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Un año de gestión sin hoja de ruta en el sistema de salud

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Carmen Valeria Escobar

🗓️ 2 de junio de 2020

Aunque el presidente Nayib Bukele lanzó un Plan Nacional de Salud, y hasta celebró “los primeros resultados”, su primer año de Gobierno cerró sin la implementación de un plan. La pandemia por COVID-19 encontró al Ministerio de Salud sin una hoja de ruta clara y con menos equipos comunitarios de salud. 

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🗓️ 2 de junio de 2020

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n medio de la emergencia por la pandemia COVID-19 y la alerta roja por la tormenta Amanda, el Gobierno de Nayib Bukele cerró su primer año de gestión, este 1 de junio, sin contar con un Plan Nacional de Salud definido y relegando al Primer Nivel de Atención de salud, clave para la prevención, educación y detección temprana de enfermedades.

El 27 de agosto, el presidente Bukele y la exministra de Salud, Ana Orellana Bendek, junto al gabinete ampliado de salud, lanzaron un Plan Nacional de Salud que todavía no estaba listo

Nuestra sección de verificación del discurso público, Ojo de Gato, confirmó por una solicitud de acceso a la información que el plan aún estaba en fase preparación. De hecho, hasta la fecha tampoco se conoce un documento que contenga las estrategias y acciones prioritarias que  se plasmaron en la propuesta electoral del “Plan Cuscatlán”.

 “No tenemos un Plan Nacional de Salud escrito, que verdaderamente sea el documento que nos marque una hoja de ruta hacia donde se va a seguir. El Plan Cuscatlán, en el área de salud, estaba escrito y muy bonito, pero eso no se ha visto en la práctica, sino que han sido acciones reactivas”, comentó a GatoEncerrado el médico infectólogo, Iván Solano Leiva, al preguntarle cómo analiza este primer año de mandato. 

El médico consideró que la consecuencia de no contar con un plan ha llevado a improvisar, incluso, en la emergencia por la pandemia. “El no tener esa hoja de ruta nos lleva a improvisaciones y lo hemos visto con el manejo de la pandemia, todas las acciones que han tomado son producto de improvisaciones que no tienen bases técnicas relacionadas a salud pública, sino que tiene muchas cosas de decisiones que están relacionadas con lo político partidario”, dijo Solano a esta revista.

Al analizar el primer año de gestión en materia de salud, los médicos por GatoEncerrado también consideraron que fue un desacierto la reducción de varios Equipos Comunitarios de Salud Familiar y Especializados, conocidos como  Ecos, los cuales son claves en el primer nivel de atención por su cercanía con las comunidades. Solano señaló que el Ejecutivo se ha dedicado a emitir mensajes de pánico sobre la pandemia y no ha educar a la gente.

Para el director del Colegio Médico, Milton Brizuela, centrarse en el primer nivel de atención en lugar de la construcción de un gran hospital pudo haber sido una mejor estrategia para contrarrestar la crisis. 

“La estrategia que está siguiendo el Ministerio de Salud es que no está utilizando las fortalezas que tiene en el primero y segundo nivel. La vigilancia epidemiológica debería ser la primera estrategia que deberían tener. Las pandemias no se controlan, ni se ganan en los hospitales. Se ganan en las comunidades. El primer nivel de atención no solo digamos médicos, enfermeras, promotores de salud, toda esta gente conoce las comunidades y saben sobre las familias, cómo están y cómo viven”, dijo Brizuela.

De acuerdo con Brizuela, fue desatinado hacer un cambio de directores de unidades de salud por personas sin experiencia.  “Yo se lo pregunté, específicamente, al doctor (Francisco) Alabí (ministro de Salud) y lo que me contestó es que como ellos cambiaron todos los directores de las unidades de salud y la mayoría no tienen experiencia en el área administrativa gerencial, están teniendo dificultades. Prácticamente, ellos tenían cuatro o tres meses de estar en la dirección cuando vino la pandemia. Eso es lo que nosotros evidenciamos que no está funcionando o engranado adecuadamente”, agregó.

El 18 de marzo, el Gobierno confirmó el primer caso de COVID-19 en el país. Con más de dos meses de cuarentena obligatoria a nivel nacional, hasta el 3 de junio, los casos confirmados suman  2,705; 1,477 son casos activos, 49 personas han fallecido y 1,179 personas se recuperaron.

A finales de marzo, cuando iniciaba la pandemia, el presidente Bukele anunció la construcción del hospital “más grande de Latinoamérica” en el Centro de Ferias y Convenciones (Cifco). Según Bukele, la construcción se haría en tiempo record 75 días— y costaría $70 millones (aunque esa cifra podría incrementar). A más de 70 días de su anuncio, la construcción a penas lleva un 40% de su avance, mientras que los hospitales nacionales ya rebasaron su capacidad. 

