Dina Méndez en conferencia de prensa, respaldada por la PDDH en su denuncia para obtener información sobre la muerte de su esposo en un centro de cuarentena. Foto/Carolina Amaya

"Dijeron que mi esposo había muerto, pero no de qué": las muertes no contadas por el Gobierno

La información que el Gobierno revela sobre los casos confirmados de Covid-19 es poca. Aún menos es la que da a las familias de las personas que están en cuarentena y que padecen alguna enfermedad no relacionada con el virus. Esa falta de información, según señala el Colegio Médico, genera desconfianza en la población. Uno de los casos es el de Óscar Méndez, quien falleció en un centro de cuarentena. La familia tuvo que denunciar públicamente lo ocurrido para obtener, al menos, información.

El miércoles 1 de abril, a las 10:10 p. m., el cuerpo de una persona que estaba en cuarentena fue trasladado del hotel Beverly Hills hacia el hospital Saldaña, en el departamento de San Salvador. Dina de Méndez intentó correr detrás de la ambulancia para buscar respuestas sobre la muerte de su esposo Óscar Méndez, de 56 años, pero la detuvieron bajo la advertencia de que no la iban a dejar entrar el hospital. Las autoridades, después de horas de dejarla esperando información, lo único que le habían confirmado era que su cónyuge había fallecido, pero no le entregaron ningún documento, según contó a GatoEncerrado. Dina había llegado temprano al hotel, ese 1 de abril, porque Óscar ya no contestaba su teléfono y porque le preocupaba su salud.

La última vez que Dina habló con Óscar fue el martes 31 de marzo. Le dijo, desde el encierro, que no perdiera la calma, pues ya le había bajado la fiebre y para ese momento ya estaba intentando dormir más. Después de eso, Óscar no volvió a comunicarse con ella. Así que preocupada fue a buscarlo al hotel donde se albergaba y a buscar información.

A las 6:30 p. m. de ese 1 de abril, después de varias horas de estar esperando respuestas, Dina dio un ultimátum a las autoridades: “Les dije que si no me daban información, haría el caso público a la prensa. Ahí me dijeron que mi esposo había muerto, pero no me dijeron de qué”. 

Lo único que le dieron a Dina en el hospital Saldaña fue el teléfono y otros artículos personales de Óscar. En el celular, encontró que la última conversación de su esposo fue con un contacto registrado como “Teniente Arévalo”, en el mediodía del miércoles 1 de abril. En el audio se escucha la voz agitada de Óscar, con tos, pidiendo ayuda al teniente. La poca información que ha logrado recolectar Dina indica que su esposo fue encontrado en la habitación del hotel, después de enviar ese audio.

El teniente Arévalo era el encargado de resolver situaciones a quienes vivieron parte de su cuarentena en la Villa Olímpica, de Ayutuxtepeque. De ese lugar, Óscar había sido reubicado en el hotel Beverly Hills.

Óscar era un ingeniero, esposo y padre. En diciembre del año pasado se había hecho un examen médico general que comprobaba que estaba bien y que reflejaba que no sufría complicaciones médicas. Llegó a El Salvador el 13 de marzo, después de un viaje a Panamá, donde fue enviado de parte del laboratorio para el que trabajaba. Con sus dos compañeros, Óscar se reunió con con gerentes de la empresa. Cuando regresaron a El Salvador, Óscar y sus compañeros sabían que tendrían que pasar por cuarentena y fueron llevados, en un primer momento, a la Villa Olímpica. 

“Yo no creo que él agarró el virus allá (Panamá). Él iba preparado con mascarilla y alcohol gel. Me contaba que nunca se paraba de echar. Estaba preocupado y había tomado todas las medidas. Si él tuvo el virus, lo agarró en el primer albergue”, dijo Dina a GatoEncerrado.

Como las autoridades no le daban información de nada, Dina acudió a la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH), donde el procurador Apolonio Tobar la respaldó y llamó al Ministro de Salud, Francisco Alabi.

“El ministro de Salud tuvo la amabilidad de corresponder a la llamada y comprometerse en proporcionar la información”, dijo el procurador Tobar.

El presidente Nayib Bukele, después de la conferencia de prensa que hizo el procurador, escribió en Twitter que había instruido al ministro Alabi a que se acercara a la familia y “explicarles el trágico suceso de esposo y padre”.

