo al que ya está acostumbrado, según contó en esta entrevista con GatoEncerrado, hay gente que está bloqueando su campaña política desde fuera del partido y presionando para unirse a una “agenda común” de oposición. 

Ese bloqueo también incluye su publicidad, dice el candidato. El Consejo Nacional de la Publicidad le prohibió a empresas valleras imprimir y mostrar la propaganda de Ortiz por violentar “la moral, el decoro, el correcto uso gramatical y el buen gusto”, basándose en el Código de Ética Publicitario, un instrumento de autorregulación emitido por el gremio de publicistas.

Las decisiones de la Junta Directiva del Consejo, dijo, son influenciadas por dos personas que se oponen abiertamente a su campaña, aunque no se atrevió a revelar sus nombres. El director de la Junta es Sherman Calvo, empresario quien fungió como director de información y comunicaciones del Consejo Ejecutivo Nacional de Arena. “La oposición es producto de este temor conservador a esta primera candidatura que puede desestabilizar el status quo”, aseguró el candidato.

La campaña es polémica. Su lema es “peguemos el primer curulerazo en la historia de El Salvador”, que según él, resume su candidatura y reivindica la palabra “culero”, como una especie de resignificación del lenguaje que asume el movimiento LGBTIQ a lo largo de la historia con palabras como “gay” o “queer”, antes usadas de forma peyorativa. 

Erick Iván Ortiz es uno de los firmantes del proceso de inconstitucionalidad que está estudiando la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) para legislar sobre el matrimonio igualitario en El Salvador. El candidato aspira a que, cuando la Sala ordene legislar a la Asamblea, él esté ahí para retomar el tema y votar a favor. También propondrá un impuesto predial para las propiedades de lujo, un control al mercado inmobiliario en el Área Metropolitana de San Salvador (AMSS) y la legalización de la marihuana para imponer una contribución especial y aumentar los ingresos del Estado.

En esta entrevista, Ortiz revela las presiones de opositores afines que le llaman a ceñirse a una agenda común para defender la democracia. Le piden hacer de lado su campaña por los derechos de las personas LGBTI, el matrimonio igualitario, la ley de identidad sexual y la despenalización del aborto, temas que siguen siendo tabú en la sociedad salvadoreña; pero  afirma que “las personas LGBTI no podemos seguir esperando que se resuelvan los ‘grandes problemas de país’ para que nos den prioridad a nosotros y a nosotras”.

Erick Iván también defendió a Nuestro Tiempo de las críticas por autodenominarse como un partido “sin ideologías”, y define su filosofía como “centro humanista” y alejado de posiciones radicales hechas con “una semiótica de antaño”. Se atrevió, incluso, a comparar este fenómeno con la bisexualidad: “hay gente que dice, ‘bueno, ¿vos sos bisexual? No, vos sos gay o sos hetero, pero no podés ser ambas cosas’ (…) Pero esto pasa también en términos políticos”, afirmó.

Al ser cuestionado sobre su patrimonio, además, se declaró como “un millennial en precariedad”, y negó tener casas o terrenos para declarar. “Soy un millennial tal cual: somos los sin terreno, sin casa, los sin trabajo fijo y demás”, afirmó. 

Erick Iván Ortiz quiere ser el primer diputado abiertamente gay y luchar por los derechos LGBTI si gana una diputación en San Salvador. Foto/Emerson Flores.

¿Por qué quiere ser diputado?

Tengo 10 años haciendo activismo social. Empecé en la lucha por la democracia, contra la corrupción, la transparencia, la participación de los jóvenes en la política, estuve en eso dos o tres años y eso me permitió tener el privilegio de un micrófono. Me di cuenta en ese momento que no estaba hablando de algo que me estaba afectando a mí, que es ser un hombre gay en esta sociedad machista y homofóbica como es la salvadoreña. Entonces, ahí dije: si tengo este privilegio hay que aprovecharlo para hablar justamente de esto. Con un grupo de ciudadanos y ciudadanas creamos una asociación para la lucha y la defensa de la población LGBTI en 2015, y desde entonces empezamos a trabajar en activismo LGBTI con dos áreas en específico: la incidencia cultural y la incidencia política. En el desarrollo de este trabajo como activista, pude trabajar de cerca con prácticamente la totalidad de organizaciones LGBTI en El Salvador, construimos en conjunto la Federación Salvadoreña LGBTI hace tres años. Entonces, descubrí que la representación política de la Asamblea Legislativa había sido siempre un problema, en la medida que todos los cambios que se tienen que hacer para mejorar la calidad de vida de las personas LGBTI, pasan necesariamente por leyes. Todos estos años hicimos un trabajo de incidencia política, de acercarnos a las fracciones de la Asamblea Legislativa, impulsamos conversatorios, columna, pero la ausencia de esta representación en la Asamblea Legislativa ha impedido que los temas que son importantes para las personas LGBTI tengan el debido espacio para ser discutidos, y por supuesto, en la medida en que no han sido discutidos, tampoco han sido aprobados. 

