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Fiscalía defiende al gobierno ante la CIDH y afirma que no espía a periodistas con Pegasus

En el desarrollo de la audiencia convocada por la CIDH por el caso Pegasus, los representantes del Estado salvadoreño no pudieron probar que sus investigaciones relacionadas a los casos de espionaje han ido más allá de lo impulsado por la Asociación de Periodistas Salvadoreños (APES). Sin embargo, el fiscal asignado, haciendo las veces de vocero del gobierno en turno, se apresuró a concluir que el Estado no ha sido el responsable y que ha habido funcionarios públicos que también han sido víctimas. La CIDH exhortó a la Fiscalía a que avance en las investigaciones y que actúe con imparcialidad e independencia.

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Por Xenia Oliva

“No sentí una urgencia del Estado”, fue la percepción de la segunda vicepresidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Margaret Macaulay, tras escuchar la intervención del Estado salvadoreño durante la audiencia que trató sobre la situación de derechos humanos en el contexto de la vigilancia cibernética en El Salvador. La audiencia fue impulsada a partir de las investigaciones que revelaron que al menos 35 periodistas y activistas salvadoreños fueron víctimas de espionaje con el spyware Pegasus.

El 12 enero de 2022, GatoEncerrado fue uno de los medios que reveló el espionaje. Tres de sus periodistas, incluyendo el editor jefe, Ezequiel Barrera, fueron víctimas de hackeo y extracción de su información privada en un período de más de un año. Comenzando el primer caso en septiembre de 2020 y el último en noviembre de 2021. El mayor blanco identificado fue el medio digital El Faro, donde se pudo comprobar que al menos 22 de los miembros de su redacción fueron atacados con el software Pegasus.

Pese a los comunicados emitidos por distintas entidades internacionales en el que exponían su preocupación por lo revelado, el Estado salvadoreño guardó silencio y se limitó a dar una declaración a cargo de la secretaria de Comunicaciones, Sofía Medina, quien le dijo a un medio extranjero que el gobierno se desligaba de tener relación con la empresa israelí Grupo NSO, que desarrolló y comercializa Pegasus.

El 14 de enero, la Asociación de Periodistas de El Salvador (Apes) presentó un aviso a la Fiscalía General de la República (FGR) para que investigue el espionaje. Desde entonces, el gobierno, a través de la Asamblea Legislativa, aprobó una reforma que crea la figura de “agente encubierto digital”.

Para la audiencia convocada por la CIDH, el Estado salvadoreño fue representado por nueve funcionarios. Por parte de la Fiscalía estaban Jaime Rivera, jefe de la unidad de delitos relativos a la vida e integridad física de la oficina fiscal de San Salvador y Francisco Guerrero, fiscal de Derechos Humanos. También estaba Tatiana Uceda, asesora de la secretaría jurídica de la Presidencia de la República y Néstor Guzmán, director de Asesoría Jurídica. Al igual que funcionarios del Ministerio de Justicia, la Policía Nacional Civil (PNC) y Cancillería.

Representación del Estado ante la CIDH en audiencia por caso Pegasus

Previo a la intervención del Estado, representantes de la Fundación para el Debido Proceso, la Apes, GatoEncerrado, el periódico digital El Faro y el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) expusieron sus preocupaciones y denuncias sobre la situación de la libertad de expresión frente al uso de software espía en El Salvador.

“Enterarnos y confirmar que fuimos espiados con Pegasus, representó un golpe a nuestra privacidad, sobre todo porque no tenemos ninguna duda de que este acoso tiene relación con nuestro trabajo periodístico”, dijo Barrera.

El representante de la Fiscalía inició su ponencia señalando que, en el comunicado emitido por la CIDH, en el que expresaban su preocupación ante los hallazgos del uso del software Pegasus, no se mencionó que funcionarios públicos también habrían recibido alertas de intervención en sus teléfonos.

El fiscal sostuvo que el uso de Pegasus para espiar a miembros de la sociedad civil es un problema de alcance mundial y que ha afectado “no solo a periodistas y activistas, sino también a funcionarios y jefes de Estado”. Aseguró que con esto no pretendía “restar importancia, sino poner en contexto”. Y que eso hablaba de la necesidad de crear controles sobre la producción y comercialización de este tipo de herramientas.

“Señores comisionados, se observa que la intervención de los peticionarios de esta audiencia persigue generar una percepción de vinculación o de participación de agentes del Estado en vigilancia que pudo haber ocurrido en contra de distintas personas, que pudo haber ocurrido en el país con el uso de Pegasus”. Tras decir esto, el fiscal añadió que hay 35 personas “presuntamente espiadas”.  