Más tarde, la Secretaría de Prensa de la Presidencia, emitió un comunicado en el que aseguraba que Óscar falleció por un paro respiratorio. En el escueto comunicado, el Gobierno afirmó que Óscar tenía un padecimiento prostático e infección urinaria y que experimentó una disnea súbita. Además aseveró que en este caso cumplió con todos los protocolos de atención necesarios.

Villa Olímpica

La Villa Olímpica fue unos de los primeros lugares habilitados como centros de cuarentena. Un médico asignado a la Villa Olímpica, y quien accedió a hablar con GatoEncerrado bajo anonimato, comentó que el lugar llegó a albergar hasta 325 personas sin separar niños de adultos mayores, personas con padecimientos previos o por país del que provenían. 

“Los primeros siete días fueron críticos porque siguieron metiendo personas sin separarlas. En ese momento es cuando la Villa se convirtió en un caldo de cultivo. A raíz de eso, en los próximos 15 días, desgraciadamente, veremos muchas muertes de personas que han estado adentro y que morirán no necesariamente de Covid, pero el encierro les ha complicado sus padecimientos y se van a descompensar”, aseguró el médico a GatoEncerrado

El médico también dijo que a quienes hacían cuarentena no se les hizo pruebas PCR, en los primeros días de síntomas, para identificar si tenían el virus. “Si alguien presentaba síntomas se lo llevaban al tercer o cuarto día al hospital Saldaña, por eso es que este lugar fue un caldo de cultivo”. Personas que hacían cuarentena en la villa Olímpica aseguraron a GatoEncerrado que experimentaban incertidumbre al ver ambulancias llegar y llevarse a compañeros. Sobre todo porque nunca fueron notificados de si eran positivos o negativos. 

En su estancia de 13  días en la Villa Olímpica, Óscar comenzó con fiebres y tos. El miércoles 25 de marzo, los que estaban en la Villa fueron reubicados en otros centros de contención. Los compañeros de Óscar fueron llevados al hotel Agape en Sonsonate, pero a él lo trasladaron al hotel Beverly Hills por sus síntomas. Fue en el hotel donde se le diagnosticó una infección en las vías urinarias y le recetaron Trimetoprim, una medicina para tratar infecciones en las vías urinarias,  y acetaminofén para la fiebre. A Óscar le hicieron pruebas de PCR hasta el viernes 27 de marzo por la tarde y hasta el día de su muerte no le comunicaron los resultados. 

El laboratorio farmacéutico en el que trabaja Óscar intentó enviarle un mejor medicamento para la infección en las vías urinarias, que el recetado por el Ministerio de Salud, pero las autoridades nunca autorizaron el ingreso, alegando que era por protocolos del ministerio. 

Foto tomada con el celular de un interno del Hospital Saldaña

Otras muertes desconocidas

José Luis Cornejo recibió una llamada en el cuarto de su habitación en el hotel Alicante, donde guarda cuarentena desde hace casi dos semanas. Esa mañana del sábado 28 de marzo, su hijo le comunicó que había recibido información de una funeraria que se ponía a disposición para brindar los servicios por el fallecimiento de su madre María Ramos, y esposa de José Luis. Sabía que hasta hace unas horas su esposa se encontraba en el hospital Saldaña, en los Planes de Renderos, recibiendo atención médica luego de que días antes presentara una descompensación por la diabetes que padecía.  

El hijo había confirmado el fallecimiento y envió a José Luis el acta de defunción emitida por el hospital. En ella —según un interno que pidió la reserva de su nombre— se leía que su esposa había fallecido a las 10:15 p. m. del viernes 27 de marzo, la noche anterior.

Una semana atrás, el sábado 21, a la esposa de José Luis le realizaron la prueba de COVID-19. Estaba en el centro de cuarentena Alicante para entonces. Ese mismo día, presentó fiebre a causa de una posible infección que estaría padeciendo. Ella, de 55 años y diabética, todo lo que tomó esa tarde fue acetaminofén, pero la fiebre no bajaba. En la madrugada fue trasladada al Saldaña. 

José Luis se comunicaba a diario. Recibía mensajes de su esposa, muchos eran sobre quejas en las que ella le decía que se sentía mal, con problemas de presión y que no le atendían. Su esposo aprovechaba para hacerle ver al personal médico de Alicante que ella necesitaba ayuda y que si ellos podían hacer algo desde ahí. La única respuesta que obtuvo fue de un enfermero que le decía que ella no tenía por qué tener celular. 

