En la comunidad Vista Hermosa I, de Soyapango, viven 60 familias. Se instalaron en el lugar por necesidad. Muchos de los habitantes no tenían otra opción. Algunos llegaron hace 30 años después de no encontrar dónde más vivir, por falta de recursos económicos o por la inseguridad de otras comunidades. Pero vivir aquí es un riesgo por la vulnerabilidad que genera el río Las Cañas. Según el Análisis de Vulnerabilidad y Riesgos de la Secretaría para Asuntos de Vulnerabilidad (SAV) cerca del 95 % de los salvadoreños vive con algún grado de vulnerabilidad ante los fenómenos naturales (SAV, 2016). Las familias de Vista Hermosa I viven en uno de los grados más altos de vulnerabilidad, en esa escala.
Aunque la COVID-19 aún no ha llegado a la comunidad, la pobreza sí se agudizó desde que el Gobierno decretó una cuarentena domiciliaria obligatoria que, después de 78 días no acaba. Sumado a eso, las tormentas tropicales Amanda y Cristóbal, desnudó la vulnerabilidad de las familias frente a los amenazantes repuntes del río Las Cañas. Tras la emergencia sanitaria y climática, las familias aún no reciben ayuda de las autoridades. Un equipo de Protección Civil llegó después de que la comunidad insistió en ser visitada, instaló un plástico negro detrás de unas viviendas que están al borde de caer y luego se fue. Con las lluvias, parte del plástico se desprendió.