¿Cuál es la principal diferencia en la forma en que China y Estados Unidos regulan la IA?

China tiene una ética muy clara en su sistema político: es utilitarista —el mayor bien para el mayor número—. Las democracias liberales son diferentes. Protegemos los derechos individuales y no se pueden pisotear por el bien de la mayoría.

El gobierno chino ejerce un control más estricto sobre las empresas que construyen allí sistemas de IA. Por ejemplo, en 2023 China aprobó sus “Medidas para la gestión de servicios de IA generativa”, que exigen a los proveedores que garanticen que el contenido generado por IA se ajusta a los valores socialistas fundamentales del gobierno. Los proveedores deben evitar contenidos que puedan socavar la unidad nacional o la estabilidad social y son responsables de la legalidad de sus datos de entrenamiento y de los resultados generados.

Como existe una relación simbiótica entre las empresas y el Estado, la vigilancia gubernamental no es un problema: si una empresa obtiene tus datos personales, el Partido Comunista también los obtendrá. Así que China tiene una gran gobernanza de la IA —una gran seguridad de la IA—, pero sus ciudadanos no son libres. No creo que el mundo libre deba estar dispuesto a hacer este tipo de concesiones.

¿Cómo afecta esta diferencia entre sistemas autoritarios y democráticos a la gobernanza internacional de la IA?

Lo que he propuesto es un enfoque de doble vía, en el que colaboremos con nuestros aliados para mantener vivas la libertad y la democracia, al tiempo que trabajamos para reducir el riesgo de guerra con las no democracias. Todavía hay cosas que podemos acordar con países como China. Por ejemplo, podríamos llegar a un acuerdo sobre el no primer uso de armas cibernéticas en infraestructuras críticas.

Se podría decir: “Bueno, la gente lo hará sola”. Pero el funcionamiento de estos acuerdos es que el mero hecho de hablar de ello y reconocerlo como un problema crea canales de comunicación que pueden resultar muy útiles en una situación de crisis.

Por último, ¿cómo cree que afectará a la regulación de la IA la división política en Estados Unidos, donde los republicanos tienden a apoyar un enfoque de no intervención en los negocios?

Hay verdaderos creyentes en los enfoques laissez-faire del mercado, y los republicanos ven a menudo al gobierno como un torpe administrador de regulaciones. Y hay algo de verdad en ello. Pero eso plantea la cuestión de quién va a poner barreras si no es el gobierno. No van a ser las empresas, ese no es su trabajo. Es tarea del gobierno velar por el bien común y asegurarse de que las empresas no sobrepasen ciertos límites y perjudiquen a la gente.

Los europeos lo entienden instintivamente, pero los estadounidenses a veces no, a pesar de que a menudo se benefician de la protección gubernamental para garantizar la seguridad pública. Mi esperanza es que podamos convencerlos sin tener que esperar a que una catástrofe a gran escala les enseñe a través de la experiencia.

Artículo traducido por Debbie Ponchner