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La fiesta para los valientes de La Labor

—Relato—

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Por Marvin Díaz

Las madres, esposas e hijos de Jorge Zúniga y David Escalante no pueden esperar más para verlos en libertad, así que este viernes 28 de enero están afuera del centro penal de Santa Ana con globos de colores y dulces, bajo el sol de las 12:30 del mediodía y con una temperatura típica del trópico que ronda los 31 °C. Pero hoy no importa el calor ni que el sol quema la piel sin piedad. Han llegado hasta aquí y no se van a mover hasta verlos libres de este lado de la puerta blanca de hierro. Ya esperaron 64 días desde que ambos fueron capturados junto a Rosa Cinco, luego procesados judicialmente y enviados a prisión preventiva como si fueran criminales, por supuestamente haber ingresado violentamente en un terreno de la inmobiliaria Fénix S.A. de C.V. para exigir que la empresa deje de extraer el agua de la comunidad Hacienda La Labor, en Ahuachapán. 

En la comunidad, los vecinos tienen el mismo entusiasmo por verlos libres. Se han organizado para celebrar que la Cámara de la Tercera Sección de Occidente encontró que la medida de mantener a los defensores del agua en prisión era injusta y que podían recuperar su libertad para continuar con el proceso judicial. Unos vecinos han hecho la sopa, que humea de caliente, y han asado varias gallinas y tortillas —no son pocas, porque esta es una fiesta de toda la comunidad—.Otros han conseguido cohetes de vara y otros han limpiado y ordenado la calle principal, que pasa entre las casas de la comunidad, para recibirlos con un cartel que dice: “Bienvenido mi héroe”.

En las afueras del centro penal hay poca información. Los familiares de los defensores han tenido que conformarse con ver, desde un pequeño muro, hacia adentro de la prisión. Se alegran en vano cada vez que algún custodio o empleado pasa detrás de la caseta de seguridad. Siempre tienen la esperanza de que sean Jorge y David que ya vienen para afuera, pero resulta que no son. 

Familiares de Jorge Zúniga y David Escalante esperan afuera del penal. Foto/Emerson Flores

Miran la hora en su teléfono constantemente y les parece que el tiempo avanza lento. El celular muestra que ya es la 1:30 p. m., y todo sigue igual como hace una hora, cuando llegaron al lugar. Pasa un rato, observan el escudo cívico de El Salvador pintado sobre una pared del penal, con unas letras que dicen “Penitenciaria occidental”. Platican por largo rato y luego ven el teléfono y la hora ha cambiado a 2:30 p. m.

Se entretienen conversando, ven unas cuantas personas pasar de largo dentro del penal y se emocionan, pero otra vez no son ellos. Permanecen frente al gran letrero pintado sobre el portón principal que dice en letras mayúsculas: “Centro Preventivo y de cumplimiento de penas penitenciarias la occidental Santa Ana”. Se recuestan sobre el pequeño muro para descansar un poco y luego se levantan para estirarse. Ven de nuevo el celular y se dan cuenta de que ya son las 3:00 p. m. Para ese momento, por fin, se vislumbra a lo lejos que Jorge y David vienen caminando hacia la puerta y están a punto de recuperar su libertad. Jorge viene con una camisa azul y un pantalón jeans, mientras que David lleva puesta una camisa color rosa manga larga y un pantalón de vestir color café. Sin duda, son ellos. 

Una de las mujeres toma su teléfono y avisa a la comunidad que ya vienen para afuera. En la comunidad hay una explosión de alegría y unos se apresuran a preparar todo para que esté listo cuando lleguen. Las madres, esposas e hijos no se pueden contener y comienzan a llorar de felicidad, afuera del penal. La puerta se abre y la espera de 64 días está por terminar. 

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Dos meses antes, específicamente en la madrugada del 25 de noviembre de 2021, un operativo de la Policía Nacional Civil (PNC) irrumpió en la comunidad Hacienda La Labor con golpes en puertas que interrumpieron el sueño de los vecinos, el silencio y la oscuridad. Los policías tenían órdenes de captura en contra de siete defensores del agua, que incluía a Jorge Zúniga Artero, un agente de la Policía y presidente de la junta de agua de la comunidad; David Escalante, un dueño de molino; y Rosa Miriam Cinco, vendedora de frutas y verduras. 

