El antropólogo de MiCultura, Hugo Díaz, platicó con GatoEncerrado sobre la historia, identidad cultural y vestigios que perdimos los salvadoreños tras la construcción de una residencial sobre el sitio arqueológico Tacuscalco.
Por Mario Beltrán
La construcción ilegal de la residencial Acrópolis Sonsonate, sobre un sitio arqueológico llamado Tacuscalco, ha ocasionado la pérdida de tres mil años de rasgos arqueológicos valiosos para la identidad y cultura salvadoreña. Así lo explicó a GatoEncerrado el antropólogo de la Dirección de Patrimonio Cultural y Natural del Ministerio de Cultura, Hugo Díaz.
En Tacuscalco fueron encontrados los vestigios de cerámicas que datan aproximadamente del año mil antes de Cristo. También hubo hallazgos de una ocupación Maya, cuyo paisaje cultural fue modificado por migraciones nahuat-pipiles. Esos pueblos fueron los que encontraron los españoles durante la invasión de América.
De acuerdo con Hugo Díaz, con la construcción de la residencial también se destruyeron los rastros de un centro cívico ceremonial nahuat-pipil que estaba en ocupación durante los procesos expansionistas e imperialistas de los españoles.
“Básicamente se destruyeron contextos relacionados a los pipiles históricos, de los cuales irónicamente se fundamenta el proyecto de Estado identitario, pero son de los que menos tenemos información”, explica Díaz.
En la zona también había rasgos arqueológicos de la ocupación castellana y de los inicios de la República.
Díaz sostiene que de acuerdo a excavaciones arqueológicas, de entre octubre y noviembre de 2017, hay rasgos arqueológicos a una profundidad de dos metros y medio aproximadamente.
“Se han visto afectadas por la empresa aquellas estructuras que estaban a flor de piel, pero cuando se hizo una visita técnica con la Cámara de lo Contencioso Administrativo, se logró ver que las excavaciones para instalación de tuberías habían cortado una estructura. Entonces aún quedan restos de estructuras en el espacio que ocupa Acrópolis”, subraya Díaz.
GatoEncerrado publicó recientemente un reportaje sobre cómo la negligencia del Ministerio de Medio Ambiente propició que la empresa Fénix construyera la residencial, desacatando órdenes de suspensión de obras emitidas por ese ministerio, por el Ministerio de Cultura y el Juzgado Ambiental de Santa Ana.
Asimismo, ambientalistas afirman que la residencial no cuenta con sistema de aguas negras, amenazando el río Ceniza que abastece de agua a unas 1,500 familias de la zona.