Ilustración/Leonel Pacas

Militares capturaron a Carolina tras una denuncia anónima en Facebook

Carolina Navidad se preocupó al ver una denuncia anónima en su contra que encontró publicada en el Facebook del Movimiento de Trabajadores de la Policía. Así que fue a la delegación policial del Puerto de La Libertad a preguntar si había alguna orden de captura o algo en su contra, pero los policías le dijeron que no tenían nada en su base de datos y que regresara a su casa sin preocuparse. Días después, ocho militares andaban buscando a su hermana y, como no la encontraron, la arrestaron a ella. Luego la presentaron en una foto del Facebook de la Fuerza Armada y la señalaron de ser parte de la MS-13 en La Libertad.

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Por Melissa Paises

Carolina Navidad fue capturada por ocho militares que irrumpieron en su vivienda, a las 11:45 de la noche del pasado 2 de mayo. En realidad buscaban a otra persona, pero al no encontrarla decidieron llevarse a Carolina, a pesar de que uno de los soldados sugirió no arrestarla. Su familia recuerda que esa noche todos quedaron desconcertados y no entendían lo que estaba ocurriendo.

Casi un mes antes, el 9 de abril, los agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) del Puerto de La Libertad le habían dicho a Carolina que no tuviera temor de ser detenida en medio del régimen de excepción, ya que no tenía antecedentes ni era reclamada por la justicia, aunque una denuncia anónima en su contra circulaba en redes sociales con información que la familia asegura que es falsa.

La información que tenía preocupada a Carolina había sido publicada por la página de Facebook del Movimiento de los Trabajadores de la Policía, donde aparecía su foto y la de su hermana, con un texto que afirmaba que ambas eran colaboradoras de la Mara Salvatrucha. Fue por esa publicación que Carolina acudió a la estación policial del Puerto de La Libertad para preguntar si tenían algo en su contra.

En esa sede policial la escucharon, tomaron su declaración, la revisaron, la fotografiaron y hasta buscaron en su base de datos para ver si había alguna orden de captura o algún antecedente policial y no encontraron nada. Así que los policías le dijeron que podía regresar a su casa y despreocuparse.

Carolina, confiada en la palabra de los policías, volvió a su casa e intentó seguir su vida con normalidad, vendiendo tortas para sostener económicamente a sus tres hijas, a pesar del estigma y la difamación que representó esa publicación en redes sociales. 

GatoEncerrado preguntó al Movimiento de Trabajadores de la Policía cómo tomó la decisión de difundir esa información que la familia de Carolina dice que es falsa y que la misma Policía del lugar confirmó, el 9 de abril, que no tenía nada en su contra. Marvin Reyes, secretario del Movimiento, solo respondió que era información verificada por personal de la zona.

A pesar de lo que dijeron los policías el 9 de abril, los militares llegaron a la vivienda de Carolina la noche del 2 de mayo y preguntaron si su hermana Yeni estaba en la casa. Carolina contestó que ella no vivía ahí. Así que, para colaborar, la llamó por teléfono, pero Yeni no contestó porque probablemente ya estaba dormida a esa hora de la medianoche.

En ese momento, los militares decidieron que tenían que llevar a Carolina a la estación policial para que “hiciera una declaración” sobre el paradero de Yeni. Uno de los soldados dijo a los familiares que no se preocuparan, que Carolina iba a regresar a casa, pero que era necesario que fuera a declarar. 

Antes de llevársela, le indicaron que debía entregar su celular y todo el dinero que tuviera. Carolina entregó su celular y $68 que estaba guardando para pagar el recibo de energía eléctrica. 

Un par de horas después de que los militares se la llevaron, uno de sus familiares vio a Carolina en fotografías publicadas por la página de Facebook de la Fuerza Armada. El texto que acompañaba esas fotografías decía que los militares habían capturado a “20 presuntos miembros de la MS-13” con “abundante material de brujería” y que a pesar de invocar “fuerzas del mal” serían llevados ante la justicia.

Esa publicación fue retomada inmediatamente por medios digitales afines al gobierno de Nayib Bukele y por el periódico oficialista Diario El Salvador y el Noticiero El Salvador de canal 10. 

Preocupado por esa publicación, uno de los familiares de Carolina llegó por la mañana a la estación policial del Puerto de La Libertad y preguntó por cuál delito la estaban acusando. Los agentes respondieron que Carolina sería acusada de extorsión y que por esa razón tampoco podían devolver el celular y los $68 que le incautaron, ya que era “evidencia que formaba parte de la investigación”.

Dos días después de andar buscando justicia para Carolina, el familiar se enteró de que fue trasladada a la Procuraduría General de la República (PGR) del Puerto de La Libertad, donde pudo conversar con un procurador, quien le dijo que Carolina podría salir libre “si fueran otros tiempos” porque que las autoridades no tienen nada en su contra, pero que por el régimen de excepción la orden es: “nadie puede salir libre”. 

Ese mismo procurador, viendo la situación, le permitió verla y platicar con ella por 20 minutos. Ese permiso para acercarse fue algo excepcional, ya que durante el régimen no hay concesiones de nada para nadie. 

Para dar seguimiento legal a su caso, la familia de Carolina contrató a un abogado particular, a quien ha tenido que pagar $1800 por sus servicios. Ese abogado solicitó, a la Delegación del Puerto de La Libertad, la bitácora del 9 de abril, cuando Carolina se presentó a raíz de la publicación en Facebook, con la esperanza de que esta fuera una prueba fehaciente de su inocencia; sin embargo, la información fue denegada.

En la audiencia inicial, Carolina fue acusada del delito de agrupaciones ilícitas y también fue enviada a prisión preventiva por seis meses, que está cumpliendo en el Centro Penal de Ilopango, mejor conocido como Cárcel de Mujeres.

Desde la decisión judicial, los familiares han visitado la fachada del penal, casi todos los días, con la esperanza de que el caso de Carolina sea reconsiderado y recupere su libertad. Pero mientras eso no ocurre, también llegan para dejarle paquetes de higiene personal y alimentación. Esos viajes, como es lógico, generan muchos gastos imprevistos a la familia y por eso han decidido no seguir pagando abogado particular. Por ahora, solo piden justicia y que las denuncias con información falsa no alcancen a ningún otro miembro de la familia.

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