Opinión

Violencia feminicida y el fetichismo de la violencia

Héctor López

Héctor López

@hct_lopez
Lic. en Teología por la UCA. Catedrático de la Universidad Don Bosco (UDB) de El
Salvador. Miembro del Centro de Investigación Bíblico y Teológico (CADIBT).
Actualmente se está maestrando en Teología Latinoamericana en la UCA.

Debemos eliminar de nuestra sociedad ese fetichismo de la violencia que impide la construcción de una sociedad verdaderamente humana.

Estamos en tiempos donde la intolerancia y la violencia se normalizan, hasta el punto de justificarlas. El ser humano a lo largo de la historia ha estado hundido en sociedades patriarcales, con un fundamento teológico (no necesariamente cristiano) de un dios varón. Pues, basta observar las representaciones antropomórficas, en el imaginario cristiano occidental, de un dios que es un anciano; podríamos decir que corresponde a la visión de un Dios padre, pero en el fondo se afirma que la divinidad es sexualmente hombre, del género masculino. Esto lleva a justificar cualquier jerarquización religiosa, social y cultural en la cual el dominio sea del hombre sobre la mujer. 

No haremos un tratado de teología feminista, simplemente nos parece necesario dejar clara la importancia, que tiene para la estructura social, cultural, y, por supuesto, religiosa patriarcal, la concepción de un dios varón-dominador. Ahora bien, la violencia feminicida en nuestro país es muy latente y a la orden del día. Basta recordar el suceso del pasado 1 de diciembre en Alegría, Usulután. Gerardo Otoniel Álvarez atacó a plena luz del día y en la vía pública a su expareja, golpeándole reiteradamente en la cabeza con una piedra, dejándola gravemente herida. La violencia contra la mujer no solo son cosas que ocurren en ciertos países del medio oriente con algunas corrientes islámicas fundamentalistas. El caso fue en El Salvador frente a los ojos de espectadores que únicamente grabaron la desgarradora e inhumana escena de violencia feminicida.

El hecho de violencia es indignante, pero también lo es la indiferencia y la normalización de la violencia en contra de la mujer. El no reaccionar ante tal situación y pasar de largo es un signo indiscutible de que en nuestra sociedad ver actos violencia es normal y ya no produce indignación. El hacer viral en las redes sociales un video, si bien es cierto que sirvió para un pronto accionar de las autoridades y capturar al agresor feminicida, es signo de deshumanización y de la normalización de la violencia. Se prefiere el morbo y no el accionar en el momento para detener ese acto de violencia, a esto podemos llamar fetichismo de la violencia. Debemos eliminar de nuestra sociedad ese fetichismo de la violencia que impide la construcción de una sociedad verdaderamente humana.

La impunidad, injusticia y la pobreza son expresiones del fetichismo de la violencia y nuestro país la deshumanización ha llegado a niveles inexplicables. Erradicar la violencia y el fetichismo hacia esta en todos sus niveles es una gran tarea. Debemos cambiar la educación y la cultura. La filósofa y teóloga feminista brasileña Ivone Gebara señala que existe una visión de las relaciones humanas en la cual jerárquicamente el varón ha tenido el “poder sobre”. Ese tener el “poder sobre” debe ser erradicado con una nueva educación que transforme las relaciones humanas, una educación liberadora que elimine todo tipo de dominación, iniciando por dejar de inculcar en las familias que la mujer debe servir al hombre. Los feminicidios son producto de esa visión de que el hombre tiene el “poder sobre” la mujer. 

Desmontar el fetichismo de la violencia comienza por romper con esa dinámica de una sociedad del “poder sobre”. En concreto revolucionar esta sociedad patriarcal y jerárquica. No se puede vivir en un país donde un feminicidio, asesinato y ningún otro tipo de violencia sirva para hacerse viral en las redes sociales, eso solo es señal que somos una sociedad que vive en el fetichismo de la violencia, enferma de deshumanización.

Héctor López

Héctor López

@hct_lopez
Lic. en Teología por la UCA. Catedrático de la Universidad Don Bosco (UDB) de El
Salvador. Miembro del Centro de Investigación Bíblico y Teológico (CADIBT).
Actualmente se está maestrando en Teología Latinoamericana en la UCA.

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