Bitácora del Régimen / Día 47

Esperar la libertad a medianoche en el penal de Mariona

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Emerson Flores

Todas las noches una multitud de personas montan guardia frente al Centro Penal La Esperanza, mejor conocido como Mariona, esperando la posible liberación de sus familiares capturados durante el Régimen de Excepción, implementado por el gobierno del presidente Nayib Bukele.  

Un grupo de soldados custodia la entrada principal del penal. Advierten constantemente a la gente que den paso a los vehículos que se trasladan sobre la calle a Mariona. Los conductores, molestos, gritan desde los carros y lanzan insultan por el tráfico ocasionado. 

Las personas que confirman que sus familiares están privados de libertad en el penal, hacen vigilia todas las noches. Algunos viajan desde muy lejos e incluso hacen turnos con otros familiares para esperar, porque es durante la noche que anuncian los nombres de quienes serán liberados.

Douglas David Recinos Tespan, de 48 años de edad, es comerciante de frutas y verduras en Sonsonate. Su hijo Marvin Ovidio Recinos, de 30 años, fue arrestado el 25 de abril en Izalco, cuando hacía muebles. Douglas dice que su hijo es carpintero y pastor evangélico desde hace 8 años y "no tiene deudas con la justicia". 

“Con mi esposa nos sentimos tristes, desamparados, porque ya no está aquel consuelo que teníamos con él. Él trabajaba de carpintero en la mañana y por la tarde se iba con los niños para la iglesia. Estaba pastoreando una iglesia evangélica que se llama “El Pozo de Jacob”, explicó.

Durante el encierro de su hijo, Douglas ha tenido que asumir los gastos para la manutención de los tres hijos de Marvin. 

“Yo siento que en una parte ha hecho bien el señor presidente y en otra estamos mal, porque mire las cosas que están pasando, nuestros hijos, nuestros nietos, están sufriendo por comer, porque ahí quien sostenía el hogar era mi hijo”, dijo.

En el lugar también espera Carlos Alberto Lazo, un agricultor de 67 años que viaja desde San Vicente. Su hijo Samuel Alexander Lazo, de 20 años, fue capturado en su vivienda a finales de abril en Usulután y el 5 de mayo fue trasladado al penal de Mariona. 

Desde ese día, Carlos llega al penal, junto a su hija y su yerno, con la esperanza de ver salir a Samuel. "Aquí estamos aguantando hambre, estamos aguantando frío, estamos desvelándonos, aguantando lluvia, aguantando sol”, dijo.

Este miércoles 11 de mayo, mientras Carlos se trasladaba desde San Vicente hacia Mariona, le informaron que otro de sus hijos fue capturado mientras vendía utensilios de cocina. 

“Son cosas de la vida que pasan, pero yo espero en Diosito que saquen a toda esta gente que se llevaron injustamente”, sostuvo.

Carlos dijo que a sus hijos los acusan de agrupaciones ilícitas, pero él asegura que son inocentes y trabajadores.  

En 47 días del régimen, la Policía Nacional Civil reporta más de 28 mil capturas, de esas, al menos 18,785 personas ya enfrentaron la audiencia inicial y se les decretó detención provisional por seis meses.  El pasado 9 de mayo, el ministro de Seguridad, Gustavo Villatoro, sostuvo que 168 personas quedaron libres, luego de que la Fiscalía General de la República (FGR) no les encontró vínculos con pandillas.

Afueras del portón del penal de Mariona hay dos rótulos que advierten a las personas que no se dará información: “Si su familiar no tiene 15 días aún, espere 5 o 6 días más para poder venir. Por favor, colaboremos y no se acerquen al portón”.   

Las personas también llevan paquetes con medicinas, para los reclusos que padecen alguna enfermedad o se encuentran en tratamiento. “Gastan entre 8 y 15 dólares por paquete, dependiendo del medicamento, porque hay unos que son más caros que otros; pero sí los están dejando ingresar", explicó Santiago Aguilar, quien recibía los paquetes junto al portón del penal de Mariona.  Aguilar dijo tenía un primo en prisión, quien sería puesto en libertad este 11 de mayo.

En tanto, miembros de iglesias reparten pan, café y otros alimentos entre las personas que pasan en guardia toda la noche. Hay muchas mujeres que esperan acompañados de sus hijos e hijas pequeños. Tienden mantas y cobijas para dormir. Cantan alabanzas y lloran mientras claman por la liberación de los que, según ellos, fueron detenidos de manera arbitraria. 

Decenas de personas se movilizan durante el día hacia el penal de Mariona, para tener noticias sobre sus familiares capturados. Foto/Emerson Flores. 

En la medida en la que avanza la noche, un grupo de personas comienza a hacer fila luego de ser avisados que sus familiares serán liberados. Foto/Emerson Flores.

El tráfico en la calle de Mariona colapsa durante el día, debido a la cantidad de gente que espera frente al centro penal. Un soldado pide despejar la calle y mantener en la acera. Foto/Emerson Flores.

Douglas David Recinos viajó desde Sonsonate, para tener noticias de su hijo Marvin Ovidio Recibos, de 30 años, quien fue capturado el 25 de abril en Izalco.  Foto/Emerson Flores

Un hombre realiza una oración por dos mujeres que tienen a sus familiares privados de libertad en el penal de Mariona. Foto/Emerson Flores

Un grupo de mujeres se protege del frío de la noche. Ellas conservan la esperanza de que sus familiares será liberados. Foto/Emerson Flores. 

Una mujer hace una consulta a uno de los soldados que custodian la entrada al centro penal. Foto/Emerson Flores.

La fila de personas que permanece en el lugar es larga. La gente se ha organizado y ha creado grupos en redes sociales, para poder tener mayor protección y buscar información sobre sus familiares. Foto/Emerson Flores.

Santiago Aguilar se encuentra a la espera de que su primo sea liberado la noche del miércoles 11 de mayo. A su lado hay unos paquetes de medicina que van a ingresar al penal para las personas que tienen distintas enfermedades. Sus familias gastan entre 8 y 15 dólares para comprar esos paquetes. Foto/Emerson Flores.

Un hombre recuperó su libertad la noche del miércoles 11 de mayo. Su familia lo esperaba a la entrada de Mariona. Foto/Emerson Flores.

Mujeres y niños duermen en el suelo frente al centro penal de Mariona. Tienen la esperanza de recuperar a sus familiares que fueron capturados bajo el Régimen de Excepción. Foto/Emerson Flores.

Un grupo de personas realiza un culto religioso cerca del portón del centro penal. Durante la noche, la gente canta alabanzas y realiza oraciones. También hay gente que pertenece a iglesias que lleva comida a las familias que se encuentran frente al penal. Foto/Emerson Flores.

Las mujeres esperan sentadas en el suelo, en bancos o rocas frente al penal de Mariona. Foto/Emerson Flores.

Unas mujeres duermen frente al penal de Mariona. Durante algunas noches han tenido que soportar la lluvia mientras esperan noticias sobre sus familiares. Foto/Emerson Flores.

Un grupo de mujeres descansa junto al portón del penal de Mariona. Pese a que ya fue liberado un grupo de reos, esperan que durante la noche sigan liberando a más personas. Foto/Emerson Flores.

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