El ministro de Salud confirmó el 27 de mayo, en la Asamblea Legislativa, que el país llegó a la fase tres en los esfuerzos para enfrentar la pandemia. Eso implica que ya no hay capacidad en los hospitales para atender pacientes por COVID-19. Por ello, los pacientes asintomáticos o con síntomas leves son enviados a su casa a cumplir cuarentena.

Brizuela también pone en duda las cifras que presenta el Gobierno sobre la pandemia, pues le da la impresión de un subregistro  de casos que no se contabilizan como tal, o que los contabilizan cuando los necesitan para logros políticos. 

Desarrollo infantil temprano

En su primer Presupuesto General de la Nación, el Gobierno le aumentó $5 millones al primer nivel de atención, pasó de $212 millones a $217 millones. Al revisar ese aumento se entiende que $40 millones fueron asignados al desarrollo infantil temprano. La implementación del desarrollo infantil reemplazó el área de “fortalecimiento a la salud de la mujer en primer nivel”. 

El desarrollo infantil temprano es uno los temas que empuja la primera dama Gabriela Rodriguez de Bukele, quien previo a su llegada al poder trabajaba como psicóloga prenatal. En febrero pasado, de Bukele lanzó el Plan Nacional de la Primera Infancia, el cual tampoco ha sido presentado en un documento oficial.

Fachada del Hospital Nacional Rosales, de San Salvador.

Cambio de ministra en inicio de emergencia  

A inicios de la emergencia por la pandemia, específicamente el 28 de marzo, el presidente Bukele sustituyó a la exministra de Salud, Ana Orellana Bendek. A media noche, luego de una cadena nacional en la que no mencionó nada sobre la sustitución, el mandatario juramentó al viceministro de Salud, Francisco Alabí, como titular de esa cartera de Estado. 

El Gobierno no dio explicaciones, pero ya había relegado a Orellana y puesto al frente de la emergencia a Alabí.

La exministra fue criticada y hasta interpelada por la Asamblea Legislativa tras afirmar que el agua que distribuye ANDA se podía beber si se pasaba por medios de tratamiento convencionales como hervirla o pasarla por cloro. 

Condiciones de médicos

La pandemia también dejó al descubierto las condiciones del personal médico. Una enfermera de una unidad de salud en el área de San Salvador, quien prefirió mantenerse en anonimato, comentó a GatoEncerrado que la situación se volvió insostenible dentro de su unidad, porque el personal médico comenzó a recibir equipo para enfrentar la COVID-19 hasta mediados de mayo. 

El lineamiento técnico para el uso de equipo de protección ante la COVID-19 que dio el Ministerio de Salud indica que todo el personal que trabaje en contacto con sospechosos deberá usar respirador (mascarillas)  N95 o FPP2, traje de buzo completo o capucha de monja, dos pares de guantes, protección ocular  y zapateras. Para el personal que trabaja con pacientes con infecciones respitarias agudas, el equipo solicitado son mascarilla N95 o FPP2, gabachón descartable, guantes de látex y protección ocular.

 “En el área de gripe nos ponemos esos trajes de tela y sobre esa un gabachón de tela, mas los lentes. Lo que hemos recibido de protección personal cada empleado son lentes y un frasco de alcohol. A varios nos ha tocado comprar botas y caretas”, dijo a esta revista.

Un cuestionable manejo de la emergencia

El manejo de la emergencia por COVID-19 ha dejado algunas dudas en médicos consultados por esta revista. Los centros de contención, según dijeron, no cumplieron en un primer momento con las condiciones mínimas para el aislamiento de las personas que ingresaron al país procedentes de lugares donde el virus ya había impactado. En esos centros de contención hubo mezcla de personas, como ocurrió en el albergue de Jiquilisco y en la Villa Olímpica. 

Las personas en confinamiento también se quejaron, y hasta acudieron a la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), por la falta de respuestas sobre las pruebas para detectar COVID-19. Asimismo denunciaron que las cuarentenas duraban más de lo acordado. Otras personas señalaron que padecían otras enfermedades y que necesitaban sus medicamentos señalaron que fueron desatendidos. 

Los datos oficiales sobre el impacto del virus en El Salvador también ha sido cuestionado y hasta hubo señalamientos de que han sido utilizados con fines políticos.

Los aciertos

Pero no todo lo que el Gobierno ha hecho es erróneo. El infectólogo Solano dijo que hubo un ligero incremento en el presupuesto para vacunas, pasó de más o menos $12 millones a $14 millones. Aunque también señaló que esa cantidad todavía es insuficiente, porque deberían ser alrededor de $60 millones solo para la compra de vacunas. 

También destacó que se corrió la medida errónea de la exministra Violeta Menjívar de sacar la vacuna 13-valente, la vacuna del neumococo, y poner la 10-valente. Asimismo hay una decisión de incorporar al programa nacional la vacuna contra el virus del papiloma humano.