¿Debe ser una persona LGBTI quien impulse estos temas? Hay partidos de izquierda que están más abiertos a discutirlos, ¿por qué no han logrado posicionar esta agenda pendiente?

La lucha por los derechos humanos no es una lucha de las personas LGBTI en exclusiva, sino una lucha que debe permear a todas las personas en El Salvador, porque al final, cuando avanzamos en derechos humanos, avanzamos como sociedad en general. Lo que sucede en realidad es que al día de hoy no existe ni una sola ley que nos proteja como personas LGBTI contra las violencias y las discriminaciones que enfrentamos, ni legislación que transforme las realidades en los territorios de las personas LGBTI. Eso a pesar que existan diputados gay, lesbianas, bisexuales; no es una novedad en la Asamblea Legislativa, pero han estado en el closet, como han estado también los partidos políticos hasta el día de hoy. Y ese closet político, que es producto de la desidia y del miedo, ha impedido que las necesidades y la realidad de las personas LGBTI puedan ser discutidas. Al día de hoy, que los partidos políticos han presentado sus plataformas legislativas, solo Nuestro Tiempo lleva en específico las tres revindicaciones más importantes que desde el movimiento LGBTI se han hecho: no discriminación, ley de identidad de género y matrimonio igualitario. Aún en la plataforma de la izquierda, es testimonial la participación de las personas LGBTI. Yo cuestiono: el apoyo se mantiene de forma discursiva, dicen que se apoya la causa, pero lo cierto es lo que está en los documentos, y Nuestro Tiempo es el único partido que en su plataforma lleva estas acciones y en su actuar. Yo soy un candidato abiertamente gay compitiendo por San Salvador, como propietario, y eso habla de la importancia que le da el partido a estos temas. Hay otros personajes políticos que se guindan del tema LGBTI para decir ‘nosotros impulsamos la ley de identidad de género’ y sí, lo impulsaron el último día de su gestión legislativa y desde entonces no se ha dicho nada más, solo en el momento electoral. Por eso, es importante tener a candidatos que estén fuera del closet, que sean vocales al respecto. La problemática histórica de la población LGBTI ha sido la invisibilización y es contra lo que luchamos, ser visibles para transformar la sociedad. Con esta responsabilidad es que asumo mi candidatura. 

Cuando inició su vida política en Arena, ¿tuvo la oportunidad de ser vocal con su orientación sexual?

Yo fui juramentado en un puesto de mando y dirección de la Juventud de Arena, y fui juramentado siendo abiertamente gay y siendo activista LGBTI. En ese momento, Mauricio Interiano (expresidente del Coena) a la hora de juramentarme, lo hizo sabiendo que yo era un activista y cualquier persona que busque en los registros de ese momento, sabe que fui vocal. Y todos los problemas que tuve después con Arena, fue porque en ningún momento cambié mi discurso, ni en ningún momento abandoné la incidencia política que había que hacerse.

¿Cómo llegó a Arena, un partido conservador de derechas, un hombre abiertamente gay?

