Ilustración/Karina Hernández
Muchos niños y niñas han sido separados de sus madres y padres durante las masivas capturas en el Régimen de Excepción, implementado por el gobierno de Nayib Bukele. En muchos de los casos, son los abuelos, tíos o hermanos mayores, quienes han asumido la responsabilidad de cuidarlos. Una psicóloga y una abogada explicaron que la separación de un niño o niña, principalmente de su madre, es algo que tiene consecuencias en la salud mental y podría haber retrocesos en su desarrollo psicológico y emocional.
En medio de la larga fila se encuentra Hipólito Vásquez recostado sobre un portón y con una bolsa transparente en manos: lleva yinas, papel higiénico, jabón de baño y platos, cepillo y pasta dental, toallas sanitarias y de baño, ropa y una frazada. El hombre de 73 años espera su turno para entrar al penal de mujeres, en Ilopango. Las pocas cosas que alcanzó a comprar son para su hija Ana Vásquez, quien fue capturada el pasado 26 de abril, bajo el Régimen de Excepción.
El pasado 5 de mayo, mientras esperaba, Hipólito contó a GatoEncerrado que salió a las 4 de la mañana desde su casa en San Isidro, Panchimalco, al sur de San Salvador, para llegar temprano a comprar el paquete con algunos productos de uso personal -que cuesta de $40 y hasta casi $100 con la colchoneta-.
Relató que su hija tiene 26 años y es madre de un niño de 5 años. Ese martes 26 de abril, Ana salió con su hijo a comprar alimentos a una tienda que está a cuadra de la casa. De regreso a la casa se encontró con unos carros patrullas y los agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) le pidieron que se detuviera para hacerle un par de preguntas. Después, los policías le pidieron el DUI (Documento Único de Identidad), pero ella no lo portaba; así que, le dijeron que se subiera al carro con su hijo. Al llegar a la casa, bajaron al niño y le indicaron que sacara el DUI y luego, sin razón ni explicación, se la llevaron detenida.
Hipólito aseguró que trató de explicarles que su hija no está involucrada en pandillas, pero los policías lo ignoraron.
Desde entonces, él y su esposa, de 66 años de edad, asumieron la responsabilidad de cuidar a su nieto, porque el padre del niño ya falleció. Hipólito es agricultor y contó que su hija era el sostén de la familia con la venta de tortillas.
La captura de Ana no solo causa tristeza y complica su situación económica, sino que representa la separación de un niño de su madre, algo que tiene consecuencias en la salud mental, según explicaron a GatoEncerrado una psicóloga y una abogada. “El niño llora por su mamá, se desespera”, contó Hipólito.
La psicóloga Ingrid Merino dijo que los niños y niñas viven un proceso de duelo tras la separación de sus padres y, dependiendo de cómo sea el acompañamiento familiar, pueden desarrollar trastornos depresivos, ansiosos, estrés postraumático o trastorno de estrés agudo.
Según la especialista, el hecho de que un niño presencie la captura de su madre o padre puede detonar un evento traumático y provocar regresión en su desarrollo. “Los niños que ya no tomaban pacha pueden volver a tener esa conducta e inclusive conductas más infantiles y berrinches más intensos. También puede haber problemas para dormir, que los niños generalmente la manifiestan con ira o se pueden mostrar ausentes”, explicó la especialista a GatoEncerrado.
Merino aseguró que en niños de 0 a 7 años existe un mayor impacto cuando la mamá es capturada, “porque hay un apego bastante significativo”. “De 7 años en adelante sí afecta, obviamente, pero no genera el mismo impacto que en los años anteriores, porque no existe una dependencia completa hacia la figura materna”, sostuvo.
La psicóloga explicó que cuando se da una separación de los padres, los niños deben enfrentarse a otra rutina y hábitos alimenticios. “Muchas veces los niños tienen que moverse de casita, dejan de estar en un lugar que ellos llaman suyo, que para muchos niños es su lugar seguro, aunque sea una casita de láminas. Además, les cambian los hábitos alimenticios, porque tienen que adaptarse a las nuevas reglas familiares”, dijo.
Los niños o niñas, además, pueden desarrollar sentimientos de tristeza, abandono, frustración e incluso sentirse una carga para los familiares que quedan como responsables. “Podría haber una mayor tendencia a ideas o intentos suicidas al sentir que su vida no tiene significado, probablemente, por recibir maltrato en este otro entorno familiar donde, aparte de que hay que cuidarlos, hay que mantenerlos y no hay paciencia para comprender las reacciones emocionales que van a tener”, mantuvo Merino.
Pese a la existencia de la Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia (Lepina) que tiene por finalidad garantizar el cumplimiento pleno de los derechos como: derecho a la vida, salud, seguridad social y medio ambiente, derechos al desarrollo y derechos de participación, desde la aprobación del Régimen de Excepción, muchos de estos derechos están siendo violentados.
Zaira Navas, abogada y jefa jurídica de Cristosal, dijo que durante el Régimen de Excepción los niños se han visto afectados desde diferentes aspectos y existe una clara violación a sus derechos humanos. Según Navas, muchos de los niños que han visto la detención de sus padres o familiares, en algunos casos con violencia, están presentando enuresis, que es la incontinencia o la falta de control de la orina.
Navas dijo que los niños que viven en lugares de alta incidencia delincuencial ya no solo están expuestos a ser víctimas de amenazas y golpes por miembros de las pandillas, sino a abusos, violencia sicológica e incluso física por agentes de la PNC y soldados. “Hemos registrado al menos dos casos en que los niños al ser apartados de sus familiares fueron golpeados”, aseguró la abogada.
GatoEncerrado trató de contactar en más de una ocasión al Consejo Nacional de la Niñez y Adolescencia (CONNA), que es la institución encargada de velar por los derechos de la niñez y adolescencia, para conocer las acciones que están realizando para proteger los derechos de los menores desamparados tras las capturas de padres o cuidadores; sin embargo, las personas que atendieron aseguraron que no estaban autorizados a responder. Brindaron el número telefónico del jefe del área de comunicaciones del CONNA, pero tampoco dio una respuesta.
Hipólito aseguró que la captura de su hija es una “pesadilla”. Dijo que en un intento por lograr la liberación de Ana presentó ante la Procuraduría General de la República (PGR) documentos como la escritura de su propiedad, partida de nacimiento de su hija y nieto, partida de defunción de su yerno; sin embargo, le dijeron que su hija no saldrá de prisión. Todos esos documentos, según relató una abogada de la PGR, ni siquiera son revisados por los jueces en las audiencias iniciales.
Por el momento, Hipólito tiene la esperanza en lo que sus vecinos le han dicho: “no se preocupe con el niño, nosotras le vamos a ayudar”.