El representante de Fiscalía se apresuró a lavarle las manos al gobierno salvadoreño de cualquier tipo de responsabilidad sobre el uso de Pegasus en El Salvador.

“Al respecto, el Estado es firme en declarar que bajo ningún concepto ejerce una persecución, hostigamiento a personas críticas al gobierno, así sean o no periodistas”, aunque añadió que esto no excluía de responsabilidad del “ejercicio correcto” de la libertad de expresión y prensa.

Reveló que ya habían comunicado con antelación a la Comisión que el origen de tales intervenciones es desconocido, y que la Fiscalía está investigando para determinar la responsabilidad y la autoría.

“Esta situación ha vulnerado dispositivos y comunicaciones de empleados y funcionarios estatales, aunque en esta audiencia se ha dado relevancia a periodistas a la afectación que pudo ocurrir a periodistas de un medio crítico al gobierno”.

Respecto a este punto, cuando fue el momento de declarar de John Scott-Railton, investigador senior de Citizen Lab, entidad que tiene años de experiencia en el análisis del uso de Pegasus en teléfonos y que incluso la empresa Apple retoma sus hallazgos, hizo un comentario a las declaraciones del fiscal.

“Con mucho respeto, no es poco común que el gobierno use el software para vigilar a sus propios funcionarios”, señaló Scott-Railton.

Posteriormente, la representación fiscal ya no hizo mención de este punto. Pero sí mantuvo la postura de distanciar al gobierno del espionaje y las intervenciones telefónicas.

El fiscal sostuvo que no se podía hacer una generalización que “la línea editorial de un medio”, en este caso que sea crítico del gobierno, sea la causa de las vulneraciones a los dispositivos, ya que, según él, el resto de medios independientes debería haber tenido una cantidad de ataques similares a los de El Faro.

En este caso ya se había señalado que para confirmar la presencia de Pegasus en un dispositivo es necesario hacer un análisis, y actualmente solo los teléfonos con sistema IOS guardan la información de tal forma que permitan hacer este tipo de análisis. En cambio, en Android aún no se ha podido ejecutar un análisis de la misma forma. Y la mayoría de periodistas del resto de medios usan teléfonos con sistema operativo Android.

“Se reitera que actualmente está en curso una investigación exhaustiva sin que a la fecha las diligencias realizadas permitan determinar la existencia y el origen de las actividades señaladas. De confirmarse estas serán perseguidas y penalizadas conforme a las normas internas y las normas aplicables en el ámbito internacional”, señaló el fiscal.

Aseguró que, a partir del aviso emitido por la APES, se abrió un expediente para la investigación del delito de acceso indebido a sistemas informáticos y espionaje informático.

Además, dijo que ya se han girado direcciones a la Unidad de Delitos Informáticos de la División Central de Investigaciones de la PNC, para que entrevisten a las personas mencionadas con el propósito de obtener mayor información sobre cómo se obtuvo conocimiento de los hechos, y sobre la identificación de 31 personas en su calidad de víctimas en el presente caso.

Al respecto, hasta el momento nadie se ha puesto en contacto con las víctimas de la revista GatoEncerrado.

El fiscal aseguró que no se les ha querido proporcionar los detalles de las víctimas y que eso ha sido un obstáculo en su investigación.

Pese a que en los informes emitidos por Citizen Lab se presentó una lista de nombres de las víctimas y los medios en los que laboran. Además, la APES también proporcionó una copia del informe.

Ante sus declaraciones, Macaulay señaló que lo ocurrido se trataba de un ataque muy serio contra la democracia y que iba contra todos los estándares de un Estado democrático.

“El Estado dice que los funcionarios públicos también han sido víctimas, pero eso no responde lo que ha ocurrido específicamente a los periodistas, que estaban trabajando en temas relacionados al gobierno”, dijo la segunda vicepresidenta de la CIDH.

Macaulay cuestionó que si están concluyendo que el operador de Pegasus en El Salvador no ha sido el Estado, entonces qué se está haciendo en la investigación y cuánto tiempo les llevará para responder ante estos ataques tan serios.

“Todos los periodistas, sus familias, sus fuentes, tienen derecho a la privacidad”, dijo.

De la misma forma, el comisionado de la CIDH Roberto Clarke preguntó en qué fecha se comenzó la investigación y cuál será el nivel de independencia y parcialidad de esta.

En este punto, el fiscal se escudó diciendo que todas las pruebas presentadas por la Fiscalía son supervisadas y evaluadas por los jueces. Sin embargo, como se ha visto en los últimos meses, el Órgano Judicial tampoco cuenta con independencia del Ejecutivo y algunos de los jueces han sido removidos cuando sus fallos afectan al Gobierno central.

