Para terminar el taller de la mañana, la dinámica consiste en que los participantes escriban una historia, ya sea una anécdota personal, un relato que les haya contado un familiar o una experiencia de la comunidad.

Marisol cuenta que sus abuelos tuvieron que ponerle un trapo en la boca a una de sus tías para que dejara de gritar de miedo. Habían excavado un hoyo. Afuera el bombardeo. Y debían evitar que los gritos de la niña de tres años delataran su escondite.

Edilson explica que donde vive había zonas verdes, llenas de árboles, así como animales. Pero, la deforestación y la caza han cambiado todo. Su hermano, dice, ya no conocerá nada de eso.

Maira señala una fecha histórica para los santamarteños: 17 de marzo de 1981. Ese día, así como el siguiente, huyeron para Honduras. “Como juventud, debemos luchar por justicia”, sentencia.

Los tres forman parte de un grupo de jóvenes que participan en la Escuela Ambiental Comunitaria “Educación Sin Límites”, que REDIA El Salvador desarrolla en Santa Marta, Cabañas, y en San Hilario, Usulután. 

El proyecto cuenta con el apoyo financiero de la  Fundación Heinrich Böll, así como las alianzas que se han generado en cada localidad: ADES Santa Marta en Cabañas; y Asociación Mangle, EcoViva, Adescoz 7 y Fundación Talapo en Usulután.

Marisol, Edilson y Maira pertenecen al grupo de Santa Marta. Las historias que escribieron y leyeron, ya sea sobre ellos mismos, su familia, su comunidad y sus ecosistemas fueron parte de la dinámica de la primera jornada, realizada el 24 de octubre. Ese día, los encargados de los talleres fueron Carlos Calderón e Isabel Quintanilla.

La travesía del equipo de REDIA arrancó un día antes, cuando algunos de sus miembros viajaron en bus para llegar a las instalaciones de ADES Santa Marta. El objetivo: iniciar las actividades del sábado temprano. En la mañana, ADES los trasladó a las instalaciones de INVER Santa Marta, lugar donde por cuatro sábados se abordarán temas como ecología política, historia comunitaria y ambiental, comunicación ambiental y teatro comunitario. 

En San Hilario se arrancó una semana después. El primer taller se llevó a cabo el viernes 30 de octubre.

El equipo de REDIA llegó un día antes, a San Hilario, que nos recibió con sus calles de tierra, sus vacas y su calor, así como con la amistad del equipo de Talapo, en cuyas instalaciones pasamos la noche, y en donde la lluvia nos despertó a las 5 de la madrugada.

En San Hilario, REDIA conoció e intercambió conocimientos y experiencias con personas como Cándida, una mujer luchadora, quien, entre otros temas, relató sus experiencias con las parteras. También estuvo Pedro, quien compartió sus conocimientos en agroecología. Y don Fidel, quien comentó cómo llegó a la comunidad. 

En este sitio, los primeros en realizar sus talleres fueron Oscar González e Isabel Quintanilla.

Si bien el grupo de Santa Marta es homogéneo, con una juventud activa y llena de iniciativa, herederos de la lucha antiminería, el grupo de San Hilario es heterogéneo, con personas que van desde los 13 años hasta quienes tienen más de 60, pero siempre son personas muy comprometidas con su comunidad, dispuestas a resolver sus problemáticas y con una alta organización popular. 

El conflicto armado, los desplazamientos y retornos, la combatividad son rasgos y elementos característicos que marcan la historia y la identidad de ambas comunidades. Y, en la actualidad, también son zonas comprometidas con su defensa ambiental.