Ese fue otro proceso político. Yo venía desarrollando un proceso de incidencia política en diferentes partidos, creí en la necesidad de hacer incidencia también donde no es fácil. Quizás es más fácil hacerlo desde espacios más abiertos, pero había una realidad: Arena en ese momento venía de dejar 20 años de gobierno, controlaba y aún controla— la mayoría de alcaldías, conserva la mayoría de la Asamblea Legislativa. Entonces, ¿en qué se convierte eso? En la amenaza de un bloque conservador que efectivamente puede pasar leyes en contra de nosotros y nosotras. Cuando ingresé a Arena era el momento en que acababan de estar haciendo la reforma constitucional para que el matrimonio sea solo para un hombre y una mujer así nacidos. Si se revisan las votaciones de Arena en este tema —que no es una novedad, se ha hecho cuatro veces—, antes votaba en bloque, ¿y qué implica un bloque de Arena en este contexto? Hoy, serían 37 votos. Quiere decir que llegan incluso a una mayoría simple, al sumar al resto de partidos de derecha como PCN y PDC, ahí están los votos. Entonces, por supuesto que había que implementar una estrategia para permear estas estructuras más conservadoras donde el discurso no es monolítico, porque dentro también hay personas LGBTI que han intentado avanzar sobre el tema y que fue sensibilizada a la medida que alguien empezó a hablar del tema; y vemos las posiciones de Arena sobre el tema, la última votación fueron alrededor de 16 votos, la mitad de la fracción legislativa. Eso es importante. Nadie en ese momento estaba pensando que Arena iba a convertirse en un partido que iba a abrazar la diversidad, en lo absoluto; sin embargo, era para evitar una amenaza mayúscula. Claramente, yo encontré un techo para seguir creciendo políticamente y por eso me salí de ahí. Entonces, me salgo también con la convicción de que había que seguir avanzando en temas políticos partidarios y construir en específico, desde el activismo, una plataforma coherente e inclusiva. Yo en Arena nunca intenté ser candidato, ahora sí porque la plataforma es coherente con la propuesta legislativa que yo voy a impulsar.

¿Realmente pensó que podía romper ese bloque conservador en Arena?

Uno nunca pierde, uno gana o aprende. En esa época, para mí, hace seis años, por supuesto que en ese proceso de formación política uno va aprendiendo. Lo cierto es que me enorgullece ver esa curva de aprendizaje que nos ha llevado a tener una candidatura coherente, abierta y que tiene una plataforma que representa lo que hemos luchado por tanto tiempo.

Nuestro Tiempo surge de dos exdiputados de Arena que también trataron de romper ese bloque, y por intereses individuales. ¿Cómo vivió esta separación? ¿Fue esto lo que le llevó a salirse definitivamente de Arena?

Yo había decidido antes. Pasó un tema con la Juventud de Arena en ese momento, y yo en ese momento decidí no continuar, partidariamente hablando, pero siempre seguir haciendo incidencia política. Yo he mantenido incidencia política dentro de la fracción de Arena, del FMLN, de Gana, del PDC, del PCN; porque al final de cuentas tenemos que entender que, si bien en el tema hay algunas posturas políticas que puedan abanderar de forma más natural; lo cierto es que las personas LGBTI existimos en todos los espacios políticos y eso es algo que los partidos deben  entender: tienen que avanzar en términos de inclusión de sus propias bases. Porque al final de cuentas cualquier ley requiere al menos 43 votos, y hasta ahora no hay un partido que lo haya logrado. Por lo tanto, obliga a poder crear y construir alianzas que nos permitan avanzar.

¿En qué momento supo que Arena ya no podía cambiar? 

Uy, me estás hablando de hace un montón de años. 

¿Desde que entró?

Creo que uno tiene que tener claro qué está haciendo y dónde lo está haciendo. Por supuesto que yo me siento muy orgulloso de que en ese momento, si no estoy mal, fui la primera persona abiertamente gay nombrada en un cargo de dirección de uno de los partidos más grandes del país. Ni siquiera el FMLN. Volvemos a lo mismo: han dicho que siempre son los más inclusivos, y remitiéndose a los hechos, fue Arena, la conservadora, que llevaba al activista LGBTI. Por supuesto que me puedo sentir orgulloso, y me siento más orgulloso porque ya no estoy ahí. Y porque ahora puedo avanzar a un proyecto más coherente, donde de verdad se pueda construir, que es en lo que estamos ahorita. 

¿Por qué Nuestro Tiempo?

Yo regresé de Estados Unidos. Me fui porque obtuve una beca del Departamento de Estado para un programa de liderazgo social, tuve la oportunidad de trabajar en San Francisco, en una organización LGBTI allá y de estudiar a la vez. Cuando regreso al país, el partido ya estaba. Yo di la firma para la primera fase, apoyé, busqué gente, pero no me había involucrado propiamente en la estructura. En diciembre es que yo regreso, y a partir de enero, yo me acerco al partido porque teníamos una elección enfrente. Para mí era importante que un espacio nuevo, que se estaba formando justamente, tuviera la posibilidad de incidir desde sus etapas más primigenias para que podamos avanzar en términos de derechos humanos. Este es el pecado de origen del resto de partidos: como en su génesis nunca incluyeron estas temáticas, ahora les es mucho más complicado, porque tienen el paso de su propia historia. 

¿Estuvo desde el génesis de Nuestro Tiempo?

