Política

Riñas al interior de Arena aceleran su declive

Arena gobernó el país por 20 años y fue mayoría en varias ocasiones en la Asamblea Legislativa. Llegó a tener bajo su administración más alcaldías que cualquier otro partido y fue la primera fuerza política del país por mucho tiempo. Ahora, el partido de derecha se encuentra lejos de lo que alguna vez fue, y su propia existencia está en peligro debido a las constantes pugnas internas que dividen en bandos a los pocos miembros que se han quedado en un barco que parece hundirse cada vez más. El conflicto interno más reciente, a causa de dinero, podría culminar en la expulsión de la diputada Marcela Villatoro y del concejal de San Salvador Centro, Alejandro Nóchez. 

Carlos Saade, presidente del Coena, atiende a los medios de comunicación acompañado de la diputada Marcela Villatoro y otros miembros del partido Arena. Foto/Bladimir Nolasco
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Por Eugenia Velásquez*

Febrero 5, 2025

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Arena, el debilitado partido derechista de oposición que aún sobrevive con apenas dos diputados en la Asamblea Legislativa y una alcaldía en todo El Salvador, enfrenta una nueva pugna interna que pone en riesgo —para las próximas elecciones—  las migajas de poder que todavía conserva. Las riñas, tensiones y enfrentamientos internos no son nuevos para este partido; de hecho, tiene un largo historial de conflictos que terminaron en divisiones, fugas de funcionarios y creación de otros institutos políticos. Pero, ahora, está tan mermado que las fricciones actuales son un peligroso autoatentado que puede concluir en su desaparición como opción política. Tras un desenlace así, Arena quedaría en las mismas condiciones que el partido de izquierda, FMLN; que de gobernar al país con el acompañamiento de la mayoría legislativa se desmoronó hasta quedarse solo con un par de diputaciones en el Parlamento Centroamericano, que es un organismo sin incidencia. 

La discordia más reciente en el interior de Arena es por dinero. O al menos eso es lo que ventilan públicamente los dos bandos que se han formado, cuyos representantes estaban inmersos en un antagonismo desde antes de las elecciones generales del año pasado. En un rincón del cuadrilátero está el presidente del Consejo Ejecutivo Nacional (Coena), Carlos Saade, quien sostiene que encontró un partido endeudado; lo que, en cierta forma, es una ironía para el partido que representó los intereses de la élite económica del país. De acuerdo con los cálculos de Saade, hay una deuda con los proveedores que asciende a $7 millones, pero también hay constancia de que el partido recibió aproximadamente $72 millones para financiarse en las últimas dos décadas. Así que, según dijo, ordenó una serie de auditorías para encontrar cuál fue el destino de los fondos y por qué no se pudo pagar a los proveedores.

A través de este comunicado, el Coena notificó que realizaría una auditoría completa de los últimos 20 años para investigar el destino de $72 millones que recibieron en el pasado.

En el otro rincón del cuadrilátero está la diputada Marcela Villatoro, quien exige que Saade transparente el manejo de $2.7 millones recibidos por el partido, en concepto de deuda política, tras las elecciones generales de 2024. La “deuda política” es el nombre que se le da al dinero público que el Estado debe entregar a los partidos políticos que participan en elecciones para que se financien y sean independientes, según lo establece el artículo 210 de la Constitución de la República. 

Desde ambos lados del ring hay militantes y funcionarios del partido que apoyan a uno en contra del otro en los ataques e insultos que se hacen públicos a través de las plataformas de redes sociales. Estas rivalidades no se resuelven en casa, sino en la plaza pública. 

Saade, quien no concedió una entrevista a esta revista y se ha limitado a ventilar la pugna en la plaza pública, reaccionó ante las exigencias de la diputada. En un comunicado, difundido en redes sociales, señaló que Villatoro no está informada del manejo del dinero porque no participa en las reuniones del Coena, además la acusó de no transparentar la planilla de empleados y asesores que tiene la fracción de Arena en la Asamblea Legislativa. La funcionaria, a quien según los estatutos del partido le corresponde asumir el cargo de directora de Asuntos Políticos por ser jefa de la fracción legislativa, respondió que no es convocada a las reuniones. 

