Foto/Carolina Amaya

Sobrevivir a ciegas al deslave en Nejapa

El Picacho se ensañó con Los Angelitos. La noche del jueves 29 de octubre un deslave arrancó una parte del caserío, dejando nueve personas fallecidas, un desaparecido y decenas de casas destruidas. Lo ocurrido revela que de nuevo se vio la falta de coordinación entre las comisiones municipales y nacionales de Protección Civil. El único mensaje que advertía de riesgo en Nejapa se publicó en la cuenta de twitter del Ministerio de Medio Ambiente cuando ya el alud de tierra, agua y rocas había pasado por las casas. GatoEncerrado platicó con algunos de los sobrevivientes.

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Por Xenia Oliva

Ernesto García regresó a un lugar que no coincidía con la comunidad que dejó atrás unas horas antes. Ya no estaban las casas, calles, postes de luz y árboles por los que pasó cuando iba a su trabajo. No había quedado nada de ese sector de Los Angelitos II que él tenía en su memoria desde niño. Al no tener nada más que lodo, piedras y escombros, le costó ubicarse para dar de nuevo con el lugar donde estaba su casa. Al llegar solo encontró la mitad de una pared con un cuadrito de una postal de El Salvador que usó como decoración. De su dormitorio ya ni se veía el piso. Un atisbo de alivio llegó cuando metros abajo vio que la casa de sus padres aún se sostenía. El lodo y el agua entró a las habitaciones, un árbol cayó en el techo y una parte de la casa se encontraba casi al aire, pero sus papás y hermanas menores estaban bien.

La casa que quedó destruida había sido construida años atrás por Ernesto y su padre. A sus 19 años, él vivía solo porque quería tener más espacio para todos los instrumentos de música que compró poco a poco con su salario.

La noche del jueves 29 de octubre, Ernesto tenía que salir a las 9:00 p.m. y caminar un largo trayecto hacia el lugar donde lo esperaba el transporte de su trabajo. Le tocaba el turno de las 10:00 p.m. hasta las 5:00 a.m. del día siguiente. Por un momento pensó en llamar, pedir permiso y no ir, ya que la lluvia no cesaba. La tormenta no era tan fuerte como otras, pero no le animaba la idea de caminar así. Al final decidió no faltar y salió bajo la lluvia.

Al día siguiente, cuando al fin pudo volver a ver su celular después de terminar su turno, se encontró con cientos de notificaciones de mensajes y llamadas perdidas. Al comunicarse con su mamá se asustó, por el tono de voz con el que ella contestó la llamada. Nada de lo que ella le decía tenía sentido, ella temía que todo Nejapa estaba en escombros, que no sabía si él estaba bien ya que la fábrica no está tan alejada de donde ellos viven. Ernesto llegó a pensar que el volcán había hecho erupción.

Ernesto no sabía que, mientras él se preparaba para comenzar su turno, el sueño de su familia fue interrumpido por un estruendo. Don Eugenio García, el padre de Ernesto, recordó que eran alrededor de las 10:00 p.m., cuando comenzaron a sentir que temblaba, de pronto un retumbo los hizo saltar de la cama. La luz se fue inmediatamente y en medio de la oscuridad sintieron que el agua comenzaba a meterse a la casa.

Eugenio salió de la casa con su esposa y sus hijas, de 10 y 13 años, pero no pudieron moverse más allá del solar. No podían ver nada, solo oían cómo los árboles chocaban entre sí, la fuerza de la corriente que pasa a un lado de ellos. Pensaban que la casa se iba a ir por la quebrada conocida como el Terraplén y que los tumultos de tierra iban a arrastrarlos. Pasaron alrededor de 45 minutos abrazados, a pocos pasos de donde la pequeña quebrada que pasaba por la comunidad se había expandido y tragado todo a su paso. 

“No hallábamos qué hacer. No podíamos correr. Como padre solo les dije pongámonos en las manos de Dios”, contó Eugenio.

Eugenio narró que después del deslave, pasaron varias horas hasta que comenzaron a llegar los agentes de la Policía y Protección Civil. Muchas personas tuvieron que buscar veredas para poder salir de la zona. Otras se quedaron a ayudar, a intentar rescatar de los escombros a los vecinos que habían quedado soterrados.

Al menos 110 familias de los caseríos Los Angelitos I y II, del cantón Los Conacastes, en Nejapa, fueron afectadas por el deslave que se originó en la zona del Picacho. El deslave dejó nueve personas fallecidas, un desaparecido y destruyó decenas de viviendas. Desde la zona de Los Angelitos, ubicada frente a la carretera de Nejapa, la corriente de agua, lodo y rocas llegó kilómetros abajo hasta la zona del casco urbano de Nejapa, donde afectó a 60 familias del sector del barrio San Antonio.

Los sobrevivientes contaron que la primera casa que fue impactada por el deslave fue la de Héctor Alonso Aguilar Chiliseo y su familia. Henry Fuentes, uno de sus parientes, se movió al lugar después de recibir los primeros avisos a las 6:00 a.m. Cuando oyó que se trató de un deslave en ningún momento se imaginó la escena que encontraría, en la zona nunca habían tenido ese tipo de problemas, la quebrada que pasaba a un lado de las casas solía llenarse cuando llovía fuerte, pero no se había desbordado ninguna vez. 

“Cuando llegué vi que prácticamente se formó una cárcava que antes no existía. La de Héctor Alonso fue la primera casa que agarró de lleno, ni se nota que es casa. Las paredes no sé qué las hizo”, comentó Henry, quien horas después de haber llegado al lugar, se mantenía en un largo predio donde los funcionarios de gobierno instalaron canopies para que funcionara como centro de operaciones. 

Al mediodía del viernes 30, mientras decenas de socorristas, con la ayuda de agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) y soldados se mantenían entre los escombros, buscando a las personas desaparecidas, un helicóptero de la PNC se mantenía sobrevolando la zona, aterrizaba y despegaba de nuevo, a veces solían bajar funcionarios, como el director de la Policía, Mauricio Arriaza Chicas, en otras ocasiones era personal con cámaras que bajaba del helicóptero. 

Mientras que bajo los canopies se preparaba una conferencia de prensa, Henry recordó a Héctor como un padre amoroso y una persona muy comprometida con la iglesia. En la casa también estaban su esposa, Dinora Muñoz, y su hija Valeria de siete años. A Henry le sorprendió que, pese a la fuerza del deslave y que no había casi rastro alguno de la casa, los cuerpos de la familia no fueron arrastrados y los encontraron casi juntos. 

¿Qué provocó el deslave?

El desconcierto sobre lo ocurrido aún se mantenía entre los lugareños. La tía de Héctor, Mercedes Fuentes, de 64 años, aseguró que nació en la zona y que durante toda su vida nunca había visto algo así. “Ni se había caído una casa antes”, dijo mientras el ruido de las sierras y el helicóptero disminuían su voz. 

Henry también dijo lo mismo. Las comunidades de Los Angelitos II tenían décadas de existir y convivir con la quebrada Terraplén sin haber tenido problemas antes. “Aquí nunca había sucedido, ni para el Mitch, ni para Amanda, no es considerable el agua que bajaba por la quebrada”, añadió Henry. 

Roberto Barrios Muñoz, quien llegó en búsqueda de su tío Máximo Crisostomo, también mostró la misma sorpresa ante la escena que veía. Al mediodía ya habían recuperado el cuerpo de su tío y él solo encontró escombros donde existieron casas.  

Hasta ese momento la única respuesta posible que tenían sobre por qué había ocurrido el desastre estaba en la quebrada. Entre los lugareños se repetía la acusación contra una empresa que ha llegado a tirar tierra en la parte alta, tapando la quebrada. 

“Soy nacido aquí y criado aquí, no se había visto algo así antes. Lo que se supone es que estaba obstruida la quebrada”, dijo Roberto. 

“Nunca había pasado esto en un aproximado como de 20 años quizá. Dicen que allá arriba había un tapón de piedras y tierras, otros dicen que venía desde el volcán, no tenemos idea la verdad”, comentó Eugenio. 

Antes de que iniciara la conferencia del mediodía que dieron los funcionarios de gobierno, la comisionada presidencial, Carolina Recinos, expuso que habían iniciado una investigación a fondo por la denuncia de los pobladores sobre la obstrucción en la terraza. “La Policía Nacional Civil y Medio Ambiente estamos a disposición. Hay evidencias de que se ha estado volcando tierra a la quebrada. Serán las investigaciones las que determinen”, aseguró. 

Sin embargo, después de la conferencia, el comisionado Arriaza Chicas dijo que fue en helicóptero a la zona del volcán y comprobaron que hubo un aluvión desde la zona del Picacho, por lo que ya no se podía aducir responsabilidad al bloqueo de la quebrada. “Lamentablemente es la naturaleza. Usted puede ver una línea. Ya lo vimos aereamente”, dijo Arriaza Chicas.

El Observatorio Ambiental publicó que “lo sucedido en el área de Nejapa fue un flujo de escombros en el flanco noroccidental del Cerro El Picacho que se transportó a través de la red de drenajes del mismo”. Este tipo de flujos de escombros son provocados por un flujos intensos de agua superficial, por lluvias fuertes, esto erosiona el suelo y las rocas que se encuentran en pendientes 

Según Medio Ambiente, el flujo de escombros recorrió alrededor de 6.2 kilómetros, desde la ladera del Cerro El Picacho hacia Nejapa.

El geólogo del Marn, Demetrio Escobar, dijo a La Prensa Gráfica, que entre las causas del deslave estaba el hecho de que se “represó material de manera natural” en la parte alta de la quebrada. Los árboles y arbustos que cayeron en la zona, además de la carga que caía habría influido en que se “represara” ese punto, explicó el geólogo durante sus inspecciones preliminares. 

Ni aviso ni plan de evacuación para Los Angelitos 

Los lugareños pusieron la hora del deslave entre las 10:00 p.m.a las 11:00 p.m. del jueves 29 de octubre. Casi una hora después, a las 11:54 p.m. la cuenta de Twitter del Ministerio de Medio Ambiente advirtió que existía “probabilidad muy alta de ocurrencia de deslizamientos y flujos de escombros en cerro El Picacho, Boquerón y municipios aledaños (norte de Santa Tecla, San Salvador, Mejicanos y Nejapa). Se tiene amenaza alta a deslizamientos”. 

Este fue el único mensaje de aviso sobre la situación en la zona, pero llegó después del deslave. El boletín que emitió el Observatorio Ambiental a las 10:00 a.m. de ese jueves advertía de amenazas altas de deslizamientos en las zonas de San Isidro Labrador, Sensuntepeque y Morazán. Aún no había mención de la zona del volcán de San Salvador. 

Ante la pregunta sobre cuál fue la reacción del sistema de Protección Civil ante esa advertencia del Observatorio Ambiental, Carolina Recinos alegó que cada alcaldía debe estar trabajando con sus comisiones municipales. “A partir del momento que Medio Ambiente hace un aviso, están obligados a activarse. La comisión nacional se hace presente inmediatamente al momento del deslizamiento. Las comisiones municipales saben cuáles son las zonas susceptibles a deslizamientos. Necesitamos que toda la cadena del sistema de Protección Civil funcione y a eso me refiero a los alcaldes y a todas las comisiones de Protección Civil”. 

Sin embargo, el alcalde de Nejapa y presidente de la comisión municipal de Protección Civil, Adolfo Barrios, aseguró que no recibieron ninguna alerta de parte del Ministerio de Medio Ambiente. Además, el edil se quejó de que a veces reciben un informe del clima muy escueto, sin muchos detalles o explicaciones de qué significa para la zona. 

“Creo que somos muy vulnerables aún en eso, no recibimos ninguna alerta, simplemente encaramos los hechos cuando son”, dijo Barrios,  y lamentó que ya no existe el mismo nivel de coordinación con el sistema nacional de Protección Civil. 

“Aquí tenemos los resultados. No digo que esto se pudo haber evitado, pero sí se pudo haber suavizado y disminuido el impacto”, señaló. 

Barrios también fue sorprendido por la última parte de la repunta. En la quebrada ubicada en medio del casco urbano de Nejapa acabó el alud de lodo, que ya traía consigo carros, troncos y escombros que había arrastrado desde el área de Los Angelitos, alrededor de dos kilómetros arriba. Unas 45 familias del barrio San Antonio, donde también vive el alcalde, fueron afectadas. Algunas casas quedaron prácticamente destruidas. 

Durante la mañana del viernes, el alcalde de Nejapa intentó hablar con el ministro de Gobernación y candidato del partido Nuevas Ideas para la Alcaldía de San Salvador, Mario Durán, pero fue interrumpido por el director de la Policía. El cuestionamiento de Arriaza Chicas a Barrios acabó en advertencias contra el alcalde de que debía respetar a las autoridades. 

“Tenía que abordar unos aspectos para consolidar esfuerzos, lamentablemente no se dio así sino que terminó casi en amenazas e intimidaciones de parte de los altos rangos. Tarde o temprano la población comprenderá que no es la manera de gobernar, principalmente cuando estamos en una situación de desastre que se use el dolor de la gente como un elemento de marketing. En Amanda no hubo reacción tampoco ni nos acompañaron”, sostiene Barrios, quien también es candidato del FMLN en busca de la reelección.

Durán y otros políticos fueron cuestionados en redes sociales por aprovecharse del momento para hacer campaña electoral de cara a las elecciones de 2021.

El desencuentro entre el titular de Gobernación y el alcalde de Nejapa evidenció aún más la disonancia que existe entre las comisiones municipales y nacionales del sistema de Protección Civil, institución que emitió alerta roja en la zona de Nejapa hasta las 11:00 a.m. del viernes. 

La ubicación de la tragedia genera también una amarga ironía. Es en la zona de Nejapa donde desde 2013 se instaló el Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COE) de Protección Civil. El COE cuenta con pantallas que transmiten lo que se está viendo en el Observatorio Ambiental. Sin embargo, no se logró movilizar coordinación alguna antes del desastre. 

Barrios no está seguro si el COE aún funciona de la misma forma cómo lo hacía antes.  “Nadie pudo avisarnos que estábamos en peligro. Estábamos confiados en que pese a que crecía la creciente no traía piedras”, dijo Roberto. 

Para Ernesto la lluvia que caía era normal para la zona, ni siquiera era tan fuerte como en otras ocasiones. “Nadie se lo pudo imaginar que iba a afectar de esta forma”. 

Ernesto recordó que la última vez que vio a miembros de Protección Civil hablando del riesgo de inundaciones en su comunidad fue para la época de la Depresión 12-E en 2011. 

El deslave se llevó lo que Amanda había dejado 

María Magdalena Flores no sabe cómo sigue con vida. Sus piernas y brazos han quedado marcados de todos los golpes que sufrió después de que el agua y lodo que irrumpieron en su casa la hicieron chocar contra los muebles y utensilios que tenía. A diferencia de los habitantes de Los Angelitos, en el barrio San Antonio, ubicado en la ciudad de Nejapa, sí están acostumbrados a que la quebrada que pasa a un lado se desborde e inunde las casas cercanas. 

“Siempre nos pasa eso porque la gente tira grandes árboles, ahí vienen a tapar todo, hasta que se rebalsa. Vivimos bien cerquita del puente, cuando se llena se nos mete todo a la casa. De milagro estoy viva, me botó la mitad de la casa, lo botó todo y se lo llevó todo”, dijo. 

María calculó que eran las 11:00 p.m. cuando sintió en su cama que se comenzó a meter el agua. Para ella no tenía sentido, ya que la lluvia ni siquiera era fuerte. Cuando quiso salir ya era muy tarde, el lodo y el agua la dejaron atrapada. Con el agua hasta el cuello y golpeada, logró pararse encima de un mueble ahí se mantuvo aferrada a la soga de donde colgaba su hamaca hasta que lograron sacarla a las 2:00 a.m. 

“Ya había pasado con Amanda. Otra vez perdí las cosas. Hoy otra vez, esta vez sí me quedé sin nada. Todito, todito, todito”, repitió la tarde del viernes, ya resguardada en el albergue del Centro Escolar José Matías Delgado, en el centro de Nejapa. Lamentó que no pudo salvar a su perrita Maggie ni a su periquito Felipe. 

A su lado, su vecina y amiga Julia Rivas también había pasado una experiencia similar. Ella aún no se había ido a la cama cuando oyó que su mascota ladraba afuera. Al salir, la imagen que vio le recordó a las olas que salen en las películas de desastres, pero el agua que venía era oscura, oscura. Apenas le dio tiempo para gritarle a su primo que dormía adentro de la casa. Vio cómo la repunta de lodo se llevó su carro, su lavadora y el portón de su casa. Ellos también quedaron atrapados, pero lograron ser rescatados en poco tiempo por sus vecinos. 

Pasadas las 5:00 p.m. del viernes, un grupo de trabajadores de la alcaldía, acompañados por reos en fase de confianza luchaban por sacar el vehículo destruido de Julia que había quedado atrapado en la bóveda del barrio. Un rótulo anunciaba que justo en ese punto se había concluido recientemente un proyecto llamado: “Obras de mitigación de riesgo en puente y bóveda de acceso a kínder Morazán, barrio San Antonio”. Con un monto de inversión de $8,380.60. El proyecto se realizó tras la alerta roja por Amanda. 

“Esta amarga experiencia que estamos pasando debe servir para reflexionar y afinar los procedimientos para evitar más tragedias como esta”, dijo Barrios. 

La disputa política llegó a los albergues 

“Esto no se esperaba, pero deberían tomar medidas especiales para que esto no vuelva a suceder”, pidió Eugenio. Sin embargo, la petición de que las entidades se concentren en ayudarlos, podría ser difícil de cumplir. 

Las pizarras colocadas en el centro de control donde se mantenía Durán y los otros funcionarios de gobierno mencionaban dos albergues, el del Centro Escolar José Matías Delgado y la Iglesia El Siloe. Pero al llegar al centro de la ciudad ya se había dado una discusión entre trabajadores identificados como del gobierno central y de la alcaldía. Un camión lleno de víveres que iban a entregar en el Centro Escolar José Matías cambió de destino final hacia el Instituto Juan Pablo, bajo las críticas de quienes se encontraban en el primer albergue. 

Aseguraron que el Instituto Juan Pablo es el centro de acopio del partido político Nuevas Ideas y que los lineamientos de Protección Civil ya establecían al primer centro escolar como el albergue designado para Nejapa. Pero las imágenes que han circulado en las distintas cuentas de las instituciones de gobierno muestran al Instituto Juan Pablo como el lugar en el que se están instalando las camas, adecuando las instalaciones y recibiendo todas las donaciones. 

María y Julia ya habían sido invitadas a moverse al nuevo albergue, pero ellas admitieron que no se sentían con ánimos de estarse moviendo de lugar en lugar tras haber perdido todo. 

En la iglesia El Siloe, donde la mayoría de los afectados se había albergado, el sentimiento era que preferían estar juntos, como comunidad que asiste a la misma iglesia. Fue ahí donde velaron a varios de los fallecidos. La iglesia era uno de los puntos que mantenía unidos a los vecinos de Los Angelitos. 

Mientras tanto, en Los Angelitos, Ernesto recogía la guitarra eléctrica y teclado de entre el lodo y lo que había quedado de su casa. Él también era parte del grupo de alabanza de su iglesia y así había crecido su interés por la música. A unos metros, armado y acompañado de un séquito de seguidores pasó el asesor de seguridad del gobierno Alejandro Muyshondt, iba armado y con un chaleco antibalas. Eugenio y su hijo no ven pasar al grupo, están concentrado en mover los pedazos de lámina que han quedado desperdigados en su terreno, buscan algo que se pueda salvar y que pueda acompañarlos al albergue. Aunque es un terreno que se ha mantenido en su familia por años, Eugenio está dispuesto a moverse. 

“Si es por el bien de mi familia, si es para salvar la vida de nosotros, tendríamos que hacerlo. Va a ser difícil, pero no se sabe si otra cosa pueda suceder más allá”.

El domingo por la tarde, Durán dijo que aún no seguían en la búsqueda de Miguel Ángel Maldonado, la última personas que ha sido reportada como desaparecida. “Hay más de 500 personas buscándolo”, aseguró. Informó que han sido 135 familias atendidas y 101 personas que han tenido que ser albergadas. Durán prometió que, además de los $100 que el Programa Mundial de Alimentos otorgará por tres meses a las familias afectadas, el gobierno entregará $150, para que en total las familias reciban $250. 
 
Frente a la llegada de la tormenta tropical Eta a Centroamérica, Recinos dijo que han hecho un análisis del mapa de deslizamientos e inundaciones a escala nacional. Aseguró que ya habían activado todas las comisiones departamentales de Protección Civil e hizo un llamado a los 262 alcaldes a activar todas las comisiones municipales. “Queda permanente este centro de operaciones de emergencia nacional”, anunció desde las oficinas del Observatorio Ambiental en Medio Ambiente.

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