
Nayib Bukele aprovechó su conferencia de prensa más reciente para justificar la reactivación de la minería metálica en El Salvador. El mandatario inconstitucional calificó de “mentira apocalíptica” las críticas de organismos sociales y ambientales que denuncian el grave deterioro que causará la explotación minera en el país. Aseguró que los ríos ya están contaminados y no precisamente por la explotación de oro, sino por heces fecales, basura y otros tipos de desechos. Tampoco asumió responsabilidad de que reactivar la minería —prohibida en el país desde 2017— provocará mayor crisis hídrica por las exorbitantes cantidades de agua que se utilizan para procesar pequeñas cantidades de oro y metales. Minimizó el impacto ambiental relegando la culpa de la contaminación a la “mala cultura” de la ciudadanía, lo que provoca, según él, que El Salvador sea un “país sucio”.
Enero 16, 2025
Para el presidente inconstitucional, Nayib Bukele, los cuestionamientos de distintos sectores de que reactivar la minería en El Salvador traerá consecuencias catastróficas no es más que una “mentira apocalíptica”. Así lo dijo en conferencia de prensa el pasado 14 de enero. Según Bukele, los ríos ya están contaminados por las heces fecales, por la basura, por la tinta que lanzan a los ríos las fábricas, por los desechos hospitalarios que también son depositados en los afluentes, por causa de los rastros que matan vacas y vierten la sangre de los animales en los ríos, por la quema de caña, por el glifosato y todos los pesticidas que se ocupan en la agricultura, por todo, menos por la explotación minera que hubo anteriormente en el país y que Bukele ocultó en sus declaraciones.
Todo esto lo dijo a pesar de que en 2021, uno de sus funcionarios, específicamente el ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Fernando López, mostró en su cuenta de X cómo el río San Sebastián está teñido de rojo por su alta contaminación con metales pesados por la explotación minera que duró décadas en Santa Rosa de Lima, en el departamento de La Unión, haciendo que las palabras de Bukele contrasten con la realidad.
En aquella ocasión, Fernando López denunció que la Asamblea Legislativa —cuando el partido Nuevas Ideas aún no tenía representación en ese órgano— había negado otorgar el presupuesto “necesario para solucionar la contaminación ocasionada por la mina San Sebastián, en Santa Rosa de Lima, del departamento de La Unión”, junto a unas fotografías que muestran el grave deterioro ambiental a causa de la actividad minera.
Bukele también aseguró que en El Salvador aún no existe explotación de oro. Lo cierto es que el 23 de julio de 1987, el gobierno de ese entonces autorizó la concesión de explotación minera al consorcio estadounidense Commerce Group, para extraer oro y plata en el cantón San Sebastián, del municipio de Santa Rosa de Lima. Por décadas, este consorcio extrajo minerales y también contaminó las principales fuentes de agua, dañó severamente la biodiversidad y los ecosistemas de la zona, de acuerdo a un informe de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES).
El informe también detalla que la contaminación del río San Sebastián, uno de los afluentes más importantes del departamento de La Unión, generó que 400 familias de la zona no tengan acceso al agua, además de graves problemas de salud.
Las impactantes fotografías publicadas por el ministro de Ambiente revelan la alta contaminación por metales pesados como el cianuro, aluminio, cobre, hierro, entre otros, y que afectan el cuerpo humano, a los animales, las cosechas y el medio ambiente, según un estudio técnico de la “calidad del agua en la zona de explotación minera de San Sebastián” realizado en 2006.
A pesar de ello, Bukele aseguró que los ríos de El Salvador no están contaminados por la actividad minera, sino por heces fecales, lixiviados, aguas negras y grises que se desechan directamente a las quebradas y ríos. Según el mandatario inconstitucional, la minería no existe en el país, omitiendo que por décadas esa actividad depredó el medio ambiente y el recurso hídrico, provocando su contaminación por metales pesados.
“Yo estaba viendo en una fotografía que uno de los periódicos decía: la minería está destruyendo el río tal, pero si no hay minería aún, ¿cómo va a ser que está destruyendo el río? Cualquier persona con un poquito de inteligencia preguntaría ¿qué es lo que está contaminando el río ahorita? porque minería todavía no hay, va a haber, pero no hay, entonces esa contaminación que está mostrando el periódico o esa foto que ví en redes sociales de esos ríos contaminados no puede ser por la minería, tendría que ser por otra cosa. Nosotros y la mayoría de la gente sí sabe por qué están contaminados los ríos, los ríos en El Salvador no están contaminados por la minería, están contaminados por las heces fecales, tanto de las ciudades que botan directamente sin tratamiento las cantidades de… no solo heces fecales, sino todas las aguas negras y grises que se botan directamente a los ríos y los que no van directamente a los ríos, que no van directamente al río Lempa, pero van a las vertientes que van al río Lempa”, intentó justificar Bukele.
