Opinión

El Coronavid, emergencias, deportaciones y El Salvador como “tercer país seguro”

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Celia Medrano

Periodista, especialista en derechos humanos y educación para la paz

Ha trascendido que El Salvador recibiría este mes a 2 mil migrantes de otras nacionalidades que han solicitado de asilo en Estados Unidos, en el marco de los compromisos conocidos como “tercer país seguro”. El acuerdo habría sido asumido en una reunión de alto nivel celebrada en Miami con el Secretario interino del Departamento de Seguridad Nacional, Chad Wolf. Sin embargo, dentro de las medidas de emergencia decretadas por el poder Ejecutivo, ¿no es considerado un riesgo la recepción de personas referidas desde países donde ya se han reportado casos de infección?

El Presidente salvadoreño, Nayib Bukele, afirmó en CBS que El Salvador no estaba listo para recibir solicitantes de asilo de otros países. Eso es cierto. Como también es cierto que El Salvador nunca debió aceptar un compromiso de esta naturaleza cuando ni siquiera tiene la capacidad para recibir adecuadamente a sus mismos connacionales deportados o repatriados desde otros países, mucho menos para afrontar un drástico aumento de este número.

En el 2018 fueron 26 mil 479 salvadoreños migrantes retornadas al país. Para 2019 han sido 37 mil 316, entre ellos 6 mil 607 niñas, niños y adolescentes. Un aumento del 40.9%. La mayoría de repatriaciones / deportaciones proviene de los Estados Unidos y México, países que han registrado oficialmente casos de coronavirus. En los Estados Unidos, los casos se registran en California, Texas, Washington y DC, donde se concentran migrantes en procesos de deportación.

Así las cosas, debe considerarse incluir la suspensión de deportaciones, repatriaciones y la recepción de solicitantes de asilo que Estados Unidos envíe a El Salvador. Los acuerdos políticos pueden posponerse e incluso someterse a una revisión más acuciosa, sopesando capacidades reales y considerando si en verdad benefician al país. Importante también revisar mecanismos de protección consular para activarse en casos de salvadoreños en procesos de deportación en Estados Unidos y repatriación en México que manifiestan temor fundado para retornar al país debido a que su vida e integridad estaría en riesgo.

Conforme cifras oficiales del gobierno guatemalteco, desde noviembre, más de 800 solicitantes de asilo de El Salvador y Honduras han sido enviados a Guatemala dentro del acuerdo “Tercer país seguro”. Funcionarios de Homeland Security (DHS) plantean que más del 71% de migrantes detenidos en la frontera sur de Estados Unidos en el año fiscal 2019 eran de Guatemala, Honduras o El Salvador. Más de 60 mil migrantes detenidos en Estados Unidos han sido enviados a ciudades como Tijuana dentro del programa “Quédate en México”, programa en proceso de suspensión por la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito estadounidense.

Es precisamente por este bloqueo judicial que Estados Unidos busca activar a Honduras y El Salvador para recibir a los solicitantes de asilo en su país que ya no podrán ser recibidos en México. Tan solo en  febrero de este año, más de 30 mil migrantes fueron detenidos en puntos fronterizos del norte de México por cruzar a los Estados Unidos sin autorización. Si ese ritmo de detenciones se mantiene y el número de solicitantes de asilo ya en Estados Unidos sigue en incremento, estamos hablando de que en cada uno de los tres países del triángulo norte de Centroamérica se estarían recibiendo mensualmente 10 mil migrantes de Cuba, Venezuela, México y otras nacionalidades.

No, no estamos preparados para recibir y brindar condiciones dignas y seguras para un número de estas dimensiones. Mucho menos enfrentando una pandemia de fácil propagación donde las medidas de higiene básicas para prevenirse dependen del acceso a agua limpia que muchas poblaciones no tienen o sistemas nacionales de salud fortalecidos y eficaces.

El pánico y la alarma por el Coronavid-19 se han propagado más que el virus mismo. No hemos tenido la misma sensibilidad cuando ha pasado frente a nuestros ojos la muerte cada día de 8 mil niños por hambre en el mundo o que la influenza, dengue, fiebre amarilla y cólera, en ese orden, tengan un porcentaje de letalidad mucho más alto que el coronavirus. No obstante, prevenir es esencial y deben asumirse las medidas actualmente tomadas desde el poder Ejecutivo. ¿Deben ampliarse estas medidas a la suspensión de recepción de deportados, repatriados y solicitantes de asilo enmarcados en los acuerdos de “tercer país seguro”? Sí, sí debería hacerse y además de ello iniciar las coordinaciones necesarias para que los gobiernos donde se encuentran nuestros compatriotas garanticen también las medidas para atenderles adecuadamente y con dignidad en tanto superamos como humanidad esta nueva prueba.

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Celia Medrano

Periodista, especialista en derechos humanos y educación para la paz

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