Sobre la acusación de que no es transparente, la diputada explicó a esta revista que ya hizo pública su planilla de empleados a través del sitio web de la fracción legislativa de Arena. Pero, al revisar esa página, GatoEncerrado encontró que los montos de los salarios de cada uno de los empleados de la fracción no fueron transparentados, solamente sus nombres y cargos. 

“Nosotros publicamos, desde el mes de julio (2024), quiénes eran las personas que conforman nuestro equipo. Publicamos todas las actas que nos entregaron por parte de la Junta Directiva (de la Asamblea), cuáles eran los presupuestos asignados. A mí, Carlos Saade la única vez en todo el año (pasado) que me convocó fue para que yo le explicara cómo iba a funcionar la fracción y yo tuve una reunión con el Coena en pleno el 2 de septiembre (2024), cuando él estaba sentado conmigo y vio quiénes eran las personas que conformaban la fracción, los Currículum Vitae de ellos, los cargos que desempeñaban dentro de la fracción, él tiene pleno conocimiento de todo. Milagro Navas (alcaldesa de La Libertad Este) estaba allí, también Verónica Henríquez, que es miembro del Coena; allí estaba Mario Calderón que es miembro del Coena; allí estaba Eduardo Lacayo, miembro del Coena y también el director de Asuntos Económicos del Coena”, explicó Villatoro a GatoEncerrado.

Para la diputada, estos roces que se han ventilado públicamente pueden terminar en su expulsión. En un escenario así, el partido perdería a su jefa de fracción legislativa. En otras palabras, Arena quedaría con un diputado, una alcaldía y metiendo el acelerador a su propio proceso de extinción.

“Si me van a sacar (de Arena) por hacer lo correcto, no me importa, porque yo voy a decir la verdad, le guste a Carlos Saade o no le guste, pero el que va a salir con las puertas para atrás va a ser él. En este momento la que se ha dado duro por el país y la que ha dado la cara por Arena soy yo. Él se va conmigo, yo no me voy a ir sola”, comentó Villatoro sobre una posible expulsión de Arena.

Más allá del tema económico y falta de transparencia, son un cúmulo de razones las que han llevado a Villatoro y Saade al cuadrilátero por el que pasa buena parte del futuro de Arena. La diputada ha estado en desacuerdo y ha cuestionado decisiones internas como la expulsión de algunos miembros, imposición de sanciones, gasto en viajes, el silencio y postura tímida del partido de derecha en temas que afectan al país, como la reactivación de la minería, y que decisiones importantes estén a cargo de un grupo reducido de personas. 

La inconformidad se ha trasladado incluso a miembros de la dirigencia de Arena, una señal más de la división interna que atraviesa el partido y que podría derivar en la remoción de Carlos Saade al frente del Coena. Su función como presidente de ese organismo inició en marzo de 2023 y culminará en septiembre de 2025, pero Villatoro no descarta que los miembros inconformes con Saade promuevan la creación de un Coena transitorio antes de que la actual dirigencia concluya su periodo.

Grupos paralelos

Un tercer protagonista en esta pugna es el actual concejal de Arena en la alcaldía de San Salvador Centro, Alejandro Nóchez, quien anteriormente fue alcalde por 12 años del ahora distrito de Ayutuxtepeque. Nóchez ha sido crítico con la dirigencia del Coena por su poco acercamiento con las bases del partido y por ignorar propuestas de algunos sectores. Sin embargo, su principal cuestionamiento ha sido la creación de grupos paralelos que sabotean el trabajo que él y otros concejales realizan en los distritos que representan dentro del municipio de San Salvador Centro.