José Luis, el sábado por la mañana, al terminar la llamada con su hijo, reclamó a todo el personal por la muerte de su esposa. José Luis pudo acudir al funeral por un par de horas, la madrugada del domingo. Luego volvió al centro donde guarda cuarentena. 

Ese 27 de marzo, también se conoció del fallecimiento de Julio, un adulto mayor que se encontraba hospitalizado en el Saldaña. La muerte se hizo pública luego de que su nieto, Luis Márquez, difundiera un video en Twitter en el que describía el haber ingresado a cuarentena de forma voluntaria, tras haber llegado de viaje con su abuelo. Márquez, quien guarda cuarentena en el Injuve de la Zacamil, en Mejicanos, sostuvo que el 14 de marzo, cuando llegaron a El Salvador, su abuelo se encontraba en buen estado.

Fue el 20 de marzo cuando su abuelo empezó a presentar síntomas de calentura, “siendo esto un resfriado común”. Fue trasladado al hospital Saldaña bajo protocolos de seguridad y salud. 

El nieto aseguró que en ese momento se le practicó la prueba de COVID-19. El resultado fue negativo, según dijo. “De ese momento para allá, mi abuelo no recibió las atenciones médicas necesarias en dicho hospital y lo dejaron morir. Él murió de un proceso respiratorio y de descompensación de azúcar, siendo una persona diabética de 82 años”, expresó Marquez. 

El pasado 1 de abril, GatoEncerrado también documentó el fallecimiento de un adulto mayor, de alrededor de 90 años, en el hospital Saldaña. La semana pasada, el paciente habría presentado un poco de fiebre y tos. El señor había llegado con su hija al Saldaña, tras someterse a cuarentena, era ella quien se encargaba de sus cuidados. El martes, las complicaciones de salud obligaron al personal a mover al señor a un área de máximo cuidado. La hija fue notificada en horas tempranas sobre el fallecimiento. 

De estas muertes, el Gobierno no ha dado información de lo ocurrido. 

Confianza versus desinformación 

El presidente del Colegio Médico, Milton Brizuela, recalcó la importancia de que haya personal especializado, como médicos internistas, para evitar que más adelante sigan ocurriendo muertes como las de las personas que no dieron positivo de COVID-19, en los centros de cuarentena. “La idea para adelante es dar condiciones, para que puedan hacer un análisis clínico de estas personas todos lo días”, aseguró con respecto a la atención a pacientes que tienen cuadros crónicos o en riesgo que se encuentran en los centros de cuarentena. Sugirió que, incluso, esa atención debería darse como mínimo dos veces al día.

“Les hemos dicho que debemos darle un mejor control a estas personas”, mencionó en general sobre todas las personas que se encuentran en resguardo.  

El Colegio Médico intentará que pronto se instale  un canal de comunicación más directo con las autoridades. “El vacío de información está generando mucha incertidumbre y desconfianza en las autoridades. Eso, para el manejo de una pandemia, es algo delicado, porque nosotros como ciudadanos queremos confiar en lo que las autoridades están diciendo y las decisiones que toman”.

Por esa desconfianza, que aún no ha sido resuelta por las autoridades, es que se propagan rumores e incertidumbre de parte de la población, según Brizuela. “Esperamos que a corto plazo se genere una mesa, donde nosotros podamos tener esa información y transmitirlo también a la población, para ir generando esa confianza que, desgraciadamente, el Gobierno no la tiene en este momento. Así, lo siento”, aseguró. 

Lamentó que en los dos casos de las personas que se han registrado de muerte por COVID-19, también es poca la información brindada, lo que solo propicia que haya duda y preocupaciones, incluso, dentro del mismo personal que labora en hospitales. 

Brizuela recalcó que han sido muy críticos con respecto a la metodología que se implementó en un inicio en los centros de contención. “Al inicio se ingresó a todo el mundo con las mismas condiciones, sin importar el origen ni nada”. Para el médico, la mezcla inicial “podría haberse convertido en un foco de infección para algunos que no habían estado en contacto con el virus en su lugar de procedencia”, generando contagio directo en el centro de contención. 

El Colegio Médico espera que se establezca una mesa con el Gobierno, porque tienen todo el interés de colaborar, pensando que no solo beneficie a la población, sino también a los médicos que están en primera línea atendiendo la crisis.

“Queremos tener la seguridad de que estén bien protegidos y no se vayan a contaminar nuestros compañeros”, dijo.

Otro punto que buscarán tratar es que se puedan hacer pruebas a todas las personas que cumplen cuarentena en los centros de contención.

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