Opinión

¿Qué tal una selección centroamericana de fútbol?

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Jonathan Menkos Zeissig

@icefi @jmenkos
Director ejecutivo del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi). Es especialista en desarrollo con enfoque de derechos humanos y en política fiscal. Estudió Economía en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Forma parte del Icefi desde 2006. Coordinó las áreas de investigación sobre Presupuestos Públicos y Derechos Humanos, y de Coyuntura Económica y Fiscal, hasta 2012, momento en que asumió la dirección ejecutiva. Anteriormente, laboró en los departamentos de Estadísticas y Estudios Económicos del Banco de Guatemala. Ha sido consultor de las divisiones de desarrollo social y desarrollo económico de la CEPAL. Es miembro del Advisory Board for the Commitment to Equity (CEQ) y de la Alianza Latinoamericana de Estudios Críticos sobre el Desarrollo. Es escritor y participa en diferentes medios de comunicación con columnas de opinión.

Puede que algunos políticos, en la celebración del Bicentenario pregunten: ¿Qué tal una selección centroamericana de fútbol? Seguro se suma al espectáculo y al discurso, pero ahora mismo no ayudará a construir en lo concreto una identidad regional.

Por Jonathan Menkos Zeissig*

El VI informe del Estado de la Región, recientemente publicado, contiene entre otros un valioso capítulo destinado a exponer las visiones que los centroamericanos tienen sobre Centroamérica y la integración, recogidas a partir de diversas entrevistas y una encuesta masiva por todo el istmo. Entre sus principales conclusiones hay tres que deben ser analizadas y compartidas con los ciudadanos centroamericanos y las elites que ostentan el poder político y económico.

Primero, a la mayoría de las personas les cuesta identificar claves que definan a Centroamérica no solo como una entidad geopolítica que aglutina Estados, sino desde un punto de vista simbólico, con una identidad común. La idea de Centroamérica a partir del nexo histórico de la independencia compartida es poco importante hoy y se evidencia en la inclusión de Panamá entre la mayoría de las personas y, aunque menos, incluyen también a Belice y República Dominicana. 

No obstante, para muchos, Centroamérica no es más que la suma de algunos países que comparten fronteras y mercados, estos entienden que lo regional es un factor importante para lograr metas nacionales de desarrollo y sostienen que la integración regional puede ser una estrategia para poner en marcha acciones conjuntas de beneficio para todos los países. Más de la mitad de los entrevistados muestra disposición a la integración. Sin embargo, de acuerdo con la información recabada en este informe, las diferencias en cuanto a los alcances de la integración se hacen notar: la mayoría de personas entiende la integración regional como un fenómeno económico (aduanas y libre comercio), siendo muy pocas personas las que incorporan en la integración aspectos sociales y políticos, lo que puede estar muy relacionado con el poco valor concreto que en lo político tienen algunas instancias de integración política y social, en contraste con aquellas que orbitan en lo económico y cuentan con fondos para incidir (para bien o para mal) en la agenda regional (por ejemplo, el Banco Centroamericano de Integración Económica).

Segundo, entre los casi 35,000 centroamericanos participantes de la encuesta, hay consenso sobre afirmaciones relacionadas con atraer inversión de empresarios de países vecinos, la libre circulación de mercancías, el que el Estado debe ser laico, que el presidente no debe cerrar el Congreso y gobernar solo, que no se debe sancionar a quien critique a las autoridades públicas y que las mujeres no deben ser las encargadas del trabajo doméstico. Motivo de polarización —establecido este fenómeno cuando dos grupos de similar tamaño tienen posiciones opuestas— han sido «la existencia de una moneda común con países vecinos; que el presidente pueda destituir jueces; que las decisiones de las instituciones de integración sean vinculantes para los países; que el Estado sea el principal responsable de generar empleo o que el sector privado se haga cargo de la provisión de salud», cita el informe. 

Finalmente, la idea de que Centroamérica tiene mucho potencial, pero no se aprovecha. Aproximadamente seis de cada diez personas refirieron que la región «puede ser» un lugar mejor de lo que es la actualidad, reflejando cierta esperanza de que, en el futuro, se pueda constituir como una región que camina bajo una senda de desarrollo. Asimismo, como elementos para la acción conjunta, regional, están lo económico, el calentamiento global, la inseguridad y el crimen organizado. Puede que algunos políticos, en la celebración del Bicentenario pregunten: ¿Qué tal una selección centroamericana de fútbol? ¿Qué tal organizar un mundial? Seguro se suma al espectáculo y al discurso, pero ahora mismo no ayudará a construir en lo concreto una identidad regional. Por el contrario, atender de manera exitosa y regional los desafíos económicos, ambientales y de seguridad y justicia, puede sentar las bases para planes de desarrollo nacionales, basados en resultados regionales, que eleven el bienestar de los centroamericanos. 

Nuevamente, la Agenda de Desarrollo Sostenible y los Objetivos que esta plantea, constituye una responsabilidad compartida por los Estados de Centroamérica para lograr sociedades en las que no haya pobreza, se universalice la educación, la salud y la asistencia social, la capacitación, la protección del ambiente y la transformación productiva, y se generen suficientes empleos para evitar la violencia en todas sus manifestaciones, incluida la migración forzada. 

A groso modo, cumplir esta Agenda requiere movilizar en los próximos nueve años $220,000.0 millones. Si los gobernantes asumen una estrategia colectiva les será más fácil lograr los fondos por medio de acuerdos internacionales de grupo para exenciones en el pago de intereses de la deuda, cooperación internacional, combate a los flujos ilícitos de capital y reducción del contrabando y la evasión y reformas tributarias progresivas. Esto puede ser posible, pero requerirá de la sociedad madurez, visión de futuro y un compromiso renovado con la democracia y con los pueblos, en particular de los gobernantes, los políticos y las élites económicas. Un reto adicional, mayúsculo, en lo político es que los actuales dictadores, aspirantes y aliados en la corrupción y la impunidad, deben dejar el poder para que la sociedad reconstruya las bases de la integración, la democracia y el desarrollo de Centroamérica.

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Director ejecutivo del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi). Es especialista en desarrollo con enfoque de derechos humanos y en política fiscal. Estudió Economía en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Forma parte del Icefi desde 2006. Coordinó las áreas de investigación sobre Presupuestos Públicos y Derechos Humanos, y de Coyuntura Económica y Fiscal, hasta 2012, momento en que asumió la dirección ejecutiva. Anteriormente, laboró en los departamentos de Estadísticas y Estudios Económicos del Banco de Guatemala. Ha sido consultor de las divisiones de desarrollo social y desarrollo económico de la CEPAL. Es miembro del Advisory Board for the Commitment to Equity (CEQ) y de la Alianza Latinoamericana de Estudios Críticos sobre el Desarrollo. Es escritor y participa en diferentes medios de comunicación con columnas de opinión.

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