Kathy Bougher es una activista feminista, escritora independiente y educadora. Ha participado en la lucha feminista en El Salvador por tres décadas. Vive entre Estados Unidos y El Salvador.
Una decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos afirmando el derecho de Beatriz de vivir y ser feliz también traería un grito de “Sí a una próxima Roe en América Latina”. Además, fortalecería a una sociedad en la que las niñas y las jóvenes, sus madres y abuelas, tendrían sus derechos respetados, sus sueños nutridos y sus vidas y salud protegidas.
Por Kathy Bougher*
En la víspera de la audiencia ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos del caso Beatriz vs. El Salvador, un caso que podría dibujar un nuevo panorama sobre el acceso al aborto en América Latina y el Caribe, los anti-derechos lanzaron una campana de “No Next Roe”, tal vez porque temen las posibles consecuencias del caso. Pero, ni modo. Las feministas y otras defensoras de derechos humanos están respondiendo con una fuerte “¡Sí a la próxima Roe latinoamericana!”
Beatriz era una joven salvadoreña que conmovió al mundo en 2013 cuando tuvo un embarazo que ponía en peligro su vida debido al lupus de que sufría. Además, su feto tenía anencefalia y no iba a sobrevivir afuera del útero. Los médicos le recomendaron un aborto temprano en su embarazo, y Beatriz estaba de acuerdo para salvarse la vida y poder criar al pequeño hijo que ya tenía. Citando el Código Penal y su prohibición absoluta contra todos los abortos, las cortes salvadoreñas a todos niveles le negaron sus peticiones, aunque contaba con colaboración nacional e internacional.
Con el apoyo de feministas en El Salvador y otros países, Beatriz llevó su caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos y al fin logró que los médicos le hicieran una cesárea a las 27 semanas de embarazo. Ella sobrevivió la operación, pero, como diagnosticaron los médicos, su bebe vivió solo unas pocas horas. Luego, Beatriz falleció en 2017, pero su familia y las organizaciones que la apoyaron continúan con su caso.
Ahora que su caso va a la Corte Interamericana, se puede preguntar ¿cuáles serían las consecuencias de una decisión favorable; o sea, la posibilidad de otra Roe orientada a América Latina y el Caribe? ¿De qué tienen tanto miedo los antis si la Corte decide a favor del acceso al aborto? ¿Cómo impactaría en las realidades cotidianas de las mujeres salvadoreñas si hay una decisión que afirma los derechos humanos de Beatriz? Pensemos en algunas de las posibilidades.
Otras jóvenes tendrían la oportunidad de vivir, lo que más quería Beatriz. Como explicó el doctor Guillermo Ortiz, médico tratante de Beatriz, con un aborto oportuno hubiera tomado unas pastillas, permanecido dos o tres días en el hospital y luego regresado a su casa para continuar su vida. En cambio, sufrió durante 81 días, mientras que los riesgos para su vida y su salud aumentaban cada día.
Mujeres y niñas de todas clases sociales y económicas tendrían mayor autonomía corporal, no solo aquellas con recursos para pagar servicios de salud privados o boletos de avión para salir del país. La ley existente tiene como su blanco las mujeres rurales y jóvenes que viven en la pobreza.
La mortalidad materna disminuiría, quizás precipitadamente. Menos niños y niñas crecerían sin sus madres que murieran por emergencias obstétricas o que estuvieran encarceladas.
Claudia, una mujer de un barrio marginalizado de San Salvador estaba embarazada de su cuarto hijo cuando los médicos detectaron un problema cardíaco grave y recomendaron un aborto para salvar su vida. Claudia y su familia muy creyente tomaron la decisión de solicitar un aborto para que ella pudiera vivir y criar a sus tres hijos. Pero, los hospitales y los médicos la llevaron de hospital en hospital para evitar la responsabilidad de un aborto. Como resultado, Claudia y su bebé murieron y una familia quedó devastada.
Muchas familias no tendrían que vivir la agonía de una decisión impensable, entre llevar a una mujer que se está sangrando debido a una emergencia obstétrica al hospital con la posibilidad de criminalización, o dejarla en casa sangrando y con la posibilidad de morirse. Podemos recordar las historias de Las 17+ y como muchas vivieron esa realidad y pasaron décadas en la prisión.
Para las niñas, algunas de nueve y catorce años embarazadas como resultado de una violación sexual, el caso de Beatriz pueda significar que no tendrían impuesta la maternidad sobre su infancia. Menos niñas morirían como consecuencia de un embarazo forzado en el cuerpo de una niña. En el primer semestre de 2021, 6,938 niñas y adolescentes registraron embarazos en el Ministerio de Salud; es decir, 38 por día. Ese fue un aumento desde el año 2020 con el mayor aumento en el grupo de las edades de 10 a 14 años. Además, en 2020 y 2021 se registraron al menos 6 niñas y adolescentes como “muertes maternas".
Con un fallo de la Corte que promoviera derechos, las adolescentes embarazadas tendrían menos probabilidades de suicidarse. Tendrían otras opciones para enfrentar un embarazo a esas edades tan jóvenes. Según datos del Ministerio de Salud (MINSAL), las adolescentes embarazadas se suicidaron con matarratas o sustancias fosforadas. Estos suicidios son una de las consecuencias de la penalización absoluta del aborto en El Salvador, vigente desde 1997.
Otra consecuencia sería la disminución de las tasas de niñas y adolescentes que abandonan sus estudios y sus sueños para sus vidas cuando salen embarazadas. La UNPF emitió un informe donde muestra los altos costos sociales y económicos para las madres jóvenes. Una decisión positiva en el caso de Beatriz podría beneficiar a todas.
¿Y el riesgo de ser criminalizado con que viven el personal médico ahora? Con una decisión basada en la ciencia podrían tomar sus decisiones profesionales basados en sus conocimientos, su experticia y su pensamiento crítico, en vez de lo que temen de los fiscales. Un ejemplo sería en los casos de las mujeres con embarazos ectópicos donde podrían contar con un tratamiento científico y oportuno sin demoras y riesgos completamente innecesarios.
Tomando en cuenta las experiencias de las últimas décadas, una decisión afirmando los derechos de Beatriz significaría que menos niñas y niños tendrían que crecer sin sus madres que murieron de emergencias obstétricas, como era el caso de los hijos de Manuela. Y menos tendrían a su madre encarcelada por una condena injusta relacionada con una emergencia obstétrica.
Imaginemos si la decisión sobre Beatriz pudiera contribuir a la incorporación de programas científicas y laicas de educación sexual integral para todas y todes en las escuelas y las comunidades y, también, a la accesibilidad de anticonceptivos.
Una decisión afirmando el derecho de Beatriz de vivir y ser feliz también traería un grito de “Sí a una próxima Roe en América Latina” y fortalecería a una sociedad en que las niñas y las jóvenes, sus madres y sus abuelas, tendrían sus derechos respetados, sus sueños nutridos y sus vidas y salud protegidas. ¿Esto es lo que temen los grupos “No”?
Pues, muchas salvadoreñas más no tienen estos miedos y están listas para soñar en grande y dar la bienvenida a un mundo, como decía Beatriz, donde ninguna otra mujer tiene que pasar por lo que pasó ella.
Kathy Bougher es una activista feminista, escritora independiente y educadora. Ha participado en la lucha feminista en El Salvador por tres décadas. Vive entre Estados Unidos y El Salvador.