Economista salvadoreño graduado de la Universidad de El Salvador. Posee un máster en Gobierno y Gestión Pública en América Latina de la Universidad Pompeu Fabra/IDEC Barcelona y una maestría en Política Mediática, Mapas y Herramientas de la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido profesor universitario. Autor de múltiples investigaciones sobre política fiscal, niñez y adolescencia, desarrollo rural, pobreza y desigualdad. Actualmente es economista sénior y coordinador de país para El Salvador y Honduras del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi).
En el actual contexto, quizá una de las cosas que más debería de preocupar es cómo se han traspasado líneas que se había acordado no traspasar. Y, además, se traspasan de la manera más burda y cínica, y que para cualquier sociedad que aspira a ser desarrollada debería ser intolerable. Y el problema es que hay una parte de la sociedad que lo celebra o lo tolera con su inacción ¿A usted le parece correcto?
Por Ricardo Castaneda*
Las sociedades han ido avanzando en la medida que han logrado alcanzar acuerdos sobre reglas que permiten vivir en condiciones más humanas. Estas reglas pueden estar plasmadas en leyes o no. Y es lo que permite delinear las fronteras entre vivir en la barbarie o en una sociedad donde las personas tienen derechos.
Y así se han tenido avances como el derecho a voto de las mujeres, la abolición de la esclavitud o formas de gobernar que se asemejen a las democracias y no a los reyezuelos, porque se reconoce que quien gobierna solo puede hacerlo porque la gente votó por esa personal. Y esa persona debe someterse a las reglas establecidas por la sociedad.
Por ejemplo, en países más avanzados tienen muy claro que ser funcionario público no es sinónimo de privilegios o despilfarro. Es normal que los ciudadanos encuentren funcionarios, incluyendo al presidente, en las calles mientras caminan o en el supermercado mientras compran. Porque entienden que ser funcionario es ser un ciudadano más, solo que, con más obligaciones, pues su salario proviene de los impuestos que pagan el resto de personas. Porque entienden que la rendición de cuentas no es un acto de caridad sino de responsabilidad.
En El Salvador siempre han existido enormes desafíos para aspirar al desarrollo y a la democracia plena, pero también la sociedad había aceptado elementos positivos, como por ejemplo que las diferencias políticas se debían resolver través de las reglas democráticas y no a través de las armas. El Ejército tendría que ser un actor no beligerante; no se podía arrestar, desaparecer o matar a una persona por el hecho de criticar o no alabar al gobernante de turno.
Pero en el actual contexto, quizá una de las cosas que más debería de preocupar es cómo se han traspasado líneas que se había acordado no traspasar. Y además se traspasan de la manera más burda y cínica, y que para cualquier sociedad que aspira a ser desarrollada debería ser intolerable. Y el problema es que hay una parte de la sociedad que lo celebra o lo tolera con su inacción ¿A usted le parece correcto?
Por ejemplo, se tienen funcionarios que mienten sin el más mínimo rubor, de la forma más descarada. La mentira la han adoptado como política pública y lejos de recriminarles hay personas que les aplauden por lo que hacen. Se ha aceptado que funcionarios adopten el papel de marionetas sin poder de decisión. Donde quienes mandan son una especie de familia real, muy propia de sociedades donde pensaban que los reyes eran semidioses y que por lo tanto estaban por encima de cualquier otra persona y no debían rendir cuenta ¿A usted le parece correcto?
Y pobre de aquel que se atreva a señalar la verdad. El linchamiento que intentaron hacerle a la UCA es propio de las épocas de la santa inquisición. Políticos desplegando todo el derroche de ignorancia atacando a la academia mientras se transmitía como un talk show. Y todo porque la UCA ha continuado haciendo su trabajo y diciendo la verdad ¿Si la UCA estuviera callada le harían lo mismo? Por supuesto que no ¿Qué clase de sociedad es aquella que castiga a la academia y premia a los baladrones y zascandiles? ¿A usted le parece correcto?
Además, la frontera en la que el Estado no puede espiar de manera ilegal se ha traspasado de manera hartera, pues se ha demostrado de manera contundente con evidencia irrefutable que se ha espiado a ciudadanos, representantes de organizaciones sociales y periodistas con un software que solo puede ser adquirido por el Estado. Y el silencio es ensordecedor de parte de las instituciones públicas sobre esto y la única acción que hicieron, ¿cuál fue? Aprobar una ley para “legalizar” el espionaje en el país ¿A usted le parece correcto?
Asimismo, se crean o se usan enormes mecanismos para la opacidad como Fopromid (Fondo de Protección Civil, Prevención y Mitigación) o la Dirección de Obras Municipales (DOM), que ahora, incluso, dice que ejecutará el Hospital Rosales para saltarse los procedimientos de la ley de adquisiciones y contrataciones del Estado. Se muestra evidencia de mega actos corrupción y no pasa absolutamente nada de parte de las instituciones encargadas de velar por la justicia ¿A usted le parece correcto?
Un periodista comparte un video de la propia Secretaría de Prensa y al día siguiente es fulminado de su trabajo. Como también sucede con un fiscal o cualquier empleado público que se atreva a criticar alguna acción de quienes gobiernan ¿A usted le parece correcto?
Ya no hay debates políticos sino monólogos escritos por algunos que no se atreven a dar la cara. Dar la opinión como ciudadano, especialista o científico se ha convertido en un deporte peligroso. El silencio y el miedo se han convertido en la principal opción para muchas personas. Y el odio hacia quienes la verdad, porque la evidencia así lo demuestra, se ha convertido en una normalidad ¿A usted le parece correcto?
¿En qué tipo de sociedad es la que quiere vivir? ¿En una donde los funcionarios están sometidos a las leyes o en una donde ellos son las leyes? ¿En una sociedad donde se respetan los derechos de todas las personas o en una donde se pisotea a quienes se atreva a desafiar o criticar a quienes ostentan el poder? ¿En una donde el dinero que paga por sus impuestos se utiliza para resolver sus problemas de agua, electricidad, salud, educación, seguridad, costo de vida y empleo; o en una donde ese dinero lo hacen piñata de corrupción o simplemente lo utilizan para literalmente chiviar? ¿En qué tipo de sociedad quiere vivir una más cercana a la barbarie o en una más desarrollada y democrática?
Economista salvadoreño graduado de la Universidad de El Salvador. Posee un máster en Gobierno y Gestión Pública en América Latina de la Universidad Pompeu Fabra/IDEC Barcelona y una maestría en Política Mediática, Mapas y Herramientas de la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido profesor universitario. Autor de múltiples investigaciones sobre política fiscal, niñez y adolescencia, desarrollo rural, pobreza y desigualdad. Actualmente es economista sénior y coordinador de país para El Salvador y Honduras del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi).