Opinión

Los Papeles de Pandora: el club de los polizones

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Jonathan Menkos Zeissig

@icefi @jmenkos
Director ejecutivo del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi). Es especialista en desarrollo con enfoque de derechos humanos y en política fiscal. Estudió Economía en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Forma parte del Icefi desde 2006. Coordinó las áreas de investigación sobre Presupuestos Públicos y Derechos Humanos, y de Coyuntura Económica y Fiscal, hasta 2012, momento en que asumió la dirección ejecutiva. Anteriormente, laboró en los departamentos de Estadísticas y Estudios Económicos del Banco de Guatemala. Ha sido consultor de las divisiones de desarrollo social y desarrollo económico de la CEPAL. Es miembro del Advisory Board for the Commitment to Equity (CEQ) y de la Alianza Latinoamericana de Estudios Críticos sobre el Desarrollo. Es escritor y participa en diferentes medios de comunicación con columnas de opinión.

Nunca se podrá construir una Centroamérica democrática y desarrollada mientras no se cierren los caminos a los delitos contra el fisco entre los que se cuenta la evasión, la corrupción, el contrabando y los conflictos de interés.

 

Por Jonathan Menkos Zeissig*

¿Qué tienen en común Guillermo Lasso, presidente de Ecuador, Sebastián Piñera, presidente de Chile, Luis Abinader presidente de República Dominicana, Alfredo Cristiani, expresidente de El Salvador, Pepe Lobo, expresidente de Honduras, Tony Blair, exprimer ministro británico, el rey Abdalá II de Jordania, Paulo Guedes, ministro brasileño de economía, Shakira, Julio Iglesias, Elton John, Ringo Starr, Luis Miguel y Mario Vargas Llosa?

Todos ellos son parte del club de los polizones, pues han aparecido en la más reciente y más grande investigación periodística basada en la filtración de millones de documentos provenientes de catorce oficinas de abogados en los que consta cómo la élite económica y política mundial ha utilizado las offshore para ocultar su fortuna, evadir el pago de impuestos y trasladar sin contratiempos dinero, en algunos casos, proveniente de la corrupción. 

Los Papeles de Pandora, un mega proyecto de investigación, coordinado por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) en el que han participado más de 600 periodistas, y diversos medios de comunicación en cerca de 120 países, abre las puertas, una vez más, para comprender cómo funciona la «industria financiera del ocultamiento de fortunas» y cómo se relaciona con los paraísos fiscales, esos territorios que ofrecen anonimato, ventajas fiscales y bajos impuestos a los no residentes y sus empresas, mientras dificultan el acceso a información a los Estados y sus autoridades fiscales y financieras.  

De acuerdo con Oxfam y otras organizaciones, entre los principales paraísos fiscales están Islas Caimán, Bermudas, las Islas Vírgenes Británicas, Jersey (los tres primeros son territorios británicos de ultramar; mientras el último es una dependencia de la corona británica), Curazao, Singapur, Suiza, Luxemburgo y Países Bajos. Efectivamente, no todos son pequeños países desprovistos de capacidades para un desarrollo basado en el respeto al estado de derecho, porque los paraísos fiscales no son una falla del sistema financiero internacional: por el contrario, han sido diseñados y desarrollados precisamente por y para la élite económica y política (un 1% de la población más rica y privilegiada), para que cuenten con los mecanismos que les permitan trasegar sus riquezas por la economía global sin pagar impuestos, en secreto y alejados de la supervisión financiera y tributaria que regula a todos los demás (el 99.0% restante).  

El índice de Paraísos Fiscales Corporativos 2021 de la Red por la Justicia Fiscal (RJF) nos muestra que los Estados, ricos y desarrollados, que establecen las normas fiscales globales hacen más por ayudar a las empresas que por evitar que estas establezcan vínculos con dichos paraísos. De acuerdo con la RJF, la existencia de paraísos fiscales provoca anualmente la pérdida de $245.0 millardos en impuestos corporativos. Y, precisamente, he ahí el problema mayor para la sociedad, pues los paraísos fiscales disminuyen el poder de recaudación y, consecuentemente de acción, de los sistemas fiscales de todos los Estados. Cada centavo que se evade de impuestos o que se permite impunemente trasladar a otros territorios como fruto de la corrupción, será menos dinero para la educación, la salud o la lucha contra la pobreza y el cambio climático. En el mundo actual, la codicia de unos pocos constituye el sufrimiento y la desesperanza de las mayorías.

En el caso de Centroamérica, las próximas revelaciones de los Papeles de Pandora, permitirán saber quiénes son y cómo operan en este contexto aquellos centroamericanos que son parte de esta red de empresas de papel y paraísos fiscales. Ojalá también se logre establecer el monto de recursos que los Estados han perdido como resultado de la evasión de impuestos y el traslado de recursos ganados a fuerza de corrupción. La región, de acuerdo con el Icefi, necesita movilizar cerca de $240.0 millardos para cumplir algunos de los objetivos de desarrollo sostenible en 2030. Una buena parte de este monto podría provenir de cambios en el sistema tributario que eviten la porosidad tributaria actual en los Estados centroamericanos.

Los Estados centroamericanos desafortunadamente han sido diseñados para responder a intereses de élites, políticas y económicas, que toman las decisiones que afectan a todos, pensando únicamente en sus intereses y en no ser nada más que rentistas y polizones de la sociedad. Nunca se podrá construir una Centroamérica democrática y desarrollada mientras no se cierren los caminos a los delitos contra el fisco entre los que se cuenta la evasión, la corrupción, el contrabando y los conflictos de interés.  El debate es técnico, cómo hacerlo, pero principalmente es político y, aunque tiene vetas nacionales y regionales, el mayor reto es global y depende de si los países ricos esta vez sí quieren.

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Jonathan Menkos Zeissig

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Director ejecutivo del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi). Es especialista en desarrollo con enfoque de derechos humanos y en política fiscal. Estudió Economía en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Forma parte del Icefi desde 2006. Coordinó las áreas de investigación sobre Presupuestos Públicos y Derechos Humanos, y de Coyuntura Económica y Fiscal, hasta 2012, momento en que asumió la dirección ejecutiva. Anteriormente, laboró en los departamentos de Estadísticas y Estudios Económicos del Banco de Guatemala. Ha sido consultor de las divisiones de desarrollo social y desarrollo económico de la CEPAL. Es miembro del Advisory Board for the Commitment to Equity (CEQ) y de la Alianza Latinoamericana de Estudios Críticos sobre el Desarrollo. Es escritor y participa en diferentes medios de comunicación con columnas de opinión.

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