Foto/Emerson Flores

"Nelson venía a trabajar como albañil al Distrito Italia, pero lo capturaron"

Esta es la historia de la captura de Nelson Funes, quien fue detenido el primer día de vigencia del régimen de excepción. Aunque su hermana insistió al mismo ministro de Seguridad, Gustavo Villatoro, y a los policías, que Nelson es un albañil que llegó al Distrito Italia para trabajar, nadie le hizo caso y se lo llevaron en un vehículo policial junto a otros capturados. Es más, un policía le dijo a la hermana de Nelson que si no se callaba, también se la llevarían.

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Por Marvin Díaz

Nelson Edgar Funes, de 31 años, se levantó muy temprano el domingo 27 de marzo, como todo buen albañil que se precia de ser puntual. Hasta donde su familia puede confirmar, nunca ha sido un delincuente o pandillero. Para alimentar a su esposa, madre, sobrina y hermana, con quienes vive en la residencial La Libertad, de Tonacatepeque, sale a trabajar diariamente, incluso en fin de semana.

Ese domingo, salió con su hermana hacia un terreno familiar que tienen en la zona conocida como Distrito Italia, del mismo municipio, donde tenían previsto trabajar en una fosa séptica para la casa que están construyendo. Cuando llegaron, a las 8:00 de la mañana, observaron un gran operativo policial acompañado de militares. Mientras caminaban, los policías detuvieron a Nelson, lo registraron y decidieron, de inmediato, que tenía que ser capturado. Todo eso, frente a la mirada del ministro de Seguridad, Gustavo Villatoro. 

La hermana de Nelson intentó explicar a los policías que es albañil, que no es pandillero y que ni siquiera vivía en el Distrito Italia. Pero los policías no le hicieron caso y lo capturaron junto a los que acusaban de participar en el repunte histórico de homicidios. De hecho, amenazaron a la hermana, frente al ministro, con que si no se callaba, también se la llevarían capturada.

“Veníamos a trabajar. Nos interceptaron, el señor ministro y el patrulla, y pues lo acorralaron a él (Nelson) solamente. Me dijeron que no podía decir nada, porque sino hasta yo me iba a ir”, relató la hermana a GatoEncerrado. 

Nelson fue esposado y subido a la cama de un pick up de la Policía Nacional Civil (PNC) sin que le mostraran una orden de captura ni explicaciones: “Por el simple hecho de ser sospechoso se lo llevaron”, agregó. 

Tras el arresto, la hermana suplicó al ministro Villatoro y a los agentes policiales que no se lo llevaran. Todo fue inútil. Nadie creía que Nelson era un albañil que se dirigía a trabajar esa mañana de domingo. 

“Yo les dije a los agentes que les iba a enseñar el lugar donde íbamos a trabajar; o sea, para que ellos verificaran que a trabajar íbamos. Nadie me hizo caso”, dijo.

Nelson fue de los primeros en ser capturados bajo el régimen de excepción, aprobado en la misma madrugada del domingo por la Asamblea Legislativa del presidente Nayib Bukele. En síntesis, lo que se aprobó con 67 votos de diputados de Nuevas Ideas y sus aliados, incluso con algunos del partido Arena fue la suspensión de garantías constitucionales, por un periodo de 30 días.

Entre lo restringido está la libertad de reunión y asociación, derecho a la defensa legal en casos de detención y la intervención de celulares. Asimismo, fue ampliado el plazo de detención administrativa, de 72 horas a 15 días. En otras palabras, la Asamblea dio luz verde al gobierno para que sus policías detengan a cualquier persona que consideren sospechosa, le nieguen el derecho a tener un abogado y la obliguen a permanecer detenida hasta por 15 días para que la Fiscalía General de la República (FGR) encuentra algo de qué acusarla ante los tribunales. Ese decreto fue publicado en el Diario Oficial y difundido por el presidente Nayib Bukele, a través de su cuenta en Twitter, a las 7:30 de la mañana. 

El decreto del régimen de excepción fue la única justificación que dieron los policías para capturar a Nelson: “Me dijeron: ‘Bueno, pues, mire aquí el presidente ha dado orden de que todo el que se vea sospechoso se viene. Estas son órdenes que han salido a las 4:00 de la madrugada. Vaya y vea la tele e infórmese de lo que está sucediendo”.

El "Penalito"

El lunes siguiente, bajo el sol abrazador de San Salvador, la hermana de Nelson llegó al “Penalito” de la Policía, ubicado a un costado de la calle Concepción, a pocos metros de la base militar de la Fuerza Naval de El Salvador. Llegó de rebote, después de andar preguntando alguna información sobre Nelson en las sedes policiales de Tonacapeque y Apopa. En su travesía, se encontró con madres y familiares de otros detenidos, quienes le dijeron que estaban llevando a todos los capturados al “Penalito” y que probablemente en ese lugar encontraría información.

Así que se desplazó de inmediato, pero corrió la misma suerte. Ningún policía le dio información. Así que, como otras decenas de mujeres, madres y familiares de detenidos, decidió esperar bajo el sol para volver a preguntar más tarde. 

Mientras esperaba, diez vehículos policiales llegaron en el lapso de una hora, provocando tráfico en la zona. Todos esos vehículos con más detenidos. De hecho, el fiscal general Rodolfo Delgado llegó afirmar que ese lunes sumaron 1,400 capturas y que todas esas personas eran miembros de la Mara Salvatrucha (MS-13). Parte de esas personas detenidas eran obligadas a sentarse, una detrás de otra, esposadas, en las instalaciones del “Penalito”.

“No nos dicen nada. Que hasta mañana (martes 29 de marzo) en la tarde nos dirán que ha pasado con él (Nelson). Mañana a la 1:00 de la tarde",  lamentó, porque no supo si comprarle comida en el único comedor autorizado por la Policía para llevar comida a los detenidos.

A unos metros de la sede policial, un comedor ha pegado rótulos que señalan que son los que están autorizados para que familiares de detenidos compren comida y paquetes de aseo personal y ropa para los detenidos. Foto/Emerson Flores

La mayoría de las personas que esperaban junto a la hermana de Nelson eran mujeres, algunas eran de la tercera edad, que se detenían a leer un rótulo pegado afuera del “Penalito” que decía, en letras mayúsculas, que los padres y madres deben educar a sus hijos para “no tener la pena de andar de bartolina en bartolina, en donde otros tratarán de adaptarlos”.

Rótulo en uno de las paredes del "Penalito". Foto/Marvin Díaz

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