Francisco Manzur aspiró a la presidencia de Alianza Republicana Nacionalista (Arena) en las elecciones internas de 2019, en las que Gustavo López Davidson resultó ganador. En aquel entonces, corrió por estar a la cabeza de un partido que considera no ha sido transparente en los procesos de selección del Consejo Ejecutivo Nacional (Coena).
“Tenemos en los últimos años tres presidentes de Arena que ascienden al poder de una manera poco tradicional”, expone antes de entrar en detalles de por qué considera urgente que se realicen elecciones internas “democráticas y transparentes”, si lo que se quiere es evitar que el partido sufra una muerte súbita.
Manzur, médico con especialidad en dermatología, se metió en la estructura partidaria arenera desde que formó parte de la junta directiva en la departamental de San Salvador, fue dirigente de salvadoreños en el exterior y se encargó de dirigir el sector profesional. Su experiencia con las bases lo llevó a decidir por optar a la presidencia de Arena. Pensó que la derrota de López Davidson en las internas de 2018, para elegir al que sería el candidato a la presidencia de la República, frente a Carlos Calleja y Javier Simán, le trazaba un claro parámetro del apoyo que recibiría de las bases. Pero no fue así porque, según dice, hubo un boicot a su candidatura.
“¿Cómo es que, históricamente, la población arenera que no asistió van en masa y votan por Gustavo López obteniendo alrededor de 14 mil (votos)?, cuando se habían tenido votaciones internas de 6 mil, con las que Mauricio Interiano ganó en la elección pasada”, pregunta Manzur, como también cuestiona la falta de relevos generacionales, como el hecho de que, tras la renuncia de López Davidson, el Coena siga tal cual. “Yo también esperaba que todo su Coena renunciara por honor”, añade.
Frente a un escenario político diferente, considera que Arena debe ser una oposición sólida, capaz de acercarse a la Presidencia de la República, sin convertirse en un simple “comité de aplausos” a las propuestas y órdenes de Nayib Bukele.
A un año de las elecciones de 2021, cuéntenos, ¿cómo se encuentra Arena?
¿Cómo se encuentra Arena? No podemos tapar el sol con un dedo, y hay que decirlo, la oposición es casi inexistente. Debo de hablar con mucha responsabilidad sobre mi partido, al cual amo y al cual pretendo seguir apoyando durante muchos años, mientras exista, pero también tratando de ejercer cambios positivos dentro de él. Arena como oposición ha venido a entender su rol de manera tardía. El día 3 de febrero de 2019, día en que realizamos las elecciones presidenciales, donde el presidente Nayib Bukele es elegido, y podemos decirlo con toda certeza, democráticamente y con un respaldo de 1.4 millones de votantes, se sienta un llamado de la población a los partidos políticos: a ese cambio en las cúpulas, a ese cambio y relevo generacional. El pronóstico, no hay que ser muy mago ni sabio para hacerlo: si Arena no cambia, si los partidos de oposición no se consolidan, no entienden el mensaje que la población salvadoreña les está enviando, vamos a decrecer en número, pero también, en esos márgenes de maniobra para ejercer gobernabilidad en este país.
¿Cuál es el mensaje que Arena debe enviar, sobre todo, tras la salida de López Davidson de la presidencia del Coena?
López Davidson yo no lo veo como un problema. Yo entré en esta carrera por la presidencia por Arena convencido de que podemos consolidar la democracia interna y los procesos internos, pero de todos es conocida la manipulación de las estructuras tradicionales territoriales, eso es evidente y que estas elecciones, si bien es cierto, fueron democráticas y se desarrollaron como una fiesta nacionalista a nivel de todo el territorio nacional, también hubo una abstención en las elecciones. Eso quiere decir que los areneros no se sienten ni motivados ni representados por el liderazgo y la forma de conducción del partido.
Usted denunció en su momento irregularidades en las elecciones internas, ¿cuáles fueron?
Las irregularidades pueden estar disfrazadas de legalidad. Pero la cúpula que eligió al candidato López Davidson no fue transparente. Uno de los planteamientos que este servidor hizo y que creo que fue una de las estrategias que Arena tuvo que tomar era la de una planilla consensuada, porque veníamos de un partido bastante debilitado, que cada día no se identifica con la población y que, ante un panorama como el del 3 de febrero, era urgente que Arena cambiara. Es así como se comienza hacer un ensayo de planilla consensuada, y fue tan consensuada que no me llamaron a mí para consensuar. No me incluyeron en ese consenso. Yo hubiese sido parte de un solo equipo, un equipo representativo de Arena, una sola planilla probablemente. Una vez se montan las dos estructuras, las dos planillas, mi planilla no era la que originalmente llevaba; sufrió muchos percances en el camino, porque yo pude elegir jóvenes con perfil diferente, gente que era nueva en el escenario político, gente que no había asumido cargos en el pasado, pero eran enviados de alguna estructura. El mismo día que habíamos pactado para que corrieran en la candidatura con su servidor, ellos eran disuadidos y algunos de ellos amenazados: que les iban a quitar el empleo, una serie de cosas… Pero vayamos más allá, en el territorio, las directrices que se emanaron en ese momento fueron directrices inclinadas hacia votar al candidato y tenemos evidencias. Muchos de los alcaldes no nos dejarán mentir: alcaldes les obligaban a sus miembros, a sus empleados, a votar por un candidato.
¿Esta cúpula de la que habla, que retuvo su planilla, se mantiene o ha habido un cambio en quién ejerce el control en el partido?
Yo creo que lo único que cambió fue la presidencia del partido y el nuevo Coena, pero siempre hay ciertos personajes, algunos no muy identificados, que están influyendo de manera directa o indirecta a nivel territorial y en la toma de decisiones de manera errónea, porque la forma de hacer política ya cambió. Estas elecciones fueron realmente particulares e históricas: el capital económico, el que siempre había decidido muchas veces, o había influido en el candidato que más le convenía por sus características, también se retiró, porque el presidente de la República, Nayib Bukele, había ofrecido y ofreció en sus primeros meses de gobierno a esa estructura de capital que genera empleo, que genera actividad económica, ofreció condiciones que mejoraban y disminuían la burocracia de los procesos administrativos en sus negocios, lo cual es bueno y dinámico. Eso es el deber ser de un gobernante. Entonces, comenzaron a perder el interés en un partido que ya no cambiaba y en un partido que probablemente les iba a costar mucho en temas de inversión. Fue así que la salida del ingeniero López no solo se motiva por un solo factor, sino que es multifactorial, por la demanda del ministro de la Defensa y sus temas personales, también por la presión nuestra del señalamiento constante, pero también por el desfinanciamiento económico, producto del alejamiento de estos grandes financistas tradicionales, que ahora se volcaban con el Ejecutivo.
¿Estamos hablando de que estos financistas de Arena ahora apoyan directamente al presidente Bukele?
Sí, seguramente, pero el panorama este día domingo 9 (de febrero) en la Asamblea Legislativa también les ha generado temor. Ahí tenemos a nuestros vecinos en Nicaragua donde empresarios salvadoreños tuvieron consorcios, tuvieron hoteles, cadenas de farmacias, construcciones, centros comerciales, inyectando mucho dinamismo y capital en la economía nicaragüense. Pero un evento como este, porque yo considero que los eventos de ese día domingo histórico son mucho más graves en El Salvador, hicieron que ese capital se alejara.
¿Por qué si se sabe que debe de haber un cambio con gente que saque a flote el barco, eso no está ocurriendo?
Esa es parte de las cosas que al ser humano le cuesta entender. Aquí, los eventos que ocurrieron en la Asamblea Legislativa ese domingo nos dieron un panorama de lo que los partidos políticos y su rol están jugando y vemos que, como oposición, su rol es casi nulo, ineficaz. ¿Por qué frenan? Porque simplemente no están reconociendo el mensaje que la población les está enviando: esa responsabilidad social de los partidos políticos, que yo la he llegado a acuñar como responsabilidad social partidaria, debe ser una realidad y no solo un spot o un mensaje publicitario. Esos cambios internos, en cuanto a permitir que nuevos liderazgos y nuevas caras asciendan a través de procesos transparentes, no se están dando. Los salvadoreños estamos tan mal acostumbrados y hemos olvidado, tanto fuera de los partidos políticos como dentro, a hacer uso de ese derecho a disentir. Eso no se ha estado permitiendo en partidos tradicionales como Arena.
Menciona que hay que dar apertura a las figuras que disienten, ¿pero cómo ve las disonancias internas de personajes que abiertamente dicen “disiento con esto, esto y esto” y ahí se mantienen, como el caso de Felissa Cristales, Milena Mayorga, Gustavo Escalante…?
Sobre la base estoy totalmente de acuerdo que lo que debemos fomentar dentro de los partidos políticos es el derecho a la libertad, el derecho a disentir. Creo que en la medida que tenemos simplemente militantes que no opinan, que no les permitimos alzar su voz dentro del marco democrático, dentro del marco estatutario, con el respeto y los argumentos debidos para hacer un planteamiento y para mostrar sus diferencias, entonces, estamos mal. Como partido y como estructura partidaria, como fracción legislativa, hay lineamientos y hay espacios de discusión interna, ya sea con el jefe de fracción o con el subjefe de fracción y con todos los diputados que se reúnen en lugares específicos para discutir. Pero en el tema de estos cuatro diputados, es un tema bien justificado y habla sobre la nueva etapa de Arena de permitir a la gente que pueda expresarse libremente, de una manera diferente de pensamiento (…) nos están diciendo algunos diputados, algunos miembros y la población misma que las cosas no están yendo bien. Hay que identificarse y solventar los problemas de la población. Creo que la cúpula está siendo ciega o no lo está reconociendo o está negándose a ese cambio.