Yo no lo diría así en específico, ese es el trabajo de un grupo de personas: Johnny Wright, Héctor Silva, Gabriela Trigueros (…) Ellos estuvieron trabajando en la parte más robusta de la creación del partido y demás. Sin embargo, a comparación de partidos que tienen 30 años de historia, yo me uno en una etapa primigenia aún al llegar al segundo año. 

En relación a esa línea filosófica que ya se había formado cuando llegó. Hubo un post bastante polémico hace algunos meses en el que Nuestro Tiempo se definía como un partido sin ideología ¿De verdad cree esto?

No, creo que claramente el partido tiene una ideología centro humanista.

¿Eso qué significa?

Lo que pasa es que estamos acostumbrados a vivir en polos, entonces, todo lo que no se radicaliza o lo que no tiene una semiótica de antaño, nos parece que no encaja. Voy a usar un ejemplo de la población LGBTI: nos pasa con las personas bisexuales. Hay gente que dice, ‘bueno, ¿vos sos bisexual? No, vos sos gay o sos hetero, pero no podés ser ambas cosas’. Se invisibiliza. Creo que el ejemplo es un poco chocante en un inicio, pero pasa también en términos políticos. Estamos acostumbrados a tener unos polos tan fuertes que nos impiden encontrar soluciones de centro donde está la mayoría de la población. Eso no quiere decir que se carezca de ideología per sé; si no que no estamos acostumbrados a tener una plataforma de centro que pueda ser dialogante y que, al final, creemos nosotros, es lo necesario en esta coyuntura de confrontación que es la que mantiene la administración actual y también los partidos políticos tradicionales. Esto nos recuerda a otras coyunturas que vivimos como país en las que, para poder avanzar como bloque, han tenido que incluirse o aliarse, por así decirlo, diferentes corrientes de pensamiento. Ejemplo de esto son los Acuerdos de Paz, tan dilapidados por el presidente. Estos no habrían podido hacerse si no se hubiese podido encauzar una forma de pensamiento como esta.

Nuevas Ideas también mantiene el discurso de que ellos no tienen ideología. Esto les valió a ustedes que los comparen con este partido, que tiene un discurso antipolítico…

Por supuesto que no, no creo que sea válida la comparación. En Nuestro Tiempo creemos en la política. Ante los problemas políticos, lo que se necesita es más política, y buena política. Además, creemos en temas, pues. Tenemos una plataforma, la pregunta es ¿cuál es la plataforma de Nuevas Ideas? Nosotros hacemos apuestas claras en los temas que creemos que es importante que se empiecen a discutir. Hay mucha frustración de la ciudadanía con el sistema político, los partidos políticos y la maquinaria de desinformación y de antipolítica que sí surge de Nuevas Ideas y tiende a polarizar la narrativa y la agenda pública, no en torno a temas importantes, si no a ataques personales y cualquier cosa que no sean los temas importantes de país. 

El candidato Erick Iván Ortiz define a su partido Nuestro Tiempo como "centro humanista". Foto/Emerson Flores.

¿En qué cree Erick Iván? ¿Se considera religioso o está alejado de la religión?

Es una pregunta interesante, porque yo siempre digo que soy una persona espiritual. A lo largo de mi vida he tenido la oportunidad de crecer con personas de diferentes religiones y eso me ha permitido cultivarme como ser humano de forma más espiritual que religiosa. Yo no podría decir que soy una persona religiosa; sí creo en la necesidad espiritual del ser humano. 

¿Cómo ha sido para un hombre abiertamente gay hacer campaña electoral en un país tan conservador como El Salvador? 

Es complicado, sin lugar a dudas. En particular porque no se puede implementar una estrategia tradicional de hacer política partidaria, en el sentido, por ejemplo, en el componente del territorio. Yo estoy convencido de que El Salvador no necesita más mártires, entonces, sí creo que uno tiene que ser responsable con lo que está haciendo; y desafortunadamente, mi campaña está sujeta a ataques homofóbicos y demás. Andar en el territorio para mí es una amenaza constante. Muchas veces ha habido miedo de participar. Participar en política en un país como este es bien delicado, pero nos toca. Y creo que este es el tiempo de dar ese paso al frente y asumir estas candidaturas por los temas en los que hemos estado trabajando. Porque si no somos nosotros, lo cierto es que vamos a tener una Asamblea extremadamente conservadora que es una amenaza real para las poblaciones en condición de vulnerabilidad y también para las organizaciones defensoras de derechos humanos. Me he encontrado con mucha gente con buena disposición a pesar de que sean religiosos; pero solo basta una persona que sea lo suficientemente homofóbica o tenga la intención de dañar, como para que ocurra cualquier desgracia. Por eso, sin lugar a dudas, he mantenido una forma muy responsable de hacer política. Responsable en el sentido de mantener el tema que estoy abanderando, pero también conmigo mismo, precisamente por los riesgos de seguridad que enfrentamos. En buena medida, yo utilizo los espacios seguros de población LGBTI para poder acercarme; y a través de redes sociales. Eso habla de los retos porque, mientras los heterosexuales no se tienen que preocupar por que les pueda pasar por ser ellos mismos; yo sí tengo que correr ese riesgo, tengo que tener un protocolo de seguridad en las visitas territoriales. 

