Las comunidades indígenas que viven en los alrededores del río Sensunapán, Sonsonate, tienen una tradición de resistencia. Sus antepasados les heredaron, según contaron a GatoEncerrado, el amor y respeto por el río y ahora luchan para que las hidroeléctricas no sigan explotándolo. Celebraron que después de 17 años de resistencia y lucha, la Cámara Ambiental de Segunda Instancia ordenó al ministro de Medio Ambiente, Fernando López, que negara el permiso ambiental para construir una octava represa en el río.
La empresa Sensunapán S.A de C.V. había intentado desde 2014 constuir su segunda planta generadora de energía. La Cámara dio la razón a los líderes comunitarios, quienes han denunciado históricamente que las otras siete represas en el río dejaron contaminación, afectaciones al ecosistema y daños al patrimonio cultural en los lugares que las comunidades consideran sagrados. Entre algunos de esos sitios sagrados se encuentras fosas que son evidencia histórica de la masacre de 1932.
La Cámara Ambiental no solo ordenó que fuera negado el permiso de construcción de una octava hidroeléctrica, también ordenó la limpieza del río y encargó para esa tarea al Ministerio de Salud y a las alcaldías de la zona. Además ordenó al Ministerio de Cultura que entregue informes sobre la protección del patrimonio cultural de la zona y a la Asamblea Legislativa le recordó que tiene pendiente la creación de una Ley General de Aguas. Los habitantes que hacen del río su fuente para sobrevivir, esperan el cumplimiento de la resolución, pero no olvidan lo que han perdido.