Al ser cuestionado por esta revista sobre los grupos paralelos y quiénes estarían detrás de ellos, Nóchez no brindó mayores detalles y se limitó a decir que él, junto con otros concejales, ha sido excluido de algunas reuniones avaladas por la dirigencia del Coena. Añadió que esta situación va a “perjudicar el trabajo que el partido puede realizar en el territorio” y que ya le ha planteado estas irregularidades al vicepresidente de organización del Coena, Mario Calderón.

Subirse al ring y ser parte de esta pugna ha hecho que Nóchez, al igual que la diputada Marcela Villatoro, esté al borde de la expulsión de Arena. En su cuenta de X, el concejal publicó un mensaje en el que reconoció que sus críticas pueden derivar en un proceso interno en su contra o en un bloqueo a su trabajo. Además, enfatizó en que los problemas deben resolverse internamente y no a la vista de todos.

Las riñas no son nuevas

Esta no es la primera vez que Arena atraviesa un momento de división interna. Ha ocurrido varias veces en el pasado, con la diferencia de que ahora, debido al poco poder que aún conserva, estas fricciones podrían significar su desaparición tras más de 40 años de existencia. Su primera gran división interna ocurrió cuando 12 diputados se fugaron del partido tras la derrota en las elecciones presidenciales de 2009, en las que el FMLN ganó el poder ejecutivo por primera vez en su historia, con Mauricio Funes como candidato.  

Los diputados que abandonaron Arena conformaron el partido Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), que se constituyó formalmente el 16 de enero de 2010 y compitió en elecciones por primera vez en 2012. Años después, en 2019, Gana fue el trampolín que Nayib Bukele utilizó para llegar a la presidencia. Desde entonces, el partido se volvió un aliado del bukelismo, apoyando cada una de sus iniciativas en la Asamblea Legislativa. Sin embargo, en los comicios de 2024, Gana no logró ningún escaño. 

Para la legislatura 2015-2018, las principales discrepancias en Arena tuvieron como protagonistas a las exdiputadas Karla Hernández, Alejandrina Castro y Patricia Valdivieso, quienes se quejaron de que la dirigencia del partido no daba apertura para la participación de mujeres y jóvenes en la toma de decisiones, lo que impedía la renovación del partido. 

En el siguiente periodo legislativo, es decir, de 2018 a 2021, algunos diputados de Arena comenzaron a mostrar su simpatía y apoyo por las medidas del Gobierno de Nayib Bukele. Por esta razón, el Tribunal de Primera Instancia de Arena decidió suspender a Milena Mayorga —ahora embajadora de El Salvador en Estados Unidos—, Gustavo Escalante, Arturo Magaña y Felissa Cristales. Sin haber pasado por un proceso electoral, el partido derechista perdió cuatro diputados.  

La debacle de Arena continuó en las elecciones legislativas de 2021, en las que pasó de 37 a 14 diputados. Los resultados generales de los comicios no fueron favorables, lo que generó un descontento interno de grandes dimensiones. Para febrero de 2023, el partido solo contaba con 10 diputados porque otros cuatro renunciaron y se declararon independientes. La situación fue similar en las 34 alcaldías administradas por Arena, que se redujeron a 14 luego de la renuncia de 20 alcaldes, quienes dejaron el partido por desacuerdos con decisiones de la cúpula y la conducción que se le estaba dando.

Actualmente, Arena solo cuenta con dos diputados en la Asamblea Legislativa y apenas una alcaldía. Así de reducido quedó el partido que no hace mucho tiempo atrás fue una de las principales fuerzas políticas en el país. Los conflictos y pugnas internas contribuyeron a este desenlace que podría ser aún peor si la dirigencia decide expulsar a la diputada Marcela Villatoro y al concejal Alejandro Nóchez, porque el partido tendría menos incidencia en las posiciones de poder y estaría al borde la desaparición.

*Con reportes de Cristian Meléndez