¿Podemos decir entonces que no hay acceso a ejercer libremente la política para las personas LGBTI?

En cuanto a los accesos, hay personas que están maniobrando para bloquear financieramente mi campaña. Hay personas que están maniobrando para bloquear mi publicidad también. No ven vallas de mi campaña en San Salvador precisamente porque las empresas valleras, por presión del Consejo Superior de la Publicidad, pidieron que no lo pusieran. Este Consejo tiene un código de autorregulación, y sobre la base de este documento que no es una ley, han tomado estas decisiones. Sé que no son las empresas valleras, sino el Consejo, y específicamente dos personas dentro que en el pasado, justamente en esta historia de Arena, también es un personaje. Es interesante. Desde ahí estoy enfrentando realmente también bloqueos, producto de este temor conservador a esta primera candidatura que puede desestabilizar el status quo. Y ahí es donde mi campaña surge: peguemos el primer curulerazo en la historia de El Salvador.

Ortiz interrumpe la conversación para, rápidamente, buscar algo en su teléfono.

¿Quiénes son esas dos personas que lo están bloqueando?

Le voy a leer el código de autorregulación (en su celular). Dice en el artículo 17: “El anuncio deberá usar un lenguaje basado en los principios universales de la moral, el decoro, el correcto uso gramatical y el buen gusto”. 

¿Buen gusto? 

Y todavía me pusieron otro: “Toda actividad publicitaria debe caracterizarse por el respeto a la dignidad de la persona y su intimidad, el núcleo familiar, el interés social, a las autoridades constituidas, a la institucionalidad pública y privada y a los símbolos patrios”. El artículo 9 dice: “Todo anuncio debe ceñirse a la moral, decencia, buenas costumbres y orden público”. 

¿Todo eso fue por el ‘curulerazo’?

Exacto. 

¿Qué intenta decirnos con esa frase? ¿Qué significa el curulerazo en su campaña?

Yo estoy aspirando a una curul a la Asamblea y el peor ataque que a mí me pueden hacer es decirme que soy ‘culero’, porque en un país homofóbico como este, a un hombre que le digan que es culero, es el peor insulto que le podés decir. Entonces, para mí, la historia del movimiento LGBTI es una historia de resignificación y de apropiación. Ha sido históricamente producto de la invisibilización que el sistema nos ha impuesto, nosotros hemos tenido que apropiarnos de aquellas palabras que son con las que nos identifican, caso particular con la palabra “gay”, por ejemplo, que antes era peyorativa. Entonces, yo veo la posibilidad de combinar mi aspiración y los ataques que voy a recibir, y lo uno a una metáfora. Imaginemos que las elecciones son un partido de fútbol. En este partido hay una cancha, equipos, reglas y árbitros. Estas elecciones son la cancha del conservadurismo, donde ellos tienen sus reglas, árbitros y jugadores. Es una cancha en la que yo, como primer candidato abiertamente gay, me la voy a jugar, con sus reglas y en su cancha. Entonces, ganarles en su cancha puede tener un símil dentro del fútbol con grandes historias en Latinoamérica, donde están el Aztecazo, el Maracanazo: es Brasil perdiendo en casa, algo impensable para un pentacampeón mundial. México perdiendo en casa. Por esto, al jugar en la cancha de los conservadores con sus reglas, sus árbitros y todo lo que están acostumbrados a hacer, es la primera oportunidad para pegar el primer curulerazo en la historia de El Salvador. 

¿Fue la única valla que envió?

Claro, no voy a cambiar mi campaña por nadie. 