El comisionado de la CIDH Carlos Bernal preguntó a qué se refería el representante del Estado cuando dijo que los periodistas deben ejercer su labor de manera correcta, pero no obtuvo respuesta.

Carlos Dada, director de El Faro, preguntó a las funcionarias de Cancillería si ya se habían puesto en contacto con el gobierno de Israel y si se les había hecho algún reclamo, ya que decían que funcionarios de gobierno también han sido víctimas, pero tampoco recibió respuesta.

DATO

Costo

$ 0 millones

Según estimaciones de Access Now, al menos $2 millones fue lo invertido para intervenir a los 35 periodistas y activistas con Pegasus.

Las pistas detrás del Gobierno salvadoreño

Scott-Railton reiteró cómo los análisis realizados por Citizen Lab dieron la certeza de que 35 periodistas y miembros de la sociedad civil en El Salvador fueron víctimas de Pegasus, entre julio de 2020 y noviembre de 2021.

Además, reveló que a través de escaneos en Internet pudieron identificar en noviembre de 2019 un cliente de Pegasus que se movía casi exclusivamente en El Salvador.

“Nuestra experiencia nos dice que cuando hay un foco exclusivo en un país es señal de que el gobierno sea probablemente el operador”.

El investigador recalcó que los ataques se daban justo cuando los periodistas trabajaban temas de mucho interés para el gobierno.

El 11 de enero, GatoEncerrado recibió una respuesta de parte de un vocero del Grupo NSO en el que: “NSO proporciona su software solo a agencias de inteligencia legítimas y vetadas, así como a agencias de aplicación de la ley, que utilizan estos sistemas bajo órdenes del sistema judicial local para luchar contra los delincuentes, los terroristas y la corrupción. Estos sistemas se venden siguiendo un proceso de investigación y licencia por parte del Ministerio de Defensa Israelí”.

Por otro lado, Scott-Railton dijo que, pese a lo expuesto por el fiscal de la investigación que llevan, en ningún momento se ha contactado al equipo investigativo de Citizen Lab por parte de la Fiscalía salvadoreña.

En su segunda y última ponencia, el representante del Estado reiteró que continuarán la investigación y que darán acompañamiento a las víctimas.

Ante el cuestionamiento de cómo pueden afirmar que el Gobierno salvadoreño no está detrás del uso de Pegasus, el fiscal dijo que si bien es cierto que la investigación no ha finalizado, no significa que no tengan los indicios para llegar a algunas conclusiones. 

Estado se queja de que se ha “tergiversado” tema de agentes encubiertos digitales

En su ponencia, el representante del Estado también aprovechó para señalar sobre un “tema que ha sido tergiversado en los medios”. Se refería a las reformas hechas por la Asamblea Legislativa al Código Procesal Penal que permitieron la creación de la figura del “agente encubierto digital”.

Distintos analistas y expertos han señalado que esto abre las puertas y legaliza el espionaje en El Salvador, además del uso arbitrario que se podría dar a estas figuras.

El fiscal dijo que en el artículo 182 del Código, en técnicas de investigación policial ya existía la figura de agente encubierto y ahora solo se le ha trasladado a efectos digitales.

Pero Scott Campbell, oficial superior de Derechos Humanos de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, también expresó su preocupación sobre esta figura, ya que ha quedado poco claro sus usos y sus límites.

Campbell también mencionó la reforma a la Ley de Delitos Informáticos y Conexos, aprobada en diciembre 2021, que también podría amenazar al periodismo, ya que podría criminalizar la forma de obtener la información.

Campbell dijo que desde su oficina han estado observando la aprobación de estas leyes. Sostuvo que los eventos reportados en El Salvador requieren de una investigación inmediata y que esperarán con mucha atención a los resultados de la investigación a la que se comprometió el representante del Estado salvadoreño.  

El fiscal retomó lo dicho por Campbell en su ponencia final y dijo que le preocupaba su visión y esperaba que haya sido un error de traducción.

Reiteró que las reformas al Código Procesal Penal han sido para reforzar el tema investigativo. Dijo que no podía dar más detalles, pero aseguró que se usaría en casos como de seguimiento a casos de pedofilia.

“Esta audiencia es pública y no quiero poner en riesgo técnicas de investigación”.

Finalizó asegurando que los actos de investigación de la Fiscalía deben estar “ajustados a los parámetros de la Constitución, la legalidad y derechos humanos”. 

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