A pesar de que Bukele insiste que en el país no existió la minería metálica y que, por ende, no se puede medir el impacto negativo que esta actividad tiene, en un informe llamado “el lado oscuro del oro, impactos de la minería metálica en El Salvador”, se detalla que hasta 2006 existían licencias de exploración de oro activas en los departamentos de Cabañas, San Salvador, Chalatenango, La Unión, Morazán, San Miguel y Santa Ana. La información fue obtenida de la Dirección de Hidrocarburos y Minas, adscrita en ese entonces al Ministerio de Economía. Sin embargo, en 2017, tras la prohibición de la minería metálica por la Asamblea Legislativa, se detuvieron estas licencias que permitían explotar oro, plata, cobre y zinc en esas zonas.
El pasado 13 de enero, un equipo científico de la Universidad de El Salvador (UES) sentó su postura sobre la minería metálica, haciendo referencia al impacto ambiental devastador que podría causar esta actividad, especialmente en la cuenca del río Lempa que abastece a San Salvador. El equipo explicó cómo la lixiviación con cianuro genera drenaje ácido, contaminando ríos como el San Sebastián con metales tóxicos, además del impacto en el suelo, agua, atmósfera y biodiversidad.
También se alertó sobre el uso intensivo de agua en la minería que compite con el consumo humano, esto en un país en donde el 95% del agua superficial no es apta para riego ni potabilización por métodos convencionales. Además, el equipo científico de la UES enfatizó en los efectos de la contaminación por metales pesados en el medio ambiente y la salud humana, destacando proyectos de investigación nacionales que evidencian estas afectaciones.
Pronunciamiento de nuestra Asamblea General Universitaria sobre el retorno de la minería metálica en El Salvador: pic.twitter.com/KdTjPNeipi
— Universidad de El Salvador - UES (@UESoficial) December 10, 2024
“A pesar de las ventajas económicas, los costos sociales y ambientales asociados con la minería son extremadamente altos, en términos de requerimientos energéticos, un consumo exorbitante de agua, la deforestación de extensas zonas y la contaminación residual de suelos, fuentes de agua y aire. Por otra parte, en El Salvador, las áreas de potencial minero coinciden con zonas de alta densidad poblacional y recursos hídricos en estado crítico. La extracción de metales demandará de grandes cantidades de agua y la aplicación de sustancias químicas tóxicas, como el cianuro y el arsénico, lo que genera grave riesgo de contaminación de ríos y acuíferos”, explicó la UES en un pronunciamiento emitido el 10 de diciembre de 2024.
En la conferencia, Bukele también minimizó el impacto que la minería tiene en la salud humana, aunque cientos de estudios demuestran que es perjudicial para la vida. “Qué extraño que el único país del mundo que prohibía la minería es el país con más insuficiencia renal per cápita del mundo, eso está diciendo la oposición. No es que la minería no va a dar insuficiencia renal, pero no es eso lo que le está causando insuficiencia renal a nadie en El Salvador”, dijo el mandatario.
Sin embargo, un informe sobre la minería metálica y su inviabilidad en El Salvador, elaborado por la extinta Comisión Nacional de Desarrollo (CND), la Conferencia Episcopal de El Salvador (CEDES) y las organizaciones ciudadanas que integran la Mesa Nacional Frente a la Minería Metálica, junto a otros investigadores como Robert Morán (experto estadounidense en minería) y Dina Larios (geóloga de la Universidad de Ohio), proporciona argumentos científicos advirtiendo que los daños ambientales provocados por las actividades mineras realizadas en años anteriores en Morazán, San Miguel y La Unión envenenan los ríos con cianuro, mercurio, cadmio y otros metales pesados que causan “insuficiencia renal, cáncer y otras enfermedades mortales a los pobladores de la zona”.
En una columna de opinión publicada por El Faro el 29 de noviembre de 2024, Iván Solano, médico internista e infectólogo de adultos, expuso la afectación a la salud pública que se derivaría de practicar nuevamente la minería en El Salvador. Solano explicó que la extracción y procesamiento de metales pesados como el plomo, mercurio y el arsénico liberan al ambiente sustancias tóxicas que contaminan el agua, el aire y el suelo.
“Estos elementos están asociados con enfermedades neurológicas, renales, hepáticas y cáncer. También hay alta exposición a polvo y partículas finas. La inhalación de polvo con sílice o metales puede causar enfermedades respiratorias como silicosis y neumoconiosis. Se contamina el agua. La minería puede liberar ácidos y metales tóxicos a los ríos y fuentes subterráneas, lo que impacta la calidad del agua potable. Las comunidades cercanas pueden sufrir enfermedades gastrointestinales, intoxicaciones y malformaciones congénitas debido al consumo de agua contaminada”, detalló Solano.
Antes de argumentar que la minería no contaminará el medio ambiente ni afectará la salud de las personas, Bukele anunció una medida económica para aliviar el bolsillo de las familias salvadoreñas y apoyarlas con los gastos económicos que implica el mes de enero, principalmente para las familias con hijos que asisten a la escuela.