He visto algunas fotos tuyas por la calle…

El partido tiene una campaña institucional, por supuesto, ahí tengo alguna participación. Pero mi campaña, propiamente, que es mi mensaje central, no lo voy a quitar. Mejor quiten mi cara, ¿verdad? Porque al final, esto también trata de que este evento electoral es personalísimo, lleva mi nombre y mi cara, pero al final de cuentas es: si uno ve mi propuesta, es la causa. Es la oportunidad de romper el closet de cristal que va a abrir las puertas para que en el 2024 yo ya no sea el primero. Porque es terrible ser el primero. Tenés que construir todo, no hay nada ni nadie para tener de referente. Lo importante es seguir incluyendo al resto de las personas LGBTI y toda esa diversidad tiene que estar representada.

¿Tiene acceso al Consejo de Publicidad para saber quiénes están bloqueando la campaña?

No. Yo no he hablado con ellos, pero sé por terceras personas quiénes han estado haciéndolo. No me sorprendería que una o dos empresas de publicidad se opongan, pero para que ocho no quieran hacerlo…

¿Ocho le han rechazado?

Ocho o diez. Y no es que se opongan, se entiende que hay una directriz, una amenaza de que van a tener sanciones. Y entonces, por supuesto, no quieren hacerlo. 

¿Y con el financiamiento también hay bloqueos?

Sí, sin lugar a dudas. Bueno, hay que empezar diciendo que dentro de la oposición hay una especie de aspiración unitaria; entonces, hay quienes están impulsando la idea de que lo único que tenemos que hablar es de democracia y de lucha contra la corrupción y demás, que son temas que nos unen a toda la oposición. Y que los temas que estamos impulsando las personas LGBTI, mujeres y demás, son temas disruptivos que pueden dañar a la oposición. Pero mi respuesta es contundente: si no entendemos que lo que tenemos que construir es un país donde no se queda nadie atrás, no hemos entendido nada. 

Erick Iván Ortiz busca en su Iphone el Código de Etica del Consejo de Publicidad en el que se basaron para bloquear sus vallas publicitarias en San Salvador. Foto/Emerson Flores

¿Por qué cree que no se puede ceder en este tema?

En realidad esta es la mayor oportunidad. Después de una crisis sanitaria que se ha convertido en una crisis económica y crisis humanitaria próximamente, el país tiene la obligación de reconstruirse. Hemos perdido el 10 % del Producto Interno Bruto, se han destruido 80 mil fuentes de empleo, casi 4 mil empresas se han ido a la bancarrota. Entonces, el país está en un contexto en el que urge una reconstrucción nacional. Pero no vamos a reconstruir el país para dejarlo como lo teníamos antes. Si vamos a invertir, sobre todo dinero público, tenemos que invertir para poder sanear esas debilidades que hemos tenido como Estado salvadoreño durante todo este tiempo; y en eso, una de las principales deudas históricas es la desigualdad. Estamos acostumbrados a fijarnos en ‘¿cuál es el peor problema para el país?: la inseguridad’. ¿Y cómo la atacamos? ‘con seguridad’, dicen. Entonces son cámaras, leyes, fuerza bruta. Pero no entendemos entonces de dónde viene la inseguridad, tenemos que entender que no es una sola forma de violencia, son formas de violencia y su origen es la desigualdad. De nada nos sirve tener una súper policía si el origen se mantiene intacto. Si la aspiración del país es ser un país en paz, tenemos que pasar por dos procesos antes: primero, tenemos que ser una sociedad inclusiva. Porque solo una sociedad inclusiva es una sociedad que debe ser justa. Y solo en la medida en que una sociedad es inclusiva y justa puede aspirar a la paz. Ya las personas LGBTI no podemos seguir esperando que se resuelvan los ‘grandes problemas de país’ para que nos den prioridad a nosotros y a nosotras. Somos parte de esto.

¿Hubo financistas que le dieron la espalda a Nuestro Tiempo por ser vocal sobre estas propuestas?

Desconozco. El partido ha sido muy claro con sus financistas y les ha mostrado su plataforma de campaña, han sido claros con el tipo de país que quieren construir, pues. 

¿Y cómo se resuelve dentro del partido cuando no están de acuerdo?

Hablando. Yo creo que a lo que estamos acostumbrados en el país cuando disentimos es que no hablamos, gritamos. Creo que es natural frente a la diversidad la existencia del disenso. Pero sí tenemos que tener la madurez como políticos para poder convivir con el disenso. La construcción de una sociedad es eso: mínimos comunes.

¿Estas diferencias deben hacerse públicas o deben quedarse en el partido? Porque en Arena, donde estuvo antes, las críticas de la Juventud Nacionalista a la cúpula eran sobre este punto. Hubo sanciones y expulsiones por esto… ¿Eso cambió en Nuestro Tiempo?