Los otros cinco defensores no fueron capturados porque los policías no tenían las direcciones correctas o porque no estaban en sus casas. De acuerdo con la Fiscalía General de la República (FGR), los siete defensores del agua allanaron un terreno de la inmobiliaria Fénix y agredieron a empleados. La acusación y captura llegó un mes después de que los defensores denunciaron públicamente que la empresa estaba extrayendo el agua que abastece a la comunidad sin los permisos correspondientes del Ministerio de Medio Ambiente de Recursos Naturales (MARN) y de ANDA. Los defensores explicaron que el 25 de octubre de 2021 hubo escasez de agua y que Fénix, con su proyecto “Residencial Eco-Terra Hacienda”, era la responsable de arrebatarle el agua a más de 22,000 familias de Hacienda La Labor y comunidades vecinas.

En la audiencia inicial del caso, el 29 de noviembre, el Juzgado Segundo de Paz de Ahuachapán decidió que los tres defensores que fueron capturados tenían que seguir en prisión. Mientras que los otros cinco, que se presentaron voluntariamente a la audiencia, podían continuar el proceso judicial en libertad.

Tras esta decisión del Juzgado, el abogado apeló ante la Cámara de la Tercera Sección de Occidente de Ahuachapán para que revisara las medidas impuestas a los defensores que fueron enviados a prisión preventiva. El 21 de enero de 2022, después de que los defensores pasaron las fiestas navideñas y de fin de año en prisión e incomunicados con sus familias, la Cámara ordenó su liberación de forma inmediata, a través de la resolución con número de referencia 614.UDPP-21. 

La resolución, que fue notificada oficialmente hasta el 25 de enero, explica que las medidas del Juzgado Segundo de Paz de Ahuachapán fueron fundamentadas en la sola posibilidad de que los defensores del agua se dieran a la fuga del proceso judicial o que obstaculicen el proceso judicial. Sobre esto, los magistrados de la Cámara determinaron que no existen indicios para sostener una posible fuga y que las acciones de los tres líderes comunitarios no encajan en los delitos que se les imputan. De hecho, señalaron que las pruebas aportadas por la Fiscalía son débiles y que no ameritan la prisión preventiva.  

Rosa Cinco fue la primera en recuperar su libertad. El 26 de enero, el Centro Penitenciario de Ilopango (mejor conocido como Cárcel de Mujeres) la dejó salir a las 3:30 de la tarde. Su familia no fue notificada, por lo que afuera del penal nadie la estaba esperando. Sin dinero, tuvo que pedir ayuda a personas amables para poder llegar hasta Ahuachapán a las 8:30 de la noche.

Jorge y David tuvieron que esperar dos días más para recuperar su libertad bajo el argumento, sin detalles, de que en el penal de Santa Ana no había “sistema” para registrar la salida y dejar constancia de que se acató la orden de la Cámara.

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Cuando la puerta del penal de Santa Ana se abrió, Jorge y David fueron rodeados por sus madres, esposas e hijos, quienes se abalanzaron sobre ellos. Entre lágrimas y risas, Jorge tomó la palabra.

“Llegar a este lugar fue una pesadilla. Fue una situación que nunca pensé pasar. La ausencia de la familia lo mata a uno psicológicamente. La ausencia de mis hijos, de mi esposa y de mi mamá es una pesadilla. Es una pesadilla lo que nos han hecho pasar”, dijo Jorge.

David agregó que “la lucha (por el agua de La Labor) es justa y vale la pena porque es el vital líquido que debemos defender como comunidad y a nivel mundial”.

Luego, subieron a tres vehículos que los estaban esperando y se trasladaron inmediatamente hacia la comunidad. Ni siquiera habían llegado hasta el caserío, cuando en la calle que conduce a las casas ya estaban algunos vecinos esperando, como si se tratara de una entrada triunfal.

Cuando los defensores se bajaron de los vehículos, los vecinos comenzaron a aplaudir espontáneamente y no pararon por varios minutos. Algunos se acercaron y los saludaron, entre risas y abrazos. Los cohetes de vara sonaron al fondo y los platos de sopa comenzaron a compartirse de mano en mano. 

Ni en las navidades u otras festividades hubo tanta alegría y fiesta como este viernes 28 de enero en la comunidad. Todos los vecinos celebraron a los defensores como si se tratara de valientes y héroes que luchan para defender el agua de una empresa que la extrae ilegalmente con el respaldo de la Fiscalía.

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