El mandatario anunció que el gobierno subsidiará el consumo de energía eléctrica del mes de enero a los hogares cuyo recibo de consumo no supere los $80 y el servicio de agua potable para los recibos que no superen los $30. La medida aplica solo para el sector residencial y no para comercios. Tampoco están incluidas las familias que se abastecen de juntas de agua privadas.
“Como gobierno siempre queremos ver qué podemos hacer para ayudar a la gente y este año anunciamos una medida económica de alivio para todos los salvadoreños. El 95% de los salvadoreños, el otro cinco (por ciento) no debería necesitarlo”, externó Bukele en conferencia de prensa. Según sus cálculos, este procedimiento vendrá a beneficiar a 1.8 millones de familias salvadoreñas. Lo que no explicó es de donde saldrán los fondos para cubrir este subsidio.
#ReciboDeAguaYLuz | El Presidente @nayibbukele destalla que este esfuerzo beneficiará a más de 1 millón 800 mil hogares del país. #SecretaríaDePrensa pic.twitter.com/IPdrFvGCx3
— Secretaría de Prensa de la Presidencia (@SecPrensaSV) January 15, 2025
GatoEncerrado habló con los economistas Rafael Lemus y Julia Evelyn Martínez, quienes externaron que la medida impulsada por Bukele es “populista” y alertará al Fondo Monetario Internacional (FMI) de que el gobierno salvadoreño no cumplirá con los ajustes fiscales que forman parte del acuerdo técnico que anunciaron el pasado diciembre para acceder a un financiamiento de $1,400 millones.
“¿Cuál será la reacción del directorio del FMI que se reunirá en febrero para analizar el préstamo de apoyo a la estabilidad financiera y fiscal del gobierno?, no me extrañaría que tanto el FMI como las calificadoras de riesgo crediticia no vean con buenos ojos esta medida populista, ya que podría ser un indicador de que el Gobierno de El Salvador tendrá problemas para ejecutar el programa de austeridad fiscal comprometido con el FMI, debido a que este es un gobierno que toma medidas improvisadas y populistas basadas en el estado de la popularidad del presidente”, señaló Martínez.
La economista también indicó que se trata de una medida desesperada y de último momento por parte de Bukele para “recobrar la narrativa del milagro económico” que ha prometido poner en marcha durante su segundo mandato inconstitucional.
Al no tener conocimiento del origen de los fondos para financiar el pago de los recibos de agua y luz del mes de enero para 1.8 millones de personas —porque Bukele no lo explicó en conferencia de prensa y no están incluidos en el Presupuesto General de la Nación— el economista Rafael Lemus advirtió que esos fondos saldrán de más deuda y que, según estimaciones, el gasto rondará los $100 millones.
“Hoy lo que viene es que el apretón con el Fondo Monetario tendrá que ser más fuerte, porque ese gasto hay que pagarlo, esos $100 millones los han tomado de deuda, sin ninguna duda, porque en dos semanas usted no recoge impuestos para decir que tiene un excedente y, además, eso no está en el Presupuesto (2025), entonces, si no está en el presupuesto y no está en ingresos extraordinarios ¿qué es? es deuda, y peor sin modificar el presupuesto y ya gastando, al estilo que hace el presidente: un gran desorden”, criticó Lemus.
Para el experto, si el gobierno de verdad quería ayudar a la gente más pobre, existían otras opciones que no fueron consideradas como viables, a pesar de que son medidas de beneficio a largo plazo para la ciudadanía, como la construcción de escuelas.
“Ese uso alternativo tendría, por ejemplo, construir 200 escuelas de medio millón de dólares o 100 escuelas de un millón de dólares cada una, muy bien equipadas, con buena infraestructura. Eso ya es una inversión para largo plazo que la población se beneficiaría con educación con condiciones mínimas, algo que hoy en día no tienen la mayoría de escuelas. Además, otro uso alternativo, allí está la gente en situación de pobreza extrema que ha crecido, tenemos más de 600,000 gentes que están en situación de pobreza extrema, es un buen momento para ayudarles a ellos, pero no, se decidió hacer una piñata de un millón 800 mil hogares”, lamentó Lemus.
Además, el economista explicó que no tiene lógica hacer un gasto tan exorbitante cuando en un par de semanas el gobierno pretende firmar con el Fondo Monetario Internacional el apalancamiento de $1,400 millones. “Es una señal clara de que es un gobierno que no tiene disciplina fiscal”, algo que no pasará desapercibido por el FMI, cuestionó Lemus.
La economista Julia Evelyn Martínez concluyó que Bukele ha tomado medidas urgentes ante la reducción del apoyo popular que está teniendo por aplicar un conjunto de medidas “erráticas y discrecionales”, como la aprobación de la Ley General de Minería Metálica, los despidos masivos en el sector público, los desalojos de los vendedores ambulantes, la destrucción ambiental para ejecutar megaproyectos como la construcción del Aeropuerto del Pacífico, la falta de la recolección de la basura, entre otras situaciones que están afectando a la ciudadanía.