Es completamente diferente. Aquí cada quien puede opinar desde su razonamiento, por supuesto que llamamos también a que ese razonamiento esté siempre en el marco del respeto, de la dignidad y los derechos humanos, que son el marco del que no podemos salirnos. Los disensos se pueden ventilar: yo no conozco ningún caso de alguien a quien se le haya censurado nada. Entonces, si hay errores, se resuelven, pues. Aquí el único que se vende como perfecto es el presidente, pero somos humanos. 

Los estatutos de Nuestro Tiempo califican como falta grave realizar manifestaciones públicas que se puedan considerar “desleales” al partido. Esto cubre algo muy amplio sobre lo que puede decirse o no. Suena también mucho a Arena. En la práctica, entonces, ¿no lo están aplicando?

No, por eso decía que el marco del respeto y los derechos humanos es a lo que se refiere esto, siempre apegados a la dignidad de las personas. Ahí habla de un candidato, por ejemplo, que atentara contra la dignidad de otro integrante. 

¿Qué iniciativas, reformas o leyes son prioridad para usted?

En el eje de inclusión social son la ley especial contra la discriminación; ley de identidad de género, matrimonio igualitario. La primera la vamos a presentar antes de las elecciones, la de identidad de género ya hay un proyecto que hay que estudiar en la Asamblea, y en el matrimonio igualitario, yo soy uno de los firmantes del proceso de inconstitucionalidad que está estudiando la Sala de lo Constitucional, la sala va a ordenar a la Asamblea que legisle y ojalá yo sea legislador para retomarlo. 

¿Y en el aspecto económico? ¿Qué propone para reducir la deuda?

En el eje de inclusión económica, creo que hay que regular las plataformas digitales. Hay plataformas que en realidad emplean gente que está trabajando jornadas de ocho horas. Esas personas, todas y cada una, son personas que mantuvieron la economía durante la pandemia, que mantuvieron cadenas de suministro, personas que en este contexto también son de primera línea y tenemos que garantizarles sus derechos laborales. Tenemos también que empezar a hablar sobre la regulación de precios de alquileres en el área metropolitana, vemos que hay una burbuja inmobiliaria de propiedades en pocas manos, eso hace que aumenten los precios de las viviendas pero también los precios de los alquileres. Hay que revisar las zonas. También tengo la propuesta de la despenalización y legalización de la marihuana, porque creo que hay varios puntos a tomar en cuenta: primero, la geopolítica. Estados Unidos prácticamente está legalizando en todos los estados; México, el senado también acaba de votar el primer anteproyecto para legalizar; y es un sinsentido que el mercado principal de norteamérica esté legalizando; mientras Centroamérica, que pone los muertos habitualmente, mantenga una lucha frontal contra las drogas. El caso es que, en la actualidad, la política de represión y persecución del delito, lo que genera son costos para el Estado y costos en la salud por las adicciones. Sin embargo, el Estado no recibe en la actualidad ningún ingreso a partir de eso. Tenemos un ejemplo análogo con el cigarrillo y el alcohol: son dos sustancias legales, que generan impuestos y a partir de eso estamos pagando Fosalud. 

¿Esto reduciría el déficit fiscal?

Estamos en un contexto de déficit fiscal en donde el Gobierno solo tiene tres posibilidades: uno, recorte al gasto social, que en este contexto es imposible; el aumento de la deuda, que ya está topada la tarjeta; y la tercera es aumentar impuestos. La legalización de la marihuana permitiría un ingreso en el largo plazo. También hay que discutir un impuesto predial porque el Gobierno ha utilizado en forma de chantaje el Fodes que no afecta solo a alcaldes, sino a las personas de esos municipios que se quedan sin obras. La inversión pública está normalmente destinada a beneficiar capitales; y no es justo, hay que avanzar a un modelo fiscal más progresivo. 

¿Y por qué iniciativas nunca votaría?

Nunca votaría, por supuesto, por la lectura obligatoria de la Biblia en las escuelas porque es inconstitucional. No votaría por la pena de muerte. No votaría por la privatización del agua y no votaría por ninguna iniciativa que violentara derechos humanos en general.

Sobre las pensiones, ¿crees que deberían ser administradas por un sistema público, privado o mixto? ¿Hay que mantener el que está, reformarlo?

Necesitamos un nuevo sistema de pensiones por completo. Ahí hay una discusión sobre cómo tenemos que estructurarlo. Es claro que el sistema actual no está garantizando pensiones a futuro para nadie, entonces, sí se necesita tener un nuevo sistema. Una reforma es un cliché. De ahí, debe considerarse probablemente un sistema mixto: pero esto es problemático, porque en la práctica tenemos un sistema privado pero está nacionalizado de facto, porque el Gobierno obliga a las AFP a comprarle bonos a ellos; entonces, siguen convirtiéndose en la cartera del Estado y paga un porcentaje infinitamente menor de lo que paga a prestamistas internacionales. Es mucho más lógico hablar de los portafolios de inversión para las pensiones, ahí se pueden crear categorías de inversión de acuerdo a la edad de las personas. El Estado no puede ser el único receptor de la inversión de las AFP. 

¿Apoyaría una reforma constitucional para que no prescriban los delitos de corrupción?

Sí, va en la plataforma del partido.

¿Y cuando llegue la reforma constitucional propuesta por el Gobierno a iniciativa de Félix Ulloa?

Habrá que ver. Yo no soy de los que creen que en la Constitución no hay nada que cambiar. El asunto es quién la está proponiendo y que un proceso constitucional de esa envergadura requiere un proceso más amplio, más formal. Pero, cuando miro al vicepresidente pidiéndole su opinión a la Fuerza Armada o a las iglesias, ya sabemos que lo que están haciendo, más allá de una cuestión de Estado, es una cuestión publicitaria. Y volvemos al origen. Son hombres los que están haciendo todo esto, soy hombre, pero hay que reconocer que ahí es donde se pierde la parte importante de lograr inclusión desde la Carta Magna.

El candidato Erick Iván Ortiz se autodefine como un "millenial en precariedad". Asegura que no tiene un gran patrimonio para declarar. De hecho, dice que se mueve liviano con una cangurera. Foto/Emerson Flores.

Nuestro Tiempo firmó una carta de compromiso para renunciar a los beneficios que obtienen los diputados en la Asamblea. ¿Cuáles son los beneficios a los que estaría dispuesto a renunciar como diputado?

El seguro médico privado. 

Ya no hay un seguro médico privado en la Asamblea…

Hubo uno, en la pandemia. También los viajes en general, y en el tema de los PPI (Protección de Personalidades Importantes), tomar solo dos de los cuatro disponibles. En general, celulares y privilegios. 

Al ser su primer período, la ley le obliga a entregar una declaración de probidad. ¿A cuánto asciende su patrimonio?

Uy, yo soy un millennial tal cual: somos los sin terreno, sin casa, los sin trabajo fijo, y demás. 

Aunque muchos llegaron así a la Asamblea y ahora ya tienen…

(Ríe) Sin lugar a dudas, hay cualquier cantidad de ejemplos de lo que sea. Yo he tenido una vida bastante austera, he sido una persona que ha trabajado a través de organizaciones y realizando consultorías. Sobrevivo de mi trabajo, en realidad, pero no es que tenga patrimonio que pueda ser significativa para declarar. Me declaro como un millennial en precariedad. 

¿Y eso va a poner en el documento?

No sé cómo me lo van a permitir presentarlo, pero algo por el estilo vamos a poner. 

¿Cuál es su postura sobre la despenalización del aborto?

Creo que el Estado salvadoreño tiene una deuda pendiente con la salud y la vida de las mujeres y las niñas en El Salvador, y desde mi candidatura, las mujeres podrán encontrar en mí un aliado para la despenalización del aborto.

¿Cómo cree usted que debería estar conformada la autoridad hídrica en El Salvador?

Tenemos que conformar una institución que el primer filtro sea que no haya instituciones o personas que tengan conflicto de interés en el tema del agua. 

¿Cree que el manejo debe ser público o privado?

Creo que tiene que estar mayoritariamente en manos públicas; sin embargo, personalmente, no digo que tiene que estar en totalidad en manos públicas porque también tenemos que poder incorporar la voz de las juntas del agua y muchos otros movimientos que en comunidades son también voces importantes que debemos incluir, y estas instituciones quedarían invisibilizadas. 

¿Cuál sería su postura si se tratara de reactivar la minería en El Salvador?

En contra.

¿Cuáles son sus propuestas para enfrentarse al cambio climático?

Hay que avanzar definitivamente en la descarbonización de la economía, apostar por energías renovables, El Salvador tiene un gran potencial desde la perspectiva eólica, hídrica, fotovoltaica y la generación geotérmica. Tenemos suficientes herramientas para que El Salvador dé un salto de calidad en temas medioambientales. Hay que avanzar en legislaciones para prohibir el plástico de un solo uso y son cuestiones culturales que tenemos que impulsar.

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