
Escritor, comunicador social y teólogo por afición, lo cual le ocupó gran parte de su vida en tareas pastorales y de aconsejamiento. Diplomado en Teología y con estudios de Comunicaciones ha desarrollado una amplia tarea en el campo del entrenamiento para profesionales en el vasto campo de las comunicaciones. Es miembro de varias asociaciones profesionales. Vive en Chicago cerca de 4 hijos adultos de los que aprende todos los días cómo ser una mejor persona. guillermo.serrano@ideasyvoces.com
No faltará el lector que se preguntará si he perdido la fe, al afirmar que ya no basta con rezar. Pero no se trata de ganar o perder fe. De lo que hablamos aquí, es de la postura cómoda y simplista de quedarse solo con un aspecto de lo que estimula la fe, como puede ser el ejercicio mental y espiritual de rezar hasta el agotamiento.
Por Guillermo Serrano*
Para algunos creyentes religiosos, el título de esta columna será una especie de herejía. Porque da la impresión que los rezos y oraciones son la única o preferente solución a los grandes y serios problemas que enfrentamos como individuos y sociedad.
¿Que hay corrupción en empresas, gobiernos e individuos? Entonces, hagamos una cadena de oración para ver si eso se corrige. ¿Que hay crímenes de todo tipo y algunos horribles? Vamos a una vigilia y hasta ayunos -donde la oración y rezos agotarán a los participantes- esperando la intervención de Alguien Todopoderoso que logrará enrielar todo lo que se ha salido del camino. ¿Que hay tráfico y consumo de drogas? La solución de algunos es arrodillarse y clamar por soluciones que nunca llegan.
¿Será por tanto rezo y oración sin respuesta efectiva que muchos rechazan y hasta despotrican contra todas las religiones que llaman opios de los pueblos y a los creyentes un grupo de hipócritas?
Hace unos 50 años, se hizo una película que llevaba el título de esta columna: “Ya no basta con rezar”. También al doblar el filme al inglés le pusieron “Where heaven meets the earth” (Donde el cielo se junta con la tierra), que en mi opinión no le hace justicia, porque esta es una buena película social de principios de los 70.
Nos muestra la vida de un hombre de Valparaíso, y cómo sus creencias religiosas están en conflicto con su entorno. Finalmente descubre que el catolicismo no siempre está en oposición con los problemas sociales. Como es habitual en las películas de Aldo Francia, hay algunas escenas documentales que nos muestran los problemas de pobreza en su querido Valparaíso. Creo que la última escena (donde el protagonista ve la represión policial a una reunión social y de repente coge una piedra y se la tira a la policía) fue rodada en una manifestación real. Las interpretaciones son muy naturales y buenas, y Francia interpretó a algunos personajes típicos del puerto (como "Cristo'e palo" y "Gitano" Rodríguez). El aspecto documental y la cinematografía son muy buenos en relación con la película.
No faltará el lector que se preguntará si he perdido la fe, al afirmar que ya no basta con rezar. Pero no se trata de ganar o perder fe. De lo que hablamos aquí, es de la postura cómoda y simplista de quedarse solo con un aspecto de lo que estimula la fe, como puede ser el ejercicio mental y espiritual de rezar hasta el agotamiento.
Existen otras áreas donde la religiones -todas ellas- estimulan, si no incitan, a la acción práctica, como lo es el amor al prójimo, la solidaridad, la diaconía, la donación de dinero, y hasta el donar sangre a la cruz roja, ¿acaso Uno que es mayor no dio la suya por nosotros?
Pero me temo que muchos centros de religión solo se quedan en sus rezos, inciensos y oraciones que deben volar a alguna parte, aunque no estoy seguro si el destino de ellas es a aquel que dijo que la mayor muestra de amor era que alguien diera su vida por un amigo…
Escritor, comunicador social y teólogo por afición, lo cual le ocupó gran parte de su vida en tareas pastorales y de aconsejamiento. Diplomado en Teología y con estudios de Comunicaciones ha desarrollado una amplia tarea en el campo del entrenamiento para profesionales en el vasto campo de las comunicaciones. Es miembro de varias asociaciones profesionales. Vive en Chicago cerca de 4 hijos adultos de los que aprende todos los días cómo ser una mejor persona. guillermo.serrano@ideasyvoces.com