Uno de ellos está parado. Quieto. El otro, a su lado, junta sus manos. Las mueve en diagonal como si fueran un hacha. Al llegar a su compañero, este cae. 

Otro dúo se coloca espalda con espalda. Suben sus manos y las mueven como árboles mecidos por el viento.

La primera pareja representó a la desforestación, mientras que la segunda a la reforestación. Un problema. Una solución. El cuerpo como herramienta para comunicar. 

Estamos en la jornada final de la Escuela Comunitaria Ambiental en Santa Marta, Cabañas. Los encargados de cerrar los cuatro sábados de trabajo en esta comunidad son Mauricio González y Ana Cortez, integrantes de Las Tres Prietas Teatro. Su taller se denomina “Taller comunitario con abordaje ambiental”.

El ejercicio que están realizando parte de un árbol de problemas, en el que los participantes crearon una lista de problemáticas y luego eligieron una para ponerla en el tronco del dibujo de un árbol; en las raíces escribieron las causas; en las ramas, las consecuencias; alrededor de este, las soluciones. Y luego formaron figuras según las ideas.

Por la tarde, Cristina Hernández, historiadora e integrante de REDIA, se encargó de cerrar explicando el manual de incidencia política WOLA y sus componentes. Luego se entregaron los diplomas, para dar por finalizado el día.

*

El segundo grupo con el que se desarrolló la Escuela Ambiental Comunitaria es el de la comunidad San Hilario, en Usulután. En la jornada final, el biólogo Daniel Girón realizó un laboratorio de evaluación de suelos.

Primero se determinó el lugar a trabajar y se excavó hasta tener un cubo de tierra. Luego se tomó un trozo para revisar su consistencia y estructura, su color, su porosidad y su moteado. Después el trozo de tierra fue tirado al suelo. Se separaron los bloques grandes de los pequeños hasta formar un mapa. Y luego se contaron las lombrices.

Tras limpiar todo, se llenó la tarjeta de calificación para determinar las condiciones del suelo. El resultado: suelo bueno.

Por la tarde, antes de entregar los diplomas y realizar las reflexiones finales, Óscar González, comunicador, realizó un recorrido de los talleres impartidos en el proyecto, entre los cuales se co-construyeron conocimientos entre los investigadores facilitadores y los participantes, y se brindaron herramientas de incidencia en temas ambientales.

*

En las jornadas previas a las finales, en Santa Marta se llevó a cabo un laboratorio de calidad de agua con bioindicadores, a cargo de Daniel Girón.

Los participantes se trasladaron a un río cercano y extrajeron muestras de tres puntos. Luego fueron separando los insectos que encontraron. Daniel fue identificando cada uno de los especímenes para, posteriormente, determinar la calidad de agua.

Ese día, sábado 14 de noviembre, también Eduardo Barahona desarrolló el taller “Defensores ambientales y Acuerdo de Escazú”.

Este mismo taller fue impartido en la tercera jornada en San Hilario, el 20 de noviembre, solo que los encargados de impartirlo fueron los historiadores Carlos Calderón y Luis Escobar, de REDIA.

En esa tercera jornada en San Hilario, Carlos también expuso el taller “Historia comunitaria y ambiental”, en el cual los participantes pudieron relatar historias personales, de la comunidad, y del entorno.

*

La Escuela Ambiental Comunitaria “Educación Sin Límites” fue desarrollada por REDIA El Salvador entre octubre y noviembre de 2020 en Santa Marta y San Hilario.

El proyecto contó con el apoyo financiero de la  Fundación Heinrich Böll, así como las alianzas que se han generado en cada localidad: ADES Santa Marta en Cabañas; y Asociacón Mangle, EcoViva, Adescoz 7 y Fundación Talapo en Usulután.