Opinión

La ciencia en tiempos de crisis

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Daniel Girón

Biólogo de la Red de investigadores Ambientales de El Salvador REDIA.

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Daniel Girón

Biólogo de la Red de investigadores Ambientales de El Salvador REDIA.

El Salvador es un país que, en búsqueda del “desarrollo”, está dispuesto a sacrificar sus recursos naturales. La actual gestión de gobierno, desde sus inicios, agiliza los permisos ambientales para la construcción, entre ellas zonas de lujo y de recreación, pero sigue con los mismos procesos burocráticos en la obtención de permisos ambientales para la recolecta y manipulación de individuos cuyo fin es dar aportes a través de estudios ecológicos y de biodiversidad en el país.

El Gobierno no solo se enfrenta a una crisis mundial en forma de pandemia causada por el Covid-19, sino que eso acarrea a su vez crisis social y económica. Esta problemática también expone la deficiencia del sistema de salud público, del educativo y del económico. A su vez, no se está preparando de la misma manera para las enfermedades locales que aumentan en el periodo que se aproxima, como el dengue, el zika y la chikungunya, que afectan sobre todo a niños y jóvenes. Incluso estamos ante una posible crisis hídrica que cada año es más eminente en el país.

Es notable que el Gobierno ha estado improvisando sus acciones a lo largo de la crisis, pero también es importante mencionar que ningún país estaba preparado para este evento de calibre mundial y, más bien, lo que se ha puesto en manifiesto son las debilidades y falta de apoyo a los sistemas de salud y científicos de todos los países. Esta gestión debe tener la humildad para aceptar que necesita ayuda y, para tal fin, debe acercarse a los distintos espacios de discusión intelectual que existen. Debe establecer mesas de diálogo interdisciplinario convocadas por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología en forma de teletrabajo, con todos los científicos nacionales, para buscar soluciones y consejos ya que, una vez superada esta crisis –tarde que temprano lo hará–, solo nos quedara valorar las lecciones que nos dejó. Debemos empezar a analizar y a trabajar desde ya.

Ahora, más que nunca, es primordial tener el acompañamiento de los biólogos del país (de la mano de otros profesionales), ya que estos pueden estudiar distintos tipos de fauna, que podrían perjudicar y funcionar como vectores transmisores de enfermedades y probablemente migrar al humano. El apoyo de estos profesionales es primordial, ya que en estos momentos podrían estar investigando la migración pandémica, distribución, salud poblacional, genética, parasitología, etología y etnología. Esta última es importante debido a que el salvadoreño tiene un gran repertorio gastronómico que incluye a mucha de las especies silvestres locales. Por lo tanto, es importante crear conocimiento y propuestas para prevenir otra catástrofe de similar magnitud.

Es necesario que el Gobierno se asesore técnicamente con más organismos que basen sus acciones bajo argumentos técnico-científicos comprobables en publicación científica, y que estos busquen la sostenibilidad de las redes tróficas (interacciones de todos los organismos vivos en un ecosistema) y la conservación de la biodiversidad en toda su taxonomía.

Por ejemplo, desde los años 90’s se han trabajado con planes de reforestación, los cuales, para este tiempo, ya deberían haber dado como resultado un país densamente boscoso, pero las estrategias utilizadas no han sido eficientes y muchas veces solo colaboran con la migración de especies y con el establecimiento de monocultivos que son tan peligrosos para las redes tróficas.

El conocimiento de la biodiversidad es más importante en el presente. Actualmente, las colecciones científicas apenas tienen el espacio físico para establecerse, poseen una mínima cantidad de especialistas que no se dedican a tiempo completo para su estudio, sino que lo reparten con la carga académica que poseen. Además, no existe un listado oficial de las especies de las colecciones de toda la flora y fauna del país. Y es que solo a través de la colección científica podemos empezar a conocer efectivamente qué recursos genéticos poseemos e identificar a través de ellos datos de distribución histórica, de morfología y, en algunos casos, la genética poblacional.

El Covid-19 ha demostrado la escasa resiliencia y la gran fragilidad de nuestro sistema económico basado en lujos, lucro y consumo constante de los recursos naturales. Mientras más crece este modelo, más aumentan otras problemáticas como la contaminación, la pérdida de biodiversidad y la disminución de la calidad de los recursos naturales. Asimismo, contribuye a intensificar los efectos del cambio climático.

 También aumenta la desigualdad social, la migración masiva, entre otros fenómenos. Y es que este modelo solo se representa como un sistema que ataca la vida. Por eso, los científicos en el país deben de tener la oportunidad de tomar un papel más relevante para una mejor ejecución de las políticas públicas, creación de estrategias de contingencia, tratamientos para los fenómenos socio–ambientales y creación de protocolos y manuales para enfrentar futuras crisis. No podemos volver al mismo sistema que nos ha traído a esta situación, deben ocurrir cambios notorios, que nos ayuden como sociedad a salir adelante, para no repetir los mismos errores y esta es una valiosa oportunidad de empezar a reconstruir una nueva apuesta en El Salvador.

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