Cuando estuvo en El Salvador, en 2019, Mathew entregó la información con la que contaba: pasaporte y escritura de adopción. “En cuestión de horas, nosotros localizamos a la madre. Posteriormente, vinieron las pruebas de ADN de ambos padres y, desde el primer momento, se detectó que había una filiación buena”, dijo Eduardo García, director ejecutivo de Pro-Búsqueda.
Después de tener la confirmación de la filiación con las pruebas de ADN, testimonios y entrevistas con los padres, Pro-Búsqueda determinó establecer un reencuentro entre Mathew y su madre, pero se postergó debido a la pandemia por COVID-19.
La larga espera
Rufina Angulo es la madre biológica de Mathew. Tiene en total cuatro hijos, dos de ellos, los mayores, le fueron arrebatados por su padre cuando eran unos niños. Con ella, vive su hijo menor, de nombre Jesús, en el reparto Los Santos, municipio de Soyapango.
“Cuando supe que (Mathew) iba a venir, pintamos la casa y ahora lo estamos esperando”, mencionó a GatoEncerrado, unas horas antes del reencuentro. 35 años se dicen fácil, pero Rufina dice que los sintió como una eternidad, en la que ya no creía que iba a ver a su hijo una vez más.
La situación de pobreza y violencia intrafamiliar y la aparente intervención de algunos funcionarios públicos, presionaron a Rufina a dar en adopción al tercero